¿Feliz día del maestro?

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Imagen: Pixabay.com (ijmaki)

Por Giovanna Chávez Mendoza

Hoy en Perú se celebra el día del maestro. Esto no tendría nada de especial, si no fuera porque 2020 es el año de la COVID19.

Hoy pienso especialmente en mis amigas maestras, aquellas con las que estudié la carrera y aquellas con las que trabajé alguna vez. Más de veinte años después, ellas siguen al pie del cañón, con veinte, treinta o cuarenta estudiantes a su cargo.

Tal vez deba empezar diciendo que esta pandemia no la esperaba nadie. Ninguna persona (con trabajo o sin él, con hijos o sin ellos, sea en el país que fuera) estaba preparada para afrontar esta situación. Las cifras desbordadas de contagios, la pérdida de vidas, la escasez de productos y los problemas económicos, entre otros, dan cuenta de ello.

En el caso de Perú, la pandemia coincidió con el inicio del año escolar. Esto quiere decir que todo el trabajo de planificación que ellas se encontraban haciendo, no se podía aplicar tal como estaba pensado, había que reajustarlo todo.

Perú fue uno de los primeros países en Latinoamérica en aplicar medidas como la cuarentena y el toque de queda. Mis amigas, casi de un día para otro, ya no podían acceder a sus escuelas, a sus aulas, a sus materiales. El Ministerio de Educación tomó medidas de emergencia para adaptarse a la nueva situación y dar lineamientos extraordinarios a las escuelas. Esto no es fácil en un país donde conviven realidades urbanas y rurales tan diversas y dispares distribuidas en la costa, la sierra y la selva del país.

Las cartas estaban echadas, había que empezar el nuevo año escolar y la única manera de hacerlo era a través de la educación a distancia. Es importante resaltar que para trabajar en formación virtual, se ha de estudiar una especialización específica. Uno no sale de la carrera con la especialidad en educación online y hay muchas cosas que funcionan de manera muy diferente a la formación presencial. No se trata solo del dominio de herramientas tecnológicas sino de cómo optimizar su aplicación pedagógica.

Me las imagino pensando en cómo adaptar todo lo que ya tenían preparado. Algunas ya conocían a su alumnado de años anteriores, otras no. Para la nueva planificación deberían tener claro qué herramientas utilizarían. ¿Cómo podían plantearse esto los maestros y maestras que nunca antes habían tenido contacto con una plataforma online?  

Se empezó a hablar de hacer videoconferencias, que si Skype, que si Zoom, en fin, mil recursos que para muchos y muchas, eran desconocidos. Y esto nos llevaba a nuevos inconvenientes: ¿Todo el alumnado tenía acceso a Internet?, ¿Tenían un ordenador en casa para conectarse? ¿Había un adulto en casa que les pudiera dar soporte y seguimiento (en lo técnico y en lo pedagógico)?

Los directores recibían indicaciones que no siempre sabían implementar. Transmitían dichas indicaciones, no sin estrés, a su plana docente. Y a su vez, había que informar a los padres y madres de familia de todas estas novedades.

Y es aquí que estas maestras empezaron a encontrarse en medio de dos fuegos. De un lado, las exigencias de la Dirección (con mínimo margen de tiempo) de papeleo a entregar y de cómo registrar y evidenciar el trabajo que se hacía con cada estudiante. De otro lado, padres y madres de familia molestos, preocupados por la propia situación familiar y que sentían que las escuelas estaban descargando la responsabilidad de las clases en ellos. Muchos hasta plantearon pagar menor mensualidad ya que los profesores “estaban trabajando menos”.

¿Fue esto realmente así? Mis amigas, en medio de ese estrés, empezaron a “buscarse la vida”, a familiarizarse con las herramientas tecnológicas que podían utilizar, a planificar a contrarreloj, a entregar documentación, a contactar con cada familia para ver en qué situación estaba cada una para poder afrontar esta nueva modalidad de clases, atender quejas, etc. En nuestro grupo de WhatsApp leía sus agobios y preocupaciones cada día.

Pero también compartían otras cosas. Se animaban las unas a las otras, empezaban a compartir los materiales y tutoriales que encontraban, enlaces para asistir a jornadas y talleres que les ayudaran a afrontar los nuevos retos, etc. Mi galería está llena de sellitos virtuales y caritas felices que dan fe de ello.

El alumnado sin ordenadores o acceso a Internet, solo disponía del teléfono móvil de papá o mamá. Así que muchas indicaciones, aclaraciones, explicaciones y materiales se transmitían no vía Skype, sino vía WhatsApp o teléfono. Para que luego digan que no tenemos docentes creativos…

En fin, que he sido testigo de toda su solidaridad, su esfuerzo y horas invertidas para que sus alumnos y alumnas tuvieran lo mejor a pesar de todo.  

Muchos no sabemos lo que esto ha representado para ellas, en sus vidas, sus tiempos y sus relaciones familiares. Algunas de mis amigas son madres. Sus hijos/as también empezaban el año escolar y recibían las indicaciones y tareas propuestas por sus respectivos docentes. Esto significaba que debían, en el mismo horario, atender a decenas de  alumnos/as  y apoyar a sus propios hijos/as en casa. Esto sin contar lo que sucedía en los hogares de maestros/as con más de un hijo/a y  con un solo ordenador o ninguno.

Muchas personas podrán decir que todo ello hace parte de su trabajo. Para mí son súper profes. Porque tienen buen corazón. Porque sé que trabajan mucho más que antes buscando la mejor manera de que sus niños/as aprendan y que no pierdan el año escolar. Porque muchas incluso los llaman por teléfono para confirmar que hayan entendido las clases y que reciben acompañamiento adecuado en casa. Porque reciben mensajes con dudas y consultas hasta altas horas de la noche. Porque muchas veces siendo maestras, no pueden atender a sus propios hijos/as. Porque asumen cada mes, los gastos del teléfono y de Internet que necesitan para que todo esto funcione. Y no contentas con esto, cada semana asisten a seminarios virtuales para seguir formándose y hacer su trabajo mejor cada día.

Por si alguien olvida darles las gracias por todo ello, GRACIAS Y FELIZ DÍA.

Milagros Consuelo Alferez Meza

Licenciada en Educación Primaria Segunda especialidad en Problemas de Lenguaje y Aprendizaje Educador de familia certificado en Disciplina Positiva Miembro de Positive Discipline Association

4 años

Querida Giovanna, que grato leerte. Has hecho un "pequeño resumen" de nuestra labor de maestras en estos días de cuarentena... mil gracias por recordarnos, definitivamente nos hemos reinventado, pero hay algo importante que hemos reafirmado... nuestra identidad  y esos lazos de amistad de darnos la mano y animarnos a seguir adelante por nuestros niños. Feliz día del Maestro 😊

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