Ese intangible imprescindible. Opiniones personales 33

Que dice la RAE que el respeto es el sentimiento que se tiene hacia alguien o algo y que hace que se les trate con atención y cuidado.

Y es que más allá de la educación, la urbanidad, incluso la ley, es el respeto el que hace abrir la puerta y ceder el paso a la persona con la que vamos, el que hace que esperemos a que nuestro interlocutor termine su exposición, aunque sea una brasa, es el que evita que una discusión termine a garrotazos como el duelo de Goya (el pintor no el de las trufas de Vitoria) o el que debería evitar que algunos diálogos al más alto nivel parezcan un sainete o un desvencijado teatrillo de guiñol itinerante.

Es el respeto el que hace que asumamos la sentencia, la sanción, la reprobación colectiva o la colleja si se ha hecho algo que objetivamente lo contraviene.

Que es el respeto a uno mismo y a los demás es el que hace que demos valor al trabajo, el que nos apura si el reloj marca la hora cuando aún vamos de camino, el que estructura las sociedades, el que mantiene los equilibrios, asegura la convivencia y una igualdad efectiva y solo el respeto, permite reconocer al otro por su sabiduría, su edad, procedencia o ascendencia, respeto al otro por su mera existencia.

Pero esa deliciosa, idílica y musical receta solo funciona si es mutuo, si es de ida y vuelta, si es recíproco y de verdad y todo sería tan delicioso, idílico y musical, si así fuera. Pregúntese ahora cómo sabe, como suena o directamente cómo huele este asunto últimamente.

Y es que últimamente, estamos a todas horas pidiendo respeto, a todo, a tantos quienes y tantas cosas…mal asunto si hay que pedirlo o recordarlo, ¿Será que estaremos perdiendo el respeto?, ¿Que nos estamos perdiendo el respeto? o simplemente que no alcanzamos a respetar todo lo que nos dicen otros que hay que respetar sin que esos otros se den por aludidos y se apliquen el cuento.

Todo esto, más que nada porque si así fuera, chavales, chavalas, que nos pille cenados y confesados porque se hará la noche de golpe, nos caerá la del pulpo y no habrá tregua para los buenos, refugio para malos y paz ni de merienda.

No habrá fuerza uniformada o intervención divina que alcance a reequilibrar lo que en realidad reside en cada uno y en consecuencia cada uno aporta de forma tan imperceptible como imprescindible. ¡Que nos iremos al carajo, vaya!

Así pues, hagamos memoria de lo que vimos en casa y reforcemos ese sentimiento del que habla la Rae, ese respeto natural que nos debemos todas las personas y entre todas las personas, sin meternos en disquisiciones ni más fangales de los debidos, porque empezaremos a hacer difícil lo más sencillo.

Con todo respeto, buen domingo