Gracias.

De a poco vamos perdiendo ciertos hábitos que en nuestra infancia se nos inculcaron. Muchos no dicen "Buen día" al subir al colectivo y marcar tarjeta. Otros no piden "por favor" cuando van a comprar algo al kiosco. Hay un ejército silencioso de palabras que desaparecen en nuestra vida cotidiana.

Y ni hablar de nuestra vida laboral.

Escribir correos electrónicos de una frase, a veces por apuro y otras simplemente porque no consideramos esencial agregarle al mensaje algo que no sea trabajo. Nos despersonaliza el tamaño Arial 12 o los "FYI" que tanto abundan.

El problema es que también lo hacemos cuando nos reunimos en vivo y en directo. Se olvida el "Buen día" o el "por favor" y se va directamente al punto. HOLA NECESITO ESTO al muchacho de Compras. LLAMA A JUAN a la chica de Recepción. Directo, como un mail leído por un software.

Es algo que deberíamos cambiar, de a poco como fuimos cambiando los anteriores hábitos. Llegar y decir buenos días con una sonrisa puede a muchos no ayudarlos con la productividad según quiere el jefe, pero marcamos la diferencia en nuestro círculo cercano. Si se vive hablando de equipos felices, de comunicación clara, de la famosa Asertividad con mayúsculas, ¿debería ser eso un obstáculo para mostrarnos cordiales con nosotros mismos y no solamente con los clientes?

Mañana escribí un correo igual que siempre, pero agregale por favor. O si cumplen con algo que pediste, escribí un Gracias. Y en LinkedIn, si lo usás seguido, agradecé por compartir ese artículo que te pareció interesante, agradecé las validaciones sin usar esa auto-respuesta que le saca todo sentido a justamente dar las gracias. Si alguien busca trabajo, deseale éxitos. Si alguien consiguió trabajo, felicitalo (y que te pase la receta).

Pongamos en pausa la técnica del coaching, del liderazgo, de la productividad aplicada a equipos de alto rendimiento. Digamos "Gracias" y esperemos a ver que sucede.