Fronteras Invisibles: El Arte de Poner Límites Saludables

Fronteras Invisibles: El Arte de Poner Límites Saludables

Un límite sano es una frontera emocional y física que una persona establece para proteger su bienestar y su integridad. Es un acto de sana autoestima que ayuda a definir dónde termina tu espacio y tu derecho, así como dónde empieza el de los demás. Los límites no solo se aplican a nuestras interacciones con otras personas, sino también en la relación con uno mismo, es decir, con la forma en que nos hablamos a diario. Porque cómo es adentro es afuera y si tu te maltratas con tu diálogo interno por supuesto que permitirás que otros te maltraten.

A menudo el diálogo interno implica el uso de un lenguaje absoluto con frases como:  "nunca hago nada bien", “siempre cometo errores” o frases categóricas como: “no puedo”, “no soy capaz”, “no sé cómo hacerlo” Y así un montón de etcéteras que socaban el amor propio. No se suele poner límites al diálogo interior y si uno mismo se falta el respeto, será muy difícil lograr el respeto de los demás. Ponerle límites a ese discurso interno tóxico es medular para logar una visión más equilibrada de uno mismo y lograr ponerle límites a los demás. Uno debe aprender a no ser tan categórico y tener una visión más justa de uno mismo.

En las relaciones familiares, establecer límites puede ser especialmente desafiante debido a la cercanía y las expectativas implícitas, sobre todo con los padres y hermanos, no obstante, de no establecerlos o no dejarlos claro, se crean situaciones de desvalorización, falta de reconocimiento y abusos, lo cual a largo plazo termina creando mayores conflictos.

Imaginemos una situación donde un miembro de la familia constantemente solicita favores sin consideración por el tiempo o los recursos del otro. Decir que no a la familia no resulta sencillo y cuando por primera vez que se dice un “no” después de tantos “sí” la otra persona se desconcierta, no lo entiende, viene la súplica insistente, lo cual termina nuevamente en sí forzado con una carga de molestia.

Por tanto, aprender a poner límites implica firmeza con la plena conciencia de que, al ceder, habrá mayores consecuencias a futuro. Por otro lado, pese a mantener un no firme es probable que la otra persona que no lo entienda y termine conflictuada. No obstante, es mejor tener un “no firme” y afrontar un pequeño conflicto, que seguir perpetuando una situación que a largo plazo podría tener mayores consecuencias.

En el ámbito laboral, los límites se pueden tornar complicados de lograr cuando desde el principio no se establecieron claramente, cuando se tiene miedo, cuando se depende solo de ese ingreso y cuando la autoestima no está sana. Horarios de trabajo que no se respetan, tratos a gritos, tratos machistas, sueldos que no corresponden a la carga laboral, dedocracia, entre otras actitudes despreciativas surgen a menudo en algunas empresas. Todo esto muchas veces se deja pasar como si nada y hasta se normaliza, pero soportatlo es perpetuar el statu quo.

Cuando los limites se han establecido, pero se infringen, uno no puede hacerse de la vista gorda, se requiere hablar de aquello y reforzar la necesidad de respeto y bienestar. La clave para manejar la violación de límites es la firmeza, la coherencia y la comunicación clara para que los límites establecidos sean efectivos a largo plazo. Sin embargo, a veces las circunstancias lo pueden tornar mucho más complejo y el precio de hacerlos respetar puede ser muy alto pues implica alejamiento y separación, pero lo vale porque es un acto de amor propio, de autovaloración, de respeto hacia uno mismo y una lección de vida para todos los involucrados.

¿Cuál es la conducta que implica poner limites?

  • Establece un diálogo interior de auto respeto, no te des licencia para pensar en negativo sobre ti, tu capacidad, ni sobre tu futuro. Cambia la forma en que te tratas porque fortalecerá tu autoestima y con amor propio difícilmente permitirás que otros rebasen los limites.
  • Distingue lo que quieres hacer y lo que no quiere hacer. No hagas nada por cumplimiento (cumplo y miento) Que tu sí sea un auténtico sí y tu no sea un auténtico no. La primera honestidad es con uno mismo. Un paso importante en el proceso de aprender a decir si o no con firmeza es conocerse mejor.
  • No consientas la falta de respeto aunque venga de una figura de autoridad. Si ya permitiste faltas de respeto y abusos es tiempo de decir: ¡Hasta aquí! y si dialogando la otra persona no lo entiende, debes irte.
  • Sé firme cuando ya dijiste que no, no cedas ante la insistencia de los otros. Recuerda que por evitar un conflicto del momento estás sembrando conflictos mayores para cosechar en el futuro.
  • No cedas antes los chantajes emocionales, ninguna forma de manipulación para que cambies de parecer porque no saldrás del bucle jamás.


Sin duda poner límites sanos a veces no es tan simple y hacerlos respetar puede asustar en ocasiones cuando nos enfrentamos a personas altamente conflictivas e irracionales. Sin embargo, no saber poner limites tiene un precio muy alto pues fortalece la perpetuación del statu quo que existe en las relaciones de poder y en las estructuras jerárquicas donde prima el abuso de autoridad, la falta de respeto, la desvalorización y una gran variedad de actitudes despreciativas. Sin duda, aprender a poner límites puede ser considerado un arte porque hace falta creatividad frente a gente compleja en situaciones complejas y definitivamente empieza con uno mismo porque como es afuera es adentro.


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“Si es un deber respetar los derechos de los demás, es también un deber mantener los propios” - Herbert Spencer -

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