GESTIONAR LA PARADOJA
En la antigua Grecia, los hombres se sentían esclavos del destino y el capricho de los dioses; hoy en día pecamos de un voluntarismo excesivo: creer que todo depende de nuestra iniciativa.
Cuando omitimos uno de estos dos aspectos de la experiencia -externo o interno-, obtenemos una perspectiva limitada, desde la que es difícil tomar decisiones adecuadas.
Podemos encontrar un camino equilibrado, entre las limitaciones de nuestras circunstancias y el poder de nuestra capacidad, sin caer en el victimismo ni en la soberbia.
La clave está en una eficaz conjunción de situaciones y estrategias.
En palabras de Maquiavelo:
“Es feliz el que concilia su manera de obrar con la índole de las circunstancias, y que del mismo modo es desdichado el que no logra armonizar una cosa con la otra”,
“No existe hombre lo suficientemente dúctil como para adaptarse a todas las circunstancias, ya porque no puede desviarse de aquello a lo que la naturaleza lo inclina, ya porque no puede resignarse a abandonar un camino que siempre le ha sido próspero”.
“Si cambiases de conducta junto con las circunstancias, no cambiaría tu fortuna”