Fermentación Creativa
Un par de veces a la semana fermento mi avena. Es una costumbre que adquirí hace poco tiempo. (Que tan rico es el tiempo?). Pasa por varios motivos, en donde creo que puedo tratar al alimento que entrara en mi cuerpo y se convertirá en una pequeña parte de algún órgano que esta trabajando dentro mío. (¿La avena se fusiona con mi cerebro?). Para poder hacer este proceso tengo la mejor vasija fermentadora del universo. Algunos tienen su iPad para manejar sus tareas con trello, pero en este caso no me sirve el iPad (¿No seria increíble un iPad que fermente?). Por eso uso mi preciada vasija que esta dentro de los elementos mas importantes que tengo. (¿Podemos encerrar vida en la oscuridad y la humedad y que eso forme un Rumpelstiltskin?).
¿Les conté como esta hecha la vasija?. Cerámica circular, tapas que aprisionan desde las alturas e impiden que las moléculas de oxigeno ingresen sin tarjetas de presentación. En su interior la más pura oscuridad donde solo hay avena, agua, chorrito de limón y dos finas piedras que sirven para ayudar a la gravedad a hacer su trabajo. Pura hecatombe universal de bacterias, en donde los bordes de la vasija terminan cubiertos por una tapa y a su alrededor una canaleta de agua que tiene más fines misteriosos y ademas es donde se encuentra “el”.
Siempre tuve una duda existencial relacionada con la uña de mi gato Juan. Al dia de hoy sostengo que algunos átomos de la uña de su pata trasera derecha, eran inmunes al tiempo. Ya sé que suena raro, pero les prometo que algo de eso había. De alguna manera esa parte del reloj biológico se había quedado sin pilas. Por consecuencia “el” tiempo no pasaba.
En la fermentación el tiempo es una parte de la ecuación bastante importante. Es algo así como un + o un = . Todo es tiempo, “el” esta ahi para decirnos, apúrate que se te enfría el café con leche (“Resistite a pedir un latte, pedí un café con leche con espuma”). Y dentro de nuestro universo redondo de cerámica lo que intentamos hacer, es encerrar el tiempo por un tiempo para que al tiempo nos dé algo diferente. La fermentación en ultima instancia busca transformar los alimentos.
El queso constituye una debilidad existencial. No al nivel de la literatura, pero si a un nivel importante donde F4 no cierra las ventanas. El aroma que tiene ese quesoyo que tiene buenos aires, esas partículas danzantes que vuelan por la cocina y se estrellan contra mi nariz. Constituyen algo mágico que podría estar en las cavas de Terramar. Cuando encerramos tiempo debo decirles que este no se queda tranquilo y dormido esperando que le abran la vasija. No obstante y como todos mis experimentos indican, puedo decirles que el tiempo bajo encierro trabaja de una manera puntual y descomponodera, no tanto a lo beetlejuice sino mas bien a lo zen y prolijo, aunque cuando el tiempo entra en confianza puede darse el primer caso.
¿Dónde estaba? Me perdí. Pasaron 24 horas desde el final del ultimo párrafo y si bien hubo una fermentación mental de ideas, me perdí. Ah! Si! Ya esta!
El limite entre lo podrido y lo rico dependerá del alimento que necesitemos fermentar. ¿Es simple? Si y No. Aunque busquemos un equilibro siempre dependerá no solo del universo de cerámica sino tambien de las condiciones del universo que lo rodea. Pensemos lo siguiente. Nuestra vasija fermentadora estará en algún punto de la tierra. La cual esta en un algún punto de la vía láctea. (¿ Si fermento avena en la Luna o Saturno sera lo mismo que en la tierra?). Sigamos expandiendo y pensemos que la vía láctea esta dentro de alguna otra caja mas grande con paredes de cristal. Y paremos ahi, ya que es muy grande todo y no queremos caernos para atrás en la silla que nos sostiene en este momento. Todo lo que pasa alrededor de la vasija impacta en lo que haya adentro sin importar. El lugar donde dejemos esa prision definiría lo que la avena convicta haga y en como sus compañeros de celda bacterianos influyan.
Si todo esto marcha como debiese y el tiempo cumple con su esencia, al cabo de X tiempo deberíamos poder liberar la avena que esta hermanada con las bacterias y algo tan mágico pero tan ancestral, debiese suceder. Tendríamos un mejor alimento y mas rico. No es que sea fan de la avena, aunque quizas lo sea, pero la realidad es que cuando trabajamos el alimento, al final del proceso podemos obtener algo mejor.
Ahora bien. ¿De que va este escrito? Nosotros, los seres humanos, tenemos la mejor de las vasijas fermentadoras. Nuestra cabeza.
A medida que se va construyendo nuestro cuerpo. En este caso no es de cerámica, pero para nuestros fines es mucho mejor. (¿Que pasaria si fuéramos de cerámica?). Ahi arriba es donde se procesan todas las ideas. Y es importante entender que algunas de ellas no surgen inmediatamente, necesitan su tiempo, su propio proceso de fermentación en donde para poder sacar algo bueno, generalmente hay que sacar algo podrido.
Los ingredientes que metemos adentro de nuestra vasija son varios y no solo se trata de alimentos y agua que son parte fundamental de la vida, sino tambien de las vivencias que elijamos. Al fin, todo son vivencias y luego de su proceso natural, recuerdos. Estos estan ahi y nos ayudan repensar todo lo que nos rodea. Algo que te paso en algún punto de tu vida seguramente esta dentro de tu vasija, y cuando menos lo esperes es el puntapié de una idea, porque de alguna manera todo es una gran cadena y podemos ir fortaleciendo los eslabones o no.
Así que espero que todas tus ideas que estan fermentando dentro tuyo, salgan pronto y sean algo rico.
PD: Fermentar bailando es clave. (Truco de fermentista)
Señor I
Alquimia Educativa