¿ESTÁS DISPUESTO A TOCAR SU MANTO?
¿ESTÁS DISPUESTO A TOCAR SU MANTO?
Pastor, Jorge L. Cintrón Calzada
Mensaje para ser predicado en el Pabellón de Oración de la Primera Iglesia Bautista de Cayey, Puerto Rico el 18 de agosto de 2024, 10:15am
Texto Bíblico: Mateo 9:20,21
“Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva.”
Los tres (3) evangelios sinópticos –Mateo, Marcos, Lucas– presentan esta historia:
Mientras Jesús iba para casa de Jairo; principal dirigente de la sinagoga en Capernaum, porque la hija de este había muerto; una mujer que desde hacía doce años estaba enferma, con derrames de sangre, se le acercó por detrás y le tocó el borde de la capa. Porque pensaba: «Tan sólo con que llegue a tocar su capa, quedaré sana.»
Mateo presenta esta historia sin muchos detalles.
La acción de esta mujer de tocar el borde de la capa de Jesús es señalada por la mayoría de las personas como un acto de fe. Es interesante que varios exegetas señalen que ella tenía una fe inadecuada porque era algo supersticiosa ya que descansaba en tocar el borde de la capa como si fuera algo así como un amuleto. No importa el análisis que ellos hagan lo que el relato señala es que Jesús ante ese acto de esta mujer dijo: “Ten ánimo, hija, tu fe te ha salvado.” (Mateo 9:22) Las personas buscan una fe perfecta, una fe lógica; mas para Jesucristo solamente lo importante es que haya fe. La mujer de flujo de sangre tocó el manto de Jesús y eso era expresión suficiente de su fe.
Al descender Jesús del Monte de la Transfiguración encontró a un padre que había traído su hijo endemoniado para que los discípulos pudieran librarlo de ese azote. Estos no pudieron hacer nada. El hombre, al ver a Jesús, le explicó la situación y le dijo: “si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos.” (Marcos 9:22) Jesús le respondió: “Si puedes creer para el que cree todo le es posible” (Marcos 9:23) El hombre le respondió: “Creo, ayuda, mi incredulidad” (Marcos 9:24)
Lo importante es estar dispuesto a tocar su manto. ¿Estás dispuesto a hacerlo?
Esta mujer que tocó el borde de la capa de Jesús era una mujer inmunda. Las leyes ceremoniales judías la habían declarado inmunda a causa de su enfermedad. Durante doce (12) años ella no había podido participar de las prácticas religiosas judías. Todo los que ella tocare; fuese un objeto, un animal o una persona se convertía en inmundo. Mas ella decidió tocar el borde de la capa de Jesús.
Esta mujer estaba marcada espiritual y socialmente; mas ella decidió tocar el borde de la capa de Jesús.
Esta mujer esta arruinada económicamente porque había gastado todo lo que tenía en los médicos; mas ella decidió tocar el borde de la capa de Jesús.
Prácticamente estaba desahuciada en términos de salud; mas ella decidió tocar el borde de la capa de Jesús.
Ella decidió confiar en Jesús y tocar el borde de su capa.
Hay un escrito titulado Yo confío en Dios que dice así:
Aunque mi cuerpo desfallezca y las fuerzas me falten, yo confío en Dios.
Aunque mis amigos me desamparen y me dejen a mi propia suerte, yo confío en Dios.
Aunque ruja la tempestad y el cielo esté oscuro, yo confío en Dios.
Aunque las fieras ondas de la vida amenacen y el peligro me rodee, yo confío en Dios.
Aunque la miseria me abata y tenga hambre en este mundo, yo confío en Dios.
Aunque mi esperanza se esfume y mis ilusiones se tronchen, yo confío en Dios.
Aunque mis planes fracasen y se trunquen todos mis propósitos, yo confío en Dios.
Aunque el enemigo arrecie y embista nuevamente contra mí, yo confío en Dios.
Aunque el pecado aparezca victorioso ante los ojos de los hombres, yo confío en Dios.
Aunque los impíos se enseñoreen y los santos sean menospreciados, yo confío en Dios.
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Aunque el escarnio me humille y se lancen vituperios contra mí, yo confío en Dios.
Aunque los malos prosperen y los justos estén empobrecidos, yo confío en Dios.
Aunque la muerte me cerque y vea ya próximo el fin de mi vida, yo confío en Dios.
Quien confía en Dios está dispuesto a tocar el borde de la capa de Jesús.
Marcos señala que esta mujer estuvo dispuesta a tocar el borde de la capa de Jesús porque había oído de Él. La Escritura señala que “la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios” (Romanos 10:17) La fe de una persona va a ser tan grande como sea el Dios que ha conocido. Esa fe es la que le va a llevar a tocar el borde de la capa de Jesús
La Biblia presenta muchos versos hermosos sobre la fe
“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.” (1 Juan 5:4)
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” (Hebreos 11:6)
“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” (Romanos 1:17)
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.” (Efesios 2:8)
La palabra fe en el Nuevo Testamento se utiliza desde diferentes perspectivas
Fe salvadora; revelación de la obra salvadora a una persona:
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efesios 2:8)
La fe como confianza; aceptar las promesas de Dios:
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20)
La fe milagrosa. Es esa fe incidental que reclama la intervención divina:
“Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.” Marcos 9:23,24
La fe es presentada como una de las manifestaciones del Fruto del Espíritu. Desde esa perspectiva es esa seguridad del creyente de que Dios obrará (Gálatas 5:22,23)
La fe también es presentada como uno de los dones del Espíritu. Es esa capacidad espiritual que permite al creyente ver que Dios obrará en situaciones específicas. (1 Corintios 12:7-11)
También es utilizada desde la perspectiva de doctrina; esto es el conjunto de enseñanzas de la iglesia (Hechos 14:22, 6:7, 2:42)
La fe que lleva a una persona a tocar el borde de la capa de Jesús tiene tres (3) elementos básicos. Primeramente, conoce. Esto es sabe. Tiene información. Segundo, convicción. Aceptar que lo que se ha conocido es correcto. Y tercero, confianza. Esta dispuesta a descansar en el obrar de Dios.
Hay una historia sobre tiempos bastantes antiguos. Tiempos en los cuales se utilizaban carretas tiradas por caballos como medios de transporte y para llevar cargas. Señala esta historia que una vez iba por un camino, bajo un sol ardoroso, un pobre hombre que llevaba una carga muy pesada sobre sus hombros. Pasó por el camino un hombre con una carreta, y movido a compasión, ofreció llevar al pobre hombre. Al cabo de un rato, el hombre que guiaba la carreta se volvió para la parte trasera y vio que el hombre que había subido a la carreta seguía con su pesada carga sobre sus hombros
-Pero, porque continúa con esa pesada carga sobre sus hombros y no la coloca en el piso de la carreta.
-Me basta con que me haya permitido subir a la carreta. Yo continuaré llevando la carga sobre mis hombros. Así no seré una carga mayor para el caballo.
-El que conducía la carreta se echó a reír y le dijo: ¿pero no ve usted que para el caballo es igual si lleva la carga sobre sus hombros o si la pone en el piso. No sea tonto eche esa carga al piso y descanse.
Esta historia podría provocar una sonrisa en uno, pero así hay muchas personas que quieren continuar llevando sus propias cargas cuando Dios quiere no solamente llevarlos a ellos sino también a sus cargas
Quien está dispuesto a tocar el manto de Jesús sabe que no solamente está dispuesto a salvarlo, sino que está dispuesto a llevar todas sus cargas.