Fortalezas y...¿áreas de oportunidad?
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Fortalezas y...¿áreas de oportunidad?

El eterno rollo de las áreas de oportunidad. Por si alguien tiene dudas, son las debilidades de toda la vida en versión "no-hieras-mi-ego". Un eufemismo tras el que se oculta el concepto de la debilidad. El manido lloriqueo que es el claro reflejo de lo que no se me da bien o no soy bueno ni hábil. Las mismas debilidades con las que convives diariamente. Todos tenemos puntos fuertes y puntos débiles. Y parece que nos empeñamos en darle más importancia a los débiles. Como si se nos vieran las vergüenzas. Cuando realmente, las debilidades son las áreas de menor oportunidad y donde prestar menor atención. Digo menor atención; no nula. A pesar de eso, insistimos en invertir tiempo, esfuerzo y dedicación a convertirlas en otra cosa. ¿Y si invertimos toda esa energía y tiempo, y la focalizamos en mejorar y perfeccionar nuestras fortalezas?; ¿por qué no invertir todo ese tiempo en una estrategia que procure accionar nuestros puntos fuertes en nuestro desempeño diario?. ¡Porque en las fortalezas reside el verdadero potencial!. Las fortalezas son las áreas dónde realmente se puede apalancar el crecimiento personal y profesional. Esas fortalezas son las que te procuran la base para catapultar las oportunidades que se presentan. ¿O es que alguien ha triunfado gracias a sus debilidades?. Voy a romper una lanza (pequeña) en favor de los defensores de las áreas de oportunidad; vamos, de las debilidades. Aquellos que defienden la mejora de las debilidades como elemento fundamental para avanzar. Bien, podríamos aceptar que mejorar aquellas debilidades que condicionan una fortaleza puede llegar a ser necesario. Dedicar esfuerzo en que una debilidad no nos lastre en determinados momentos, sería inteligente. Potenciar el punto débil hasta que su efecto sea nulo en el cómputo total. Al menos, que no nos perjudique.

Imaginaros a un individuo que redacta unos discursos extraordinarios. Con un excelente relato, fluidos, concretos y elaborados. Ideales para un un buen orador. Pero ese es un discurso que nunca podrá hacer porque, al parecer, supongamos que tiene pánico escénico. ¿Consideráis más acertado pulir la sintaxis, enriquecer el vocabulario, trabajar las oraciones subordinadas o por otro lado, tratar de desbloquear el pánico al escenario, al público, estudiar oratoria o cualquier otro aspecto necesario para desarrollar una presentación en público?

¿Apostamos a potenciar las fortalezas o invertimos en mejorar las debilidades? ¿cómo repartirías el esfuerzo y el tiempo en tu caso? ¿qué hará que aparezca tu mejor versión?

Jorge Marí Tallada

Responsable ventas LEDS-C4 en zona Levante

3 años

A mi modo de verlo entiendo que dependerá de las circunstancias del momento, no es posible generalizar....En el ejemplo del individuo que nos relatas yo me inclino por mejorar las debilidades que en este caso concreto parecen tan limitantes, ya que de poco sirve el gran discurso creado (fortaleza) si posteriormente no es posible poderlo pronunciar en público... 😉

Àngels López Remolà

Marketing & Communication B2B |

3 años

Total Xavier Andreu ! Volem ser perfectes i excel.lents en tot…i és realment impossible😆 Prenc nota de la teva reflexió👍

Josep Soteras

Dir.Calidad y Medio Ambiente en LEDS-C4

3 años

Súper enriquidor llegir-te.

Silvia Torner

CEO l Font Design Group

3 años

Totalmente contigo Xavier Andreu ! Y de ahí la importancia del autoconocimiento. Tener bien identificadas esas fortalezas y esas debilidades es más difícil de lo que parece. Damos por hecho que las tenemos claras...y qué perdidos vamos muchas veces.

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