ESTAS HACIENDO LO CORRECTO

ESTAS HACIENDO LO CORRECTO 

(Matot / Masei) 

Si un hombre hace un voto a HASHEM o hace un juramento de prohibirse a sí mismo, no profanará su palabra; conforme a lo que salió de su boca, hará. (Bamidbar 30:3)

Moshé escribió sus salidas a sus viajes por mandato de HASHEM, y estos fueron sus viajes a sus salidas. (Bamidbar 33:2)

En honor a la parashá Matos, que se centra en el poder de la palabra hablada, y en el espíritu de la parashá Masei, que da cuenta de los viajes del pueblo judío por el desierto a lo largo de 40 años, me gustaría compartir un relato personal de un intercambio verbal breve pero poderoso que tuvo lugar hace no exactamente 40 años.

Probablemente fue mi primera aparición pública en un evento familiar más grande desde que comencé a aprender en Yeshiva. Recuerdo que era el 4 de julio y hacía mucho calor. La gente llegaba para la hora del cóctel antes de la boda y en todos los rincones se desarrollaban las típicas conversaciones entremezcladas y burbujeantes. Muchos invitados y miembros de la familia no se habían visto desde la última boda o funeral y en diferentes lugares en una variedad de habitaciones había un murmullo social amistoso.

Nunca podré olvidar el recibimiento que recibí. Fue consistente y abierto. No hubo ningún intento de sutileza. Allí estaba yo con un Yarmulka negro plantado firmemente en mi cabeza. Tenía una barba corta y negra, y Tzitzis se asomaban por debajo de la chaqueta de mi traje. Cualquiera que sea el pequeño grupo al que me acerqué, las personas que estaban allí, a quienes he conocido toda mi vida, espontáneamente, detuvieron su conversación, se miraron entre sí con una mirada muy amplia y luego, mientras lanzaban una breve mirada en mi dirección, aparentemente en cue, se dispersó dejándome parado allí solo, como si tuviera alguna enfermedad transmisible obvia y grave.

No sucedió una o dos veces. Ocurrió en todas partes, y como era de esperar. No le había dicho nada a nadie. Ni siquiera "hola". Decidí que estaba bien conmigo. En los negocios y la psicología tienes que saber quién es el dueño del problema. Si se sintieron ofendidos por mi apariencia, no fue mi problema.

Entonces, mi anciana tía Fanny, sorprendentemente, me hizo señas para que me acercara a ella. Debía de tener unos 80 años. La tía Fanny no era más alta que una mesa de desayuno, y con su peinado de colmena, con una caja alta de Cheerios encima. Llevaba un abrigo de pieles, recuerdo, aunque hacía 90 grados en la habitación. Felizmente me acerqué a ella. Alguien realmente quiere hablar conmigo.

La tía Fanny era la hermana de mi abuelo. Ella era del grupo mayor de 10 niños que nacieron en Europa y se criaron en Estados Unidos. Tenía recuerdos creíbles del "viejo mundo" que se sabía que compartía.

Recuerdo inclinarme para escuchar lo que tenía que decir. Su voz era débil y áspera y todavía había un indicio de acento europeo. Cuando estuve lo suficientemente cerca me dijo: “¡Todo el mundo piensa que estás loco!”. Recuerdo haber pensado: “Gracias por compartir. ¡Compartir es demostrar interés!" Luego me llamó para que me acercara de nuevo y cometí el error de agacharme aún más. Esta vez gritó con una ferocidad que nunca olvidaré: "¡PERO ESTÁS HACIENDO LO CORRECTO!" ¡Me zumbaban los oídos!

Escuché en esas palabras un rotundo respaldo. ¡Quién va a enterrar a este correctamente! ¿Quién va a poner nombres para los que ya no están? ¡¿Quién va a continuar?! Trágicamente, de esos diez hijos, nacidos de mi Zeidy, quien fue un Shomer Shabat toda su vida, rezando tres veces al día, es difícil encontrar un judío. Luego mi tía Rhoda, hija de tía Fanny, le dijo a mi mamá OBM, que la familia de Label es igual a la de Zeidy; cinco niños y cinco niñas, bli ayin hora. Sin duda, se debe en parte a las palabras honestas y alentadoras de la tía Fanny.

Cada vez que tengo la oportunidad de contar mi historia personal, siempre incluyo esta pequeña viñeta de la tía Fanny. Conocí a un joven rabino en un avión, años atrás, volviendo de Israel. Traía estudiantes de su campus a Ohr Somayach en Monsey, donde les contaba mi historia. Me dijo que no sabes cuántos estudiantes caminan por el campus y se dicen constantemente: "¡Estás haciendo lo correcto!"

Rav Label Lam