¿Es normal sentirse culpable al llegar al burnout?

¡Hola! Hoy quiero hablarles sobre un tema que, aunque es más común de lo que pensamos, muchas veces evitamos mencionar: el burnout y esa sensación de culpa que nos invade cuando sentimos que no podemos más.

Vivimos en un mundo donde la productividad es la reina y parece que solo vale quien más aguanta, quien puede con todo. Pero, ¿de verdad es así?

El burnout no es simplemente estar cansado. Es una mezcla de agotamiento físico, mental y emocional que nos deja sin energías, sin ganas y, a veces, sin esperanza. Nos esforzamos tanto por cumplir con nuestras metas, por no defraudar a los demás y a nosotros mismos, que ignoramos las señales de alerta que nos da nuestro cuerpo y nuestra mente. Esas señales que nos dicen que necesitamos parar, descansar y recargar energías.

Y aquí entra la culpa. Esa voz interna que nos dice que no somos lo suficientemente fuertes, que otros pueden y nosotros no. Nos comparamos constantemente y nos castigamos por no ser capaces de mantener el ritmo. Pero déjame decirte algo: no eres menos por necesitar un respiro. No eres débil por reconocer tus límites. Al contrario, es un acto de valentía y autoconocimiento.

Reflexiona sobre esto: cuidar de ti mismo no es un lujo, es una necesidad. Aprender a escuchar tu cuerpo, a poner límites y a decir no cuando sea necesario, es fundamental para tu bienestar. No te sientas culpable por priorizarte, por buscar tu equilibrio. Al final, solo cuando estamos bien con nosotros mismos, podemos dar lo mejor de nosotros a los demás y a nuestros proyectos.

En el trabajo (consultoría estratégica, muy exigente) estoy siguiendo a varias personas a través de un proceso similar, cada una de ellas en diferentes etapas. Siempre comienza por una agotamiento total y la sensación de no poder más, pero de querer intentando seguir un poco más. Eventualmente, se alcanza el límite y no se puede. Y entonces aparece la sensación de decepción con uno mismo y el sentimiento de que vas a dejar tirados a tu equipo.

Pero una vez que se toma la decisión de parar, lo que se siente es muchísima paz. Te das cuenta de que el mundo no se va a caer sin ti y de que vas a tener tiempo para recuperarte. Una vez recuperados, la gente vuelve a la empresa, y a diferencia al que podamos creer de antemano, no tiene ninguna consecuencia en nuestra carrera ya que es algo totalmente normal. Nuestra valía se mide por lo que conseguimos, no por el tiempo que aguantamos en respirar.

Y tú, ¿te cuidas para no llegar al burnout?

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