El Estado de Bienestar. ¿Un gasto innecesario?
Debido a la pandemia que vivimos en este año 2020, estamos pasando por una serie de circunstancias en las que los pilares del Estado de Bienestar están soportando una presión de gran calado en todos sus ámbitos; son los que principalmente, nos cuidan, nos curan, nos protegen o enseñan a que sumemos.
La educación, la protección social y la sanidad son los tres elementos esenciales de vida en los seres humanos (aparte, del medioambiental).
Desde los centros educativos en la primera etapa de educación infantil hasta la universidad, nos vamos formando, conociendo elementos esenciales en nuestra vida cotidiana o la que será esa profesión que se elige o te elige. Con un Sistema Educativo protegido, bien equipado por unos recursos humanos que permitan el aprendizaje de conocimientos, habilidades y actitudes, como también, consensuado como ocurre en países de nuestro entorno; tendríamos la posibilidad de un crecimiento y de mejoras en la población, donde evitaríamos la diferenciación, separación o procesos de aprendizajes distintos. Algo, que imposibilita el valor universal de este recurso del Estado de Bienestar.
Un Sistema Educativo Público, debe velar por el cumplimiento y el deber de que todo niño o niña tenga la posibilidad de acceder a un centro educativo en igualdad de condiciones, comprometiéndose en la formación integral del individuo (educación formal y no formal) y en las que en determinadas zonas urbanas o rurales se pueda obtener un acceso garantizado a la educación.
Gracias al trabajo e intervención que se lleva a cabo en los centros de servicios sociales comunitarios en Ayuntamientos, entidades del tercer sector, ong´s y por los profesionales que componen los equipos de trabajo multidisciplinar (educadoras/es sociales, trabajadoras/es sociales psicólogas/os, abogadas/os), se promueve la protección individual o colectiva en materia de políticas sociales y de desarrollo comunitario que son las que posibilitan el cambio social.
Este ámbito del Estado de Bienestar es el más controvertido.
Desde un primer momento, todo ciudadano tiene derecho a ser asistido y se deben atender sus necesidades básicas que hace posible vivir dignamente. Son recursos que van desde prestaciones sociales, comedores, protección de menores, cooperación y protección internacional, recursos residenciales para personas mayores, servicios de atención directa a menores, en materia de juventud o de género, recursos de ocio y tiempo libre, acceso a la cultura y de participación ciudadana.
Son los recursos que promueven la inserción social del individuo en la dinámica social.
Es un ámbito dentro del Estado de Bienestar al que todo ciudadano puede acudir en algún momento de sus vidas. Se promueve la idea desde diversos grupos de población, de ser un generador de vagos o de personas que viven de la famosa “paguita” de servicios sociales. Pero gracias a estos recursos de intervención educativa, social o de inserción laboral, se generan personas que sean útiles para la sociedad y no sufran exclusión.
Al mismo tiempo, se defienden y se protegen a determinados grupos de población vulnerables en los que España se encuentra adscrita (protección a la infancia, protección y cooperación internacional o protección de mujeres víctimas de violencia de género o trata).
Las políticas sociales son más que ayudas o paguitas; es ofrecer oportunidades donde es más complicado. El Estado es el que debe velar por el cumplimiento de todas estas prestaciones, incluyendo las entidades a las que se le ha cedido la puesta en marcha de esos servicios de atención universal al ciudadano.
Los recursos sanitarios son los que nos dan la bienvenida al mundo y son los que nos protegen de enfermedades, heridas o problemas físicos a lo largo de nuestra vida, incluso, nos ayudan a que nuestra marcha sea tranquila y serena.
En los últimos meses, desde el inicio de la Pandemia provocada por el Covid19 los profesionales sanitarios han estado ahí cuidándonos y protegiéndonos dada las circunstancias actuales. Los aplausos se apagaron, pero a través de estas líneas hay que reconocer las vidas que han salvado o las vidas que se han dejado entre ellos en la lucha contra este virus.
Nuestro Sistema Sanitario Público cuenta con una plantilla de profesionales únicos, al igual, que nuestra prestación sanitaria que sigue siendo universal y pública, pero con unas costuras débiles.
El Estado de Bienestar debe ser protegido y defendido por parte de todos los ciudadanos, no debe considerarse como un gasto inútil; o acaso, ¿enseñar, sanar, cuidar o salvar una vida es un gasto innecesario?.
La respuesta es no. Generamos protección social, aprendizajes y se salvan vidas; ¿cuesta dinero?, sí. Pero cuando a una persona le enseñas a pescar, estamos haciendo posible la creación de empleo, riquezas, y lo más importante, el cambio social. De esos se trata.