GLP y Biopropano: Combustibles de Transición hacia un Futuro más Limpio

El GLP (Gas Licuado de Petróleo), compuesto principalmente por butano y propano, es un combustible fósil que se utiliza ampliamente en la cocina, calefacción y procesos industriales. Su característica única es que, aunque es gaseoso a temperatura y presión normales, se convierte en líquido bajo presión moderada, lo que facilita su almacenamiento y transporte. Comparado con otros combustibles fósiles, el GLP emite menos dióxido de carbono (CO₂), lo que lo convierte en una opción más limpia para el presente.

Reducción de Emisiones con GLP

El uso de GLP puede reducir significativamente las emisiones de CO₂ en comparación con otros combustibles fósiles. Según estudios, el GLP puede disminuir las emisiones de CO₂ hasta en un 20% en comparación con el carbón y el petróleo. Esta reducción es crucial para mitigar el cambio climático mientras se desarrollan y adoptan tecnologías de energía renovable.

Biopropano: Una Alternativa Renovable

El biopropano, también conocido como bioGLP o rGLP, es químicamente idéntico al propano fósil pero se produce a partir de fuentes renovables como aceites vegetales y residuos orgánicos. Este combustible renovable puede reducir las emisiones de CO₂ hasta en un 80% en comparación con el propano fósil2. Además, el biopropano puede utilizarse en la misma infraestructura que el GLP convencional, lo que facilita su adopción sin necesidad de grandes inversiones en nuevas instalaciones.

Producción de Biopropano

El biopropano se produce principalmente a través de la hidrogenación de aceites vegetales (HVO), donde los aceites vegetales se tratan con hidrógeno para producir diésel renovable o combustible de aviación. Este proceso genera biopropano como co-producto. Además, el biopropano puede producirse mediante la digestión anaeróbica, la gasificación de biomasa lignocelulósica y tecnologías de power-to-x, que utilizan energía renovable.

Contribución del Biopropano a la Descarbonización

El biopropano juega un papel crucial en el camino hacia una economía baja en carbono. Su producción y uso no solo reducen las emisiones de CO₂, sino que también promueven la economía circular al reutilizar residuos orgánicos. En Europa, se espera que el biopropano pueda sustituir hasta el 15% de la demanda de GLP no petroquímico para 20302. Además, su capacidad para integrarse en la infraestructura existente lo convierte en una solución viable y económica para reducir la huella de carbono en el corto plazo.