No es mi problema, no me contrataron para hacer eso
Si esta idea ronda por tu cabeza: No es mi problema, no me contrataron para hacer eso. Te advierto que ese límite que estas colocando, se esta colando también en tu desarrollo profesional.
En un mundo tan dinámico, las personas poco adaptables, que no son capaces de dar un pasito más allá de sus funciones, serán cada vez menos solicitadas o reemplazadas directamente por máquinas.
Los que reinarán serán los profesionales que se adaptan, que logran ver el bosque completo y no solo los árboles. Quien deja que las cosas vayan mal, porque “no es su problema”, está siendo un aporte negativo a su equipo porque está jugando únicamente para sí mismo y no está luchando para que el equipo completo triunfe.
Recuerdo que hace unos años fui a una mina, estaba esperando en un comedor en medio del árido paisaje a que me fueran a buscar. Llegó casi terminando su jornada quien me trasladaría. Me pidió disculpas por el retraso y me dijo que había tenido un largo día. Podía ver el tremendo cansancio en su cara, no obstante lo que vi a continuación me habló de su calidad de profesional y ser humano.
Al entrar al lugar, se percató de que la puerta no estaba cerrando bien. Claramente no era su función ni su problema. No obstante, lo primero que hizo luego de saludarme, fue ir con gran energía a buscar una silla, subirse y hacer todo lo posible por reparar la puerta rápidamente. Dio unos golpecitos en los lugares correctos con gran habilidad y la puerta quedó funcionando perfectamente.
Luego se bajó con el mismo cansancio que había llegado y seguimos nuestro camino. Me quedó clarísimo por qué él estaba trabajando ahí y la tremenda diferencia que hay entre una organización donde la gente hace todo lo posible por “impulsar el bien común” y una que no. En un mundo paralelo: la puerta sigue mala o hubo que gastar 10X en repararla.
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Ahora hagamos el ejercicio de extrapolar esto al mundo. Imaginemos que toda la gente esta dispuesta a hacer pequeños sacrificios por arreglar “lo que no es su problema”. La persona que recogió la cáscara de plátano y la botó al basurero. La persona que puso un parche para tapar un hoyo en la vereda, etc. Sería una fiesta si esa mentalidad se propagase sin fronteras.
Llevemos esto nuevamente al plano laboral, imaginemos dos personas trabajando en atención al cliente. Una que hace exclusivamente su trabajo y aunque el mundo caiga a pedazos a su alrededor, no moverá un dedo para apoyar porque “ese no es su trabajo”. En paralelo, otra persona en funciones similares, apoya en lo que haga falta. No hay filas, ambas personas estan relativamente tranquilas en carga.
Llega una abuelita que tiene un problema X. La persona A le dice “eso lo debe ver en servicio técnico, diríjase al segundo piso”. La persona B le dice, “deme un minuto, yo le ayudo”. Llama al segundo piso y pide que un técnico baje para evitar que la persona suba la escalera y además le pregunta qué tal le ha parecido el servicio. La abuelita le comenta que hace un mes ocurrió tal y tal. La persona B toma notas, las hace llegar a soporte y esto se convierte en una mejora al sistema.
Ambos profesionales cumplieron con el protocolo. La persona A hizo el mínimo esfuerzo. La persona B, fue un paso más allá y además recolectó información valiosa (sin que nadie se lo pidiera).
Si observas con atención verás que encuentras ambos tipos de personas en todas partes ¿Cuál de las dos personas te gustaría ser? ¿Cuál de las dos personas te gustaría que te atienda?
La complejidad de la vida y de un trabajo difícilmente es capturada por las cuatro esquinas de un contrato. Con esto no quiero decir que debas permitir que te pasen por encima o que tengas que dedicar la mayoría de tu tiempo a cosas no relacionadas con tu función. Solo quiero decir, que si puedes dar ese pasito extra, lo des sin esperar nada a cambio. Que de eso estan hechos no solo los buenos profesionales, sino que en realidad las buenas personas y el mundo lo pide a gritos ¡Más personas así por favor!
Psicólogo clínico / Psicólogo organizacional / Emprendedor / Consultor en desarrollo organizacional
3 añosA veces el problema es precisamente que la persona hace exactamente lo que se le pide, por ejemplo, en una descripción de funciones, cuando sabemos que la realidad es más compleja que lo que puede caber en un documento como ese. Como en el ejemplo, la persona A tal vez no sea despedida ni mucho menos por esa acción o "inacción", pero si luego de un tiempo se busca un supervisor de esa área u otra oportunidad, la persona B tendrá más chances de acceder a ese puesto, debido a que sus acciones agregan más valor a la función que realiza.
Consultor en Gestión y Políticas Públicas
3 añosCreo que hay muchos puntos débiles en tu blog, como pasar de 1 caso específico al general (falacia de evidencia incompleta), o comparar conductas socialmente deseables (como cuidado del medio ambiente) al plano laboral (donde existe una normativa establecida que regula la interacción empleador-empleado, no hay tanta "libertad" de decisión). Otro punto es que las condiciones laborales influyen las conductas: bien distinto es hacer más por motivación y reconocimiento (enfoque colaborativo) a actuar por miedo a que me despidan (enfoque competitivo). Encuentro peligroso esto último, pues solo precariza el trabajo, dando pie a trabajos donde las personas deben "subsidiar" una labor de la organización. En el ejemplo de la atención a la abuelita, el problema no es que la persona no quiera atenderla, sino que el servicio no está diseñado para que todos los problemas se resuelvan en el mismo piso.