Gestión de Activos: El Pilar para Identificar y Mitigar Riesgos a Tiempo

Gestión de Activos: El Pilar para Identificar y Mitigar Riesgos a Tiempo

La gestión de activos es mucho más que mantener un inventario de lo que tiene una organización. Es una herramienta esencial que permite conocer y proteger lo que importa, y es crucial para identificar amenazas a tiempo. Pero antes de profundizar, empecemos por definir algunos conceptos clave.

¿Qué es la Gestión de Activos?

La gestión de activos es el proceso de identificar, rastrear y proteger los recursos que posee una organización. Estos activos pueden ser tanto tangibles como intangibles. La idea no es solo llevar una lista de lo que se tiene, sino entender cómo cada activo contribuye al negocio, cómo interactúan entre sí y qué tan críticos son para las operaciones diarias.

Tipos de Activos

  1. Activos de Información: Incluyen todos los datos que posee la organización, como documentos, bases de datos, correos electrónicos y registros en papel. La información es uno de los activos más valiosos, ya que su protección es fundamental para la continuidad del negocio y el cumplimiento normativo.
  2. Activos Físicos: Estos son los equipos y dispositivos tangibles, como servidores, computadoras, routers, dispositivos de almacenamiento y oficinas. La seguridad de estos activos es esencial para prevenir el acceso no autorizado o la pérdida de información sensible.
  3. Activos de Software: Comprenden las aplicaciones, sistemas operativos, bases de datos y cualquier software que la organización utilice. La protección de estos activos incluye medidas de seguridad como actualizaciones periódicas, gestión de vulnerabilidades y control de acceso.
  4. Activos Humanos: Se refiere al personal de la organización. Los colaboradores, contratistas y colaboradores son considerados activos, ya que su formación y comportamiento pueden afectar la seguridad de la información. La concienciación y formación en ciberseguridad son clave para reducir riesgos asociados al factor humano.
  5. Activos de Servicios: Incluyen los servicios externos e internos que soportan las operaciones de la organización, como servicios en la nube, proveedores de telecomunicaciones, y sistemas de soporte técnico. Es importante gestionar la seguridad de estos activos, especialmente cuando se depende de terceros para funciones críticas.
  6. Activos Intangibles: Se refiere a la propiedad intelectual, reputación de la empresa, y licencias de software. Aunque no son tangibles, estos activos tienen un gran valor y deben ser protegidos adecuadamente para mantener la integridad y continuidad de la organización.
  7. Activos de Soporte: Estos son recursos auxiliares que, aunque no almacenan información directamente, son esenciales para proteger otros activos. Ejemplos incluyen sistemas de energía ininterrumpida (UPS), sistemas de refrigeración para servidores y redes de comunicaciones.

Tener un control claro de estos activos permite a las empresas priorizar qué proteger y dónde concentrar sus esfuerzos de seguridad.

Otro concepto clave que muchas empresas no tienen claridad son los Procesos Clave o core, son esos procesos esenciales para el negocio, como la producción, la cadena de suministro o la gestión de servicios críticos. Si estos procesos fallan, la organización podría detenerse por completo.

¿Qué es la Gestión de Riesgos?

La gestión de riesgos, por otro lado, es el proceso de identificar, evaluar y mitigar las amenazas que podrían afectar a los activos de la empresa. Se trata de analizar qué tan probable es que ocurra un incidente y cuál sería su impacto, para tomar medidas proactivas que minimicen el daño.

Por ejemplo, si una organización depende de un servidor para manejar transacciones financieras, un riesgo podría ser que el servidor se vea afectado por un ciberataque. La gestión de riesgos implica evaluar esa amenaza, entender las consecuencias potenciales y planificar cómo prevenir o responder a un incidente.

Conociendo lo que Tienes para Protegerlo Mejor

Ahora que hemos definido qué es la gestión de activos y cómo se relaciona con la gestión de riesgos, queda claro que no se trata solo de hacer un inventario. Es un proceso continuo que implica mantener actualizada la información sobre los activos y comprender su valor dentro de la organización. Si no sabes qué tienes ni qué es esencial para tu negocio, no puedes protegerlo adecuadamente.

Mantener un control de los activos y procesos no se trata de hacer un inventario una vez y olvidarlo. A medida que se añaden o eliminan sistemas y cambian las operaciones, es necesario ajustar la gestión para estar siempre al tanto de lo que hay en la red y en la estructura de negocio. Esto ayuda a detectar puntos vulnerables que podrían ser blanco de ataques o fallos operativos.

Identificar Riesgos con Rapidez

Una buena gestión de activos y procesos te permite detectar riesgos antes de que se conviertan en problemas. Saber cuáles son los sistemas más importantes y cómo pueden ser atacados, o qué procesos críticos deben protegerse, te da la ventaja de actuar de forma preventiva. Esto significa que, si surge una nueva amenaza o un fallo potencial en un proceso core, puedes reaccionar rápidamente y minimizar el impacto.

Por ejemplo, si un fallo de seguridad afecta a un software que utilizas, con una gestión precisa puedes saber en minutos qué dispositivos están en peligro y cómo esto podría afectar tus procesos esenciales. Esa capacidad de respuesta puede marcar la diferencia entre un incidente controlado y una crisis operativa.

Más que una Lista: Un Enfoque que Involucra a Todos

La gestión de activos no se limita a los equipos técnicos. Implica a toda la organización. Es importante que todos los colaboradores sepan la relevancia de este control y cómo contribuye a mantener segura y operativa la empresa. También es esencial que los líderes apoyen estas prácticas y las integren en la estrategia general de seguridad.

Además, muchas regulaciones requieren un seguimiento riguroso de los activos y procesos críticos para proteger la información sensible y garantizar la continuidad del negocio. Cumplir con estas exigencias no solo evita sanciones, sino que también refuerza la confianza de clientes y socios.

Riesgo Reputacional: Un Impacto que Puede Ser Irreversible

No hay que subestimar el riesgo reputacional que conlleva una mala gestión de activos. Cuando una vulnerabilidad no se detecta a tiempo y resulta en una brecha de seguridad o en un fallo crítico que afecta las operaciones, la confianza de clientes y socios puede erosionarse rápidamente. La reputación de una empresa es un activo intangible pero extremadamente valioso, y un incidente mal gestionado puede causar daños duraderos, afectando las relaciones comerciales y la percepción pública.

En un mundo donde la confianza es fundamental para el éxito de cualquier negocio, proteger la reputación corporativa debe ser una prioridad. Esto se logra no solo a través de tecnología avanzada, sino también mediante una gestión eficaz de activos y una comunicación transparente en caso de incidentes.


Gracias por leer hasta aquí otro cibersnack :)

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