¿Es el entrenamiento en hipoxia un aliado para el deportista?
Lo primero a tener en cuenta es que entrenar a partir de los 1000 m sobre el nivel del mar (m.s.n.m) provoca algunas alteraciones fisiológicas que pueden afectar al rendimiento. Cuando entrenamos superando los 2000 y hasta los 5500 m.s.n.m, estas alteraciones ocurren tanto en reposo como durante el entrenamiento, siendo más acentuadas en esta última. Entrenar a una altitud superior a los 5500 m.s.n.m puede ser nocivo para la salud del deportista. (M. Parajón, 2020).
En condiciones de altitud, la exposición a la hipoxia influye en todos los sistemas funcionales del cuerpo, que efectúan una respuesta aguda (3 primeros días) y una crónica (a partir del 3er día). La principal respuesta fisiológica para la mejora de la resistencia aeróbica es el aumento de la concentración de hemoglobina, así, al volver al nivel del mar, la capacidad de suministro de O2 será mayor, y, por tanto, también el V02max. Estás adaptaciones serán menos visibles en deportistas de elite. En algunos atletas de resistencia, la capacidad de los músculos para recibir y consumir O2 es superior a la capacidad del sistema cardiovascular para transportarlo (Wagner, 2000), por ello, un aumento de glóbulos rojos y hemoglobina puede afectar positivamente al rendimiento.
Sin embargo, una mala planificación de la intensidad y el volumen puede conllevar efectos negativos. Cuando se entrena bajo condiciones de hipoxia hay que tener en cuenta que la FC y la ventilación va a ser mayor para una misma carga a nivel del mar. Esto puede afectar al ritmo de entrenamiento y disminuir los estímulos mecánicos y musculares, afectando también a la percepción del esfuerzo y enmascarando el beneficio del aumento de glóbulos rojos (Rusko, 1996; Bailey y Davies, 1997; Hahn y Gore, 2001). Entrenar a ritmos más lentos en altura hace que el sistema neuromuscular no sea requerido a la suficiente intensidad que lo hace cuando la velocidad aumenta, lo que puede provocar que no se consigan algunas adaptaciones que influyen en el aumento de rendimiento.
Visto desde otra perspectiva, se puede obtener el mismo estímulo sobre el sistema cardiorrespiratorio con un volumen menor, pues la intensidad se obtiene recorriendo menos distancia. Esto disminuye el número de impactos y microtraumatismos, alejando así al deportista de la posibilidad de lesión. Según Satow en 1993, 40 km al nivel del mar equivalen a 30km a 2000 m.s.n.m y a 20 km a 4000 m.s.n.m.
En la revisión de Noakes et al. en 2001, se demostró que, tras un entrenamiento en hipoxia, el cambio en el VO2máx superaba el cambio en el rendimiento físico, lo que indica que hay más factores determinantes del rendimiento que también debemos tener en cuenta. ¿Debe aún así predominar la mejora del VO2máx? ¿Estamos “entrenando” el SNC adecuadamente?
Debido a estas cuestiones surgen nuevos métodos de entrenamiento. Los principales son Live High Train High (HiHi), Live Low Train High (LoHi) y Live High Train Low (HiLo). ¿Cuál aporta más beneficios?
Levine BD and Stray-Gundersen J. en 1997 ya compararon los efectos de dichos métodos, dividiendo a los deportistas en tres grupos: High-Low: vivían en altitud moderada (2500m) y entrenaban a baja altitud (1250m). High-High: vivían y entrenaban en altitud moderada (2500m). Low-Low: vivían y entrenaba a nivel del mar (150m).
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Las conclusiones que obtuvieron fueron que el método HiHi provoca efectos positivos en el rendimiento de deportes de resistencia, pero entre 2-4 días después, se pierden las adaptaciones. El método HiLo es el que provoca mejoras más significativas en el rendimiento, ya que permite conseguir las adaptaciones propias de vivir en altitud y mantener la intensidad gracias al entrenamiento a nivel del mar. Se debe remarcar que la duración óptima sería de 4 semanas y la altura entre 2200m-2500m, para la mejora de la eritropoyesis. Hoy en día la tecnología ha permitido la incorporación del entrenamiento en hipoxia intermitente. Ejemplos de ello son las cámaras hipobáricas o normobáricas, las tiendas de nitrógeno, etc.
¿Cuándo debemos volver al nivel del mar para competir? Esta pregunta es la gran incógnita, y va a ser muy dependiente del deportista. Se pueden encontrar distintas recomendaciones en función de la disciplina deportiva o la propia experiencia de los expertos, pues la ciencia todavía no ha logrado determinar que es lo correcto desde el punto de vista fisiológico. Las dos grandes estrategias son:
1. Competir inmediatamente tras el descenso (en 48h) para beneficiarse de los efectos fisiológicos inducidos por la altitud, que decaen rápidamente (Grafica 1).
2. Tras 2-3 semanas post-descenso (también conocido como tapering).
Por tanto, ¿Debe incluirse el entrenamiento en hipoxia dentro de la planificación del deportista de resistencia? ¿Debería incorporarse a otras disciplinas deportivas? ¿Hay alguna forma de mantener estas adaptaciones fisiológicas al volver al nivel del mar? El paso para seguir aprendiendo es seguir preguntando