GALICIA PIERDE INDUSTRIA
En Galicia estamos viviendo un proceso de desmantelamiento industrial preocupante, que no parece que, a corto plazo, se vaya a corregir. Las razones del desaguisado son múltiples, y aunque no todas inciden por igual en los diferentes sectores, juntas conforman un cóctel mortal. Por destacar algunas:
1º Población. Quizás la principal sea la pirámide demográfica, presente y futura. En Galicia hace ya unos cuantos años tenemos una de las tasas de natalidad más bajas del mundo y, como resultado faltan jóvenes y la población envejece a una velocidad de vértigo. A esto hay que añadir el fenómeno de la salida masiva de jóvenes, bien preparados, para buscarse un futuro alejados de su tierra. Esta circunstancia hace poca atractiva Galicia a industrias que busquen ecosistemas con consumo joven cercano o que necesiten gente joven preparada.
2º Logística. Podríamos compensar este déficit poniendo en valor nuestra estratégica posición geográfica, como nodo conector del comercio, puente con América. Pero no, perdemos capacidad de actuación, aunque peleemos porque se nos tenga en cuenta en el corredor atlántico. Por poner dos ejemplos fáciles, no busquen contenedores en toda la provincia de A Coruña, porque no los encontrarán, pese a tener infraestructuras portuarias de primera categoría, no existe este tráfico, el principal del mundo. Tampoco esperen el tren del Puerto Exterior coruñés hasta, como mínimo, dentro de cinco años, infraestructura esencial para dotarlo de viabilidad plena. Todo lo que pasa es suficiente para que otros territorios, con infraestructuras portuarias más dinámicas y mejor gestionadas, se lleven las inversiones que podríamos tener aquí. Esto podríamos extenderlo al tráfico aéreo o al ferroviario. El tema de las autopistas y la sangría que supondrá las próximas décadas mejor lo dejamos para otra entrada.
3º Administración. Los trámites administrativos podrían convertirse en un acicate, pero por más ventanillas únicas que prometamos en cada elección, la burocracia es creciente y los informes y permisos para construir industrias son altamente complejos y, no en pocos casos, arbitrarios en cuanto a plazos. Y la seguridad jurídica, sobre todo en cuanto a plazos, en de los más valorado por los planificadores de los inversores industriales.
4º Sectores. Los sectores que presentan fortalezas intrínsecas de base, no están siendo bien gestionados por el regulador. Por ejemplo la madera, los lácteos, la carne, la pesca, las conservas, el vino, toda la industria agroalimentaria en general, carecen de planes estratégicos que les ayuden a consolidar líneas de creación de valor añadido y favorezcan la exportación.
Los nuevos sectores, basados en creación de valor, en campos como la sostenibilidad medioambiental, la transición ecológico o la economía circular, tampoco están encontrando acomodo en Galicia. Pese a tener recursos naturales que podrían favorecer desarrollo alternativos de energías limpias, no avanzamos.
Por último las nuevas ramas vinculadas al conocimiento y revolución tecnológica, como la inteligencia artificial, la robótica o la biotecnología, ni están ni se las espera, pese a contar con universidades que podrían jugar un papel catalizador. Alguien quiere hacer parecer que los drones son la salvación.
Yo lo que percibo es una Xunta alejada de los problemas reales de la economía gallega, dejándose llevar. Haciendo ver que hace, sin hacer. Con un macro liderazgo impropio de la democracia, que impide que sin el líder se haga nada. La gente que le rodea sabe que, con tanta testosterona, mejor no destacar... Si hiciéramos el ejercicio de proyectar magnitudes de Galicia sin Inditex y sin Citroen, pero todo sin la primera, nos echaríamos a llorar.
Y así vamos tirando, languideciendo por el S. XXI, dejando pasar oportunidades para Galicia.