Fútbol: lúdico y popular, o comercial y lucrativo
¿Razones o pasiones?. ¡Fútbol!. ¿Por qué la CONMEBOL (Confederación Sudamericana de Fútbol) insiste de manera abnegada para que la Copa América, finalmente, tenga lugar en Brasil a partir del domingo venidero?. De todos los criterios que dominan al entendimiento entre los hombres y mujeres sobre la faz de la Tierra parece que uno solo es la más importante y de peso específico que excluye a todos los demás -¡que existen!-: el criterio comercial.
''Es el único certamen que organiza la CONMEBOL que nos genera ganancias. Con ese dinero podemos financiar los otros torneos continentales'', se sinceró su presidente Alejandro Domínguez. En efecto, el negocio fue concedido a la empresa nipona DENTSU (una de las redes de agencias de publicidad más importantes del mundo) garantizándole -mientras el torneo exista, claro- a la CONMEBOL cerca de 150 millones de dólares por cada edición. Es altamente probable, también, que los derechos de televisación ya estén vendidos puesto que este tipo de contratos se celebran con años de antelación y la pandemia no formó parte de las clausulas de rescisión -¿cómo saberlo?-.
Ahora bien, el fútbol nació hace casi doscientos años como una celebración del carácter ludico y popular que promovió el entendimiento entre hombres de una patria -Inglaterra, corazón del Imperio Británico- que expandía sus valores a lo largo y lo ancho del orbe planetario. Valores en colisión, ciertamente. En pleno siglo XXI la otra faceta, la comercial y lucrativa ha diluido y difuminado a la otra, la lúdica y popular. Asombra vislumbrar cómo los dioses del vil metal han vaciado de contenido a uno de los deportes más maravillosos de la historia -¡pura beatitud corporal!-: la pugna de otras épocas entre ambos criterios arrojó un vencedor absoluto y, con ello, ha muerto el alma del fútbol. Resulta irónico que tenga lugar en Brasil, nación sudamericana que ha hecho del fútbol una forma de vivir y sentir la existencia.
¿Habrá boicot de los jugadores?. ¿Podrán dar vuelta la historia ellos, en solitario?. Más allá de que es su trabajo, fueron formados por el otro dios, el juego, el espíritu lúdico al que siempre le rezan plegarias en los indeseables momentos de duda o incertidumbre ... El negocio del futbol mundial profesional ya no es un trabajo decente, se ha transformado en una maquinaria para enriquecer a algunos hombres que usurparon clubes, otrora sociales, para vivir 'de ellos' a la vera de una corrupción nauseabunda y denostable. ¿Está todo perdido?. No. Es urgente abogar por cambiar el paradigma y volver a formar dirigentes, no empresarios; gestionar instituciones, no corporaciones. Quizás sea posible, pero necesitamos a los hombres justos designados por una Providencia que parece haber dictado sentencia definitiva.