Es tiempo de decir adiós al PIB como indicador de crecimiento.
Después de la pandemia del coronavirus, más de 500 millones de personas en el mundo serán empujadas a la pobreza. Las economías de los países se han desplomado, el PIB (Producto Interno Bruto) que es el indicador de crecimiento económico que se usa actualmente para medir las economías, está en números negativos en todo el mundo.
Sin embargo, el tema de las personas arrastradas a la pobreza no es tema nuevo y que se deba exclusivamente por la pandemia que nos azota. Que el PIB esté en números negativos tampoco es un factor para empobrecer a la población, es más, aunque el indicador esté en números positivos (+8%, +9% de crecimiento anual), no ayuda a disminuir la brecha de desigualdad que cada día se hace más grande en todas las naciones. Entonces, si nada hace que la pobreza disminuya, ¿qué sucede?
El PIB mide los ingresos totales de un país, y en “ingresos”, está la clave, no puede un indicador que solamente mide los “ingresos” ser el motor de “todo un país” para el tema de crecimiento en materia socioeconómica. La palabra “crecimiento” depende de muchos factores, no solo el económico, y en un mundo que evoluciona a pasos agigantados en materia tecnológica, social y de salud no se puede seguir usando un indicador que tiene más de 80 años de haber sido inventado y que antepone la cantidad por la calidad.
Veamos porqué:
- El tema de los “ingresos” e “inversiones” siempre han pertenecido a unos cuantos, y en un país como México, donde existen más de 62 millones de pobres (y contando), decir que se crecerá social y económicamente como país solamente si hay un crecimiento del PIB, es no ver la realidad de que esas utilidades y excedentes llegarán solamente al 1% más rico que tienen más de ocho veces la cantidad de riqueza que los 62 millones de personas en situación de pobreza por ingresos. Y no es como que las empresas distribuyan de forma equitativa sus utilidades, eso jamás pasará.
- Al no haber una redistribución equitativa de las utilidades de las empresas, las personas comunes y pobres siempre tendrán el mismo nivel de ingresos, y estos sólo cambiarán si están mejor preparadas para poder “emprender” y obtener un puesto de trabajo más alto. Caso que depende del nivel de infraestructura social que tenga el país, pero en México, eso es un tema que lleva 60 años de rezago.
- El PIB no mide el nivel de desarrollo de un país, así como tampoco la calidad o el nivel de su sistema educativo o de salud. Tampoco la calidad de vida en general es medible por el PIB, aunque los países con un PIB por habitante más elevado pueden permitirse unos mejores servicios de sanidad o educación, así como mejores infraestructuras y servicios en general, pero depende mucho de cómo los gobiernos hagan su plan de gobierno, razón para cambiar el modelo de medición.
Entonces si el PIB es obsoleto y ya no es un indicador “exacto” para medir el crecimiento de un país ¿Que necesitamos? Al parecer el presidente Andrés Manuel López Obrador y Nueva Zelanda tienen la respuesta: un nuevo indicador socioeconómico que permita invertir los recursos no solo en materia económica, si no en materia social, tecnológica, de salud y de una forma más equitativa.
Índice de Desarrollo Humano 2.0 (IDH) como alternativa al PIB.
El Índice de desarrollo humano (IDH) es un indicador nacido de la mano del “Programa de Naciones Unidas” para el Desarrollo (PNUD) que mide el nivel de desarrollo de cada país atendiendo a variables como la esperanza de vida, la educación o el ingreso per cápita. Este índice fue creado por el premio nobel de economía Amartya Sen, procedente de India y el economista paquistaní Mahbub ul Haq. Cuando ambos estudiaban en Cambridge en la primera mitad de los años 50, tuvieron una conversación reveladora. Los profesores les enseñaban que, si una nación podía incrementar su PIB, entonces todo iría bien, pero ellos que venían de países extremadamente pobres sabían que eso no era así de ningún modo.
Sin embargo, la versión 1.0 tampoco mide la realidad actual de nuestra sociedad, al ser un concepto de hace 30 años, ha dejado fuera temas claves como el medio ambiente, las tecnologías de información, y las redes sociales como indicadores de desarrollo económico y social. Según el estudio "Un nuevo indicador para medir el desarrollo: el Índice de Desarrollo Socioeconómico (IDSE) de Juan Pérez Ventura" algunas variables que se deben incluir en cualquier nuevo indicador de “desarrollo socioeconómico” debería de contemplar al menos los siguientes criterios:
- Coste de la vida: basado en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), un indicador tradicional en el que se valoran los precios de un conjunto de productos que los consumidores adquieren de manera regular (lo que se conoce como cesta familiar), y la variación con respecto del precio de cada uno, respecto de una muestra anterior.
- Estado del bienestar: medido a través de la tasa de suicidios, una variable que a nuestro entender indica de alguna manera el bienestar en el que vive una población, puesto que en una sociedad donde haya muchos suicidios algo está fallando.
- Felicidad y Sostenibilidad: en estos dos conceptos se ha de basar la medición de la nueva idea de desarrollo, desligada de concepciones economicistas. La felicidad y la sostenibilidad encuentran su cuantificación en el interesante ‘Happy Planet Index’, un índice alternativo que mide el bienestar humano y ambiental. El Índice Planeta Feliz lo elabora desde el año 2006 la New Economics Foundation (NEF), y se basa en la percepción subjetiva de la felicidad y en la huella ecológica.
- Usuarios de redes sociales: junto a la medición del bienestar y del cuidado ambiental, es necesario añadir al análisis del desarrollo social un factor que ha sido determinante en los últimos años y que ha cambiado la forma de relacionarse entre las personas: el uso de las redes sociales. Con más de 1.700 millones de usuarios de redes sociales (fuente: eMarketer, 2013), el uso de las social networks es una de las características principales de la sociedad del S.XXI. En cuanto a su distribución geográfica, nos encontramos con que este fenómeno nacido en Occidente está teniendo mucho más éxito en los países de la conocida Periferia.
- Exportación de productos de alta tecnología: para actualizar nuestro indicador y ajustarlo a la realidad del S.XXI, se considerará un factor muy interesante y que, en nuestra opinión, da mucha información del grado de desarrollo de un territorio: la exportación de productos de alta tecnología. Este tipo de productos son altamente intensivos en investigación y desarrollo, como son los productos de las industrias aeroespacial, informática, farmacéutica, de instrumentos científicos y de maquinaria eléctrica.
Seguir hablando del PIB como el único indicador de crecimiento socioeconómico de un país, es un error. En un mundo que avanza a pasos agigantados tenemos que evolucionar por economías más inclusivas y mediciones acordes a nuestros tiempos. Dejemos de hablar del crecimiento del PIB como la única vía de desarrollo para México, la discusión se debe centrar por primera vez en cómo podemos reducir la brecha de desigualdad que cada día crece más, con indicadores acordes a nuestras realidades y sobre todo, exigir a los gobiernos mejores formas de inversión de los recursos.
Nuevos tiempos se acercan, y si no cambiamos la conversación todo será igual... De nuevo...