No es fácil ser alguien que apoya la prohibición del cannabis en estos días.

No es fácil ser alguien que apoya la prohibición del cannabis en estos días. Si usted es una de esas personas, estuvo en su apogeo hace treinta años, los días de D.A.R.E. y "Sólo di no". Pero ese ya no es el caso y parece que este cambio cultural está haciendo que algunos que todavía apoyan la noción de prohibición se desesperen un poco.

Como he dicho algunas veces en Cannabis News, esto no es sorprendente ni particularmente preocupante. No se puede culpar a los prohibicionistas; por una medida objetiva, han tenido un devastador último 6 años, tanto política como culturalmente. Cada día más personas vienen a ver la idea de mantener ilegal el cannabis, ya que está obsoleto y es perjudicial para la sociedad. Más personas están viendo que les han mentido a toda su vida, gracias al arduo trabajo de los activistas y el evento sísmico que es el auge de Internet.

Entonces, cuando alguien como el reverendo Gregory Seal Livingston de la Iglesia Bautista New Hope en Illinois dice que se opone a la legalización de la marihuana recreativa porque llevará a las compañías de marihuana a "proxenetismo" de los negros y los hispanos, yo digo que no se sorprenda y no se preocupe demasiado mucho al respecto

La teoría dice que las compañías de marihuana apuntarán a las minorías, especialmente en las ciudades del interior, porque a pesar de que ese grupo demográfico tiene menos ingresos disponibles que los que viven en los suburbios, los negros y los hispanos son más crédulos y susceptibles a la publicidad deslumbrante, tanto. que destruirán sus propios intereses en un esfuerzo total para alimentar sus adicciones. Si ese no era el quid de la discusión, me disculpo, ya que ciertamente se presenta de esa manera.

En la superficie, esto puede parecer algo que la comunidad de la reforma de la ley del cannabis debería refutar largamente, y cualquiera puede hacerlo sin duda alguna; después de todo, es un objetivo bastante fácil de demoler. Pero diría que las personas como el Reverendo Livingston se están volviendo más obsoletas a medida que pasa el tiempo, y lo único que realmente las mantiene relevantes es la atención que les brindamos.

Para ser justos, hay algunos que están de acuerdo con el Reverendo, pero ¿vale la pena el tiempo y el esfuerzo que llevaría cambiar las mentes de esas personas?

Piénselo: ¿cuántas personas en el interior de las ciudades realmente creen que los dispensarios y las tiendas minoristas que traen empleos a donde viven son algo malo? ¿Quién está clamando por menos empleos en su área?