Género y masculinidades: ¿cercanos o lejanos?

Género y masculinidades: ¿cercanos o lejanos?

El concepto de género tiene un larga y fructífera trayectoria como concepto clave para entender una parte de la realidad social. Ciertamente, un tema no menor es el abordaje interseccional que tiene este concepto con otros conceptos clave para entender lo cultural, como lo generacional, clase y etnicidad. El feminismo ha tenido una incidencia fundamental en el desarrollo de este concepto, y como varón, inserto en la temática desde más de 15 años, he visto también como este concepto tiene muchos elementos sobre el cual no hay consenso, y menos mal que sea así: !que aburrido si todo ya haya sido conceptualizado!

Una de las falencias señaladas largamente es la asociación exclusiva del concepto con las mujeres o lo femenino. Ciertamente la presencia de ellas o de la dimensión femenina es producto de una realidad sociocultural e histórica que justamente enfatiza la necesidad de esa presencia. Y por tanto la ausencia de lo masculino de la esfera de género, tanto en términos académicos como en el sentido común, también obedece a una realidad concreta asociada a género. Los varones tenemos ciertos privilegios y dentro de los cuales no está el auto-cuestionamiento porque estamos en el pedestal e incluso más encima de este.  Las mujeres tuvieron que subir y lograr una meta, mientras que los varones, en términos simbólicos, el ejercicio es bajar y eso es una renuncia, colectiva, a una categoría que difícilmente cambiará. Difícilmente, pero no imposible. Siendo cierto que la esperanza es lo ultimo que se pierde, ¿por donde va entonces el camino? Y mas que responder la idea es plantea ciertos nudos que iluminan un camino probable. 

Creo que más en la indagación del sujeto marginal es más bien un camino a pensar al centro de lo hegemónico que permitirá desentrañar el modo de cambiar el modelo. Difícilmente planteando el margen como locus del sujeto para situarse como distinto al hegemónico, el malo, es justamente ese lugar, situándose, es que permitirá - reconociéndose sin victimización ni lamentos complacientes - comenzar un proceso de transformación.  

Esto, también, es un proceso también bastante masculino, dado que plantea una suerte de acto revolucionario. Pero el tema es que el proceso, el camino es un camino que no termina, es permanente y no tiene un fin determinado. Eso no es sino un deseo colectivizado (significación situada) de una ilusión, por tanto pensar de que manera lineal iremos de un estado negativo a uno positivo de manera relativamente rápida es engañarse y, peor, subsumir a otros en la misma ilusión. Esto no es necesariamente asumir una postura pesimista sino ser relativamente realista, considerando cómo los procesos históricos se han dado.

Las nuevas masculinidades pueden ser un deseo, y legítimo por lo demás, y en el cual uno deposita su fe. Y, de manera paralela, puedo también tener claro que los machos tradicionales y/o masculinistas seguirá existiendo y promoviendo una mirada de la masculino que no comparto. Y no necesariamente es el sujeto que se puede rechazar sino sus actos, justificación y las consecuencias de sus actos en Otrxs. La esencialización de un Otro, malo, diabólico etc., solo externaliza, esconde y exculpa las propias acciones en el contexto situado del vinculo con ese Otro específico. No digo que el Otro es culpable ni libre de polvo y paja per se sino co-constructor de al situación de una negación del poder-ser de una persona. 

Creo que la tarea de los varones es no situarse como un hombre distinto, alternativo o nuevo hombre sino colocarse desde adentro y al centro para pensarse, el resto sería ilusión. Las implicancias de esto ultimo son muy potentes pero interesantes para vivirlas y pensarlas. 

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Otros usuarios han visto

Ver temas