¿Qué tan importante es el respeto?
El respeto es aquel valor humano que utilizamos para guardar consideración hacia los demás por alguna cualidad remarcable en ellos. Funciona como un reconocimiento hacia otra persona por ser acreedora de alguna condición humana importante.
A contrario sensu, la ausencia de respeto en una determinada situación tiende a ser considerada una ofensa.
Cada uno de nosotros como observadores del mundo que somos, puede determinar a subjetividad propia, si la situación es respetuosa, neutral u ofensiva. Entonces, lo que para una persona será respetuoso, para otra podrá ser irrelevante, y para otra podrá tener ausencia de respeto. Y así, vamos por la vida nadando en un mar de subjetividad intentando entendernos unos a otros.
Y es importante diferenciar la situación de respeto o de falta del mismo, de la persona que origina esa situación. El que una persona haya actuado, según nuestro criterio, con mucho o poco respeto, no la define como respetosa o irrespetuosa.
Sólo se puede calificar de esta manera, a la situación específica que ha sido materia de nuestro juicio de respeto.
¿Cómo funciona el respeto?
Podemos hablar de 2 tipos de respeto, según hacia dónde se enfoque: Respeto interior y respeto exterior.
- El respeto interior o propio, es aquella valoración que hacemos a nuestros intereses personales. Siendo que somos la persona más importante de la vida de cada uno, debemos proteger nuestros intereses, deseos y convicciones. Debemos ser fiel a nosotros, a lo que queremos y a lo que creemos. De lo contrario, habría ausencia de respeto propia.
Por más que tengamos personas muy importantes en nuestra vida, somos el núcleo de la misma. En caso que alguna de nuestras personas importantes faltasen, nuestra vida a pesar de ello, continuaría. En caso nosotros llegásemos a faltar, todo el universo que gira a nuestro alrededor desaparecería. Por ello somos el núcleo que crea y mantiene en funcionamiento nuestro universo. Somos lo más importantes dentro de él. Somos lo más importante de nuestra vida.
Para que una persona se respete a si mismo, debe cuidar lo que quiere hacer con su vida, ser congruente entre lo que quiere y las acciones que toma al respecto. Nuestras acciones nos pueden estar acercando o alejando de aquello que queremos. Todo lo que hacemos en la vida, nos lleva a algún sitio, hay que estar atentos para ver hacia donde nos están llevando nuestras acciones.
Siempre que no se haga daño a nadie, toda persona debe respetar sus intereses, necesidades y funcionalidad de lo que quiere. Para ello se debe empezar, descubriendo que es lo que quiere para su vida. Está bien vivir para los demás, es muy loable, pero ello no debe descuidarnos del interés primordial de vida, que es vivir para lograr lo que queremos para nosotros mismos. Es decir, debemos respetar nuestra referencia interna.
La referencia interna es lo que el corazón nos dice que queremos hacer. Si esta referencia interna concuerda con la referencia externa, hay equilibrio en el respeto interior. Pero cuando la referencia interna se contradice con la referencia externa, se crea el conflicto.
La referencia externa, es lo que mandan los cánones o costumbre social.
Si hay conflicto, debemos evaluar qué valoramos más, si nuestra referencia interna, aquello que queremos para nosotros, o nuestra referencia externa, aquello que el colectivo quiere para nosotros.
Una persona que protege y busca su referencia interna, es una persona que se respeta a si misma.
Una persona que sobrepone su referencia externa por sobre la interna, no se está respetando.
- El respeto exterior o social, es el respeto tal cual lo entendemos. Hay un viejo aforismo que dice que nuestros derechos terminan donde comienzan los derechos de los demás.
Para que tengamos respeto exterior debemos valorar y reconocer los derechos de los demás, su individualidad, su imagen, su honor, sus intereses, sus ideas, opiniones, forma de pensar y sentir, sus necesidades, su espacio y todo aquello que sea importante para ellos.
Con ello aportaremos a la sociedad conducta altruista, humanizada, colaborativa, cooperativa y con amor al prójimo. Y con este tipo de conducta, influiremos en los demás, creando de a pocos un efecto bola de nieve.
Al desarrollar los 2 tipos de respeto, seremos bien para nosotros mismos y haremos bien a la sociedad. Tendremos equilibrio y paz interna y generaremos una adecuada convivencia.
Y tal vez así, dejemos de vivir nadando en un mar de subjetividad y empecemos a ordenar objetivamente nuestro comportamiento social.