Es nuestra vida, de nadie más.
Recientemente encontré la siguiente publicación en una red social que provocó una reflexión al respecto:
“Los sentimientos que más duelen, las emociones que más pican son las que son absurdas: el anhelo de cosas imposibles, precisamente porque son imposibles; la nostalgia por lo que nunca fue; el deseo de lo que pudo haber sido; el arrepentimiento por no ser otra persona; la insatisfacción con la existencia del mundo.
Todos estos medios tonos de la consciencia del alma crean en nosotros un paisaje doloroso, un eterno ocaso de lo que somos. La sensación que llegamos a tener de nosotros mismos es la de un campo desierto al atardecer, triste de juncos junto a un río sin barcas, sus aguas relucientes ennegreciéndose entre amplias orillas.”
Fernando Pessoa.
Libro: El libro del desasosiego
Aquí mi reflexión:
Durante casi 8 años ya, hemos venido insistiendo en el proceso de innovación corporativa consciente que atraviesa por 4 pasos (y que posteriormente integramos a nuestro modelo del Iceberg para la transformación digital):
1. Consciencia
2. Elección
3. Acción
4. Evolución
Debo decir primero que es necesario dejar de ser tan cobardes al seguir culpando a nuestro pasado de lo que sucede en nuestro presente, para justificarnos del por qué no alcanzaremos el futuro que soñamos. Dejémonos de tonterías.
Es cierto, TODO SER HUMANO FUE VIOLENTADO EN SU INFANCIA DE ALGUNA MANERA, por eso los psicólogos nos dicen que tenemos que regresar a ella para abrazarla; ese momento marcó la frontera entre la inocencia y el despertar de la consciencia y la transición a la adolescencia en ocasiones genera miedos y muchas dudas.
Pero cuando la consciencia finalmente te permite entender que los hábitos son patrones que puedes detener si así lo decides (quiero ser cuidadoso con esto porque en el caso de las dependencias de sustancias químicas es un tema de enfermedad más que de consciencia), es el carácter el que te lleva a la madurez, que por cierto no es inmediata pero sí evolutiva, hasta alcanzar la conversión unitiva. Entonces, si reconoces un hábito, en ese momento se convierte en tu elección y de nadie más.
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Vayamos por el principio.
Plenitud, un camino consciente hacia la Verdad: Integración del Pragmatismo, las Emociones y los Hábitos.
La búsqueda de la verdad y del autoconocimiento es una travesía compleja que requiere una exploración profunda de nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestras acciones. A través de las enseñanzas del pragmatismo de William James, la comprensión de nuestras emociones como fuerzas motrices y la reflexión sobre nuestros hábitos como elecciones conscientes, podemos construir un marco sólido para vivir una vida más plena y significativa.
1. Pragmatismo: La utilidad de las creencias
William James, uno de los principales exponentes del pragmatismo, nos invita a replantear nuestra relación con la verdad. Su anécdota sobre un gato escondido detrás de un árbol sostiene que la existencia de un objeto, aun cuando no pueda ser visto, tiene relevancia únicamente si influye en nuestras vidas. Para James, la verdad debe medirse por las consecuencias prácticas que tiene en nuestra experiencia cotidiana. En este sentido, nuestras creencias no son meros conceptos abstractos, sino herramientas que deben funcionar en la vida real. Preguntarnos sobre la utilidad de nuestras creencias nos ofrece una oportunidad para alinear nuestra visión del mundo con nuestra realidad diaria y asegurarnos de que nuestras decisiones estén fundamentadas en ideas que fomenten nuestro bienestar.
2. Emociones como motor de nuestras decisiones
A la luz del pragmatismo de James, es importante reconocer que nuestras emociones son la verdadera fuerza detrás de nuestras decisiones. A menudo, nos encontramos atrapados en la trampa de tratar de cambiar nuestros pensamientos sin entender las emociones que los generan. La idea de “Avidya” o falsa visualización, destacada por pensadores contemporáneos, nos alerta sobre cómo nuestras percepciones pueden distorsionar nuestra realidad emocional. Al aprender a identificar y deshacer estas visualizaciones erróneas, podemos acceder a una transformación significativa. Nuestras emociones, cuando se entienden correctamente, se convierten en guías que nos conducen a decisiones más auténticas y alineadas con nuestros deseos reales.
3. Romper Hábitos y Elección Consciente
Finalmente, la reflexión sobre nuestros hábitos nos lleva a la comprensión de que, una vez que los identificamos, ¡dejan de serlo!, ya no son simples comportamientos automáticos; se convierten en elecciones conscientes. La clave del cambio radica en reconocer que los hábitos solo persisten si los consideramos así. Este reconocimiento abre la puerta a una poderosa oportunidad de elección. En lugar de permitir que las tendencias y patrones nos controlen, podemos optar por nuevas acciones que reflejen nuestras verdaderas intenciones y deseos.
Así, cuando somos conscientes de nuestros hábitos, nuestras emociones y las creencias que los alimentan, nos damos la oportunidad de reescribir nuestra historia y diseñar una vida más plena.
"Otro generador de vejez es el hábito: el mortífero proceso de hacer lo mismo de la misma manera a la misma hora día tras día, primero por negligencia, luego por inclinación, y al final por inercia o cobardía".
Edith Wharton
En resumen.
La integración del pragmatismo de William James, la comprensión de nuestras emociones como impulsores de nuestras decisiones y el reconocimiento de hábitos como elecciones conscientes conforman un enfoque holístico hacia nuestra existencia. Representan el camino hacia la verdad que, no solo nos permite ser más conscientes de lo que creemos, sino que también nos invita a reflexionar sobre cómo esas creencias impactan nuestras vidas. Al elegir de manera intencional nuestras verdades, emociones y hábitos, encontramos el poder de transformar nuestra realidad y vivir con autenticidad. En cada momento, tenemos la oportunidad de elegir el cambio y abrazar una vida con propósito, para alcanzar no solo la felicidad, sino la plenitud.
Business Analytics & Data Science Expert.
3 meses¡Qué interesante!