#GraciasManu
Hoy es un día bisagra para de deporte argentino, y para el básquet mundial. Manu Ginóbili anunció su retiro, y la NBA se privará de seguir viendo jugar a uno de los mejores jugadores de este siglo. Sería redundante hablar de los títulos y logros de este monstruo a lo largo de su muy exitosa carrera, y creo más productivo hablar de las enseñanzas que nos deja a todos los amantes de este deporte.
Para entender lo grande que es Manu, hay que ver lo que piensan los grandes de este deporte de él. Greg Popovich, uno de los mejores entrenadores de la historia, admitió muchas veces que Manu le hizo cambiar la visión que tenía sobre el juego. Le enseñó que había otras maneras de jugar. James Harden, actual MVP de la NBA, admitió que se inspiró en Ginóbili para desarrollar su juego. Kobe Bryant, múltiple campeón de la NBA y uno de los mejores de la historia admitió que admita a Manu por su coraje y su mentalidad ganadora, mientras que reconoció que es uno de los competidores más duros que tuvo que enfrentar. La lista de elogios sigue, es interminable.
En un país futbolero, en el cual todo aquel que tiene éxito es cuestionado y denostado por parte de la sociedad, en el país de la eterna grieta, Manu nos unió a todos. Su grandeza, su humildad, su magia, su talento, su temperamento, su mentalidad ganadora, nos dio un motivo para unirnos. Por fin hay algo en lo que todos estamos de acuerdo. Todos admiramos y respetamos a Ginóbili, el tipo que no solo nos enseñó a jugar y entender el básquet, sino que nos enseñó a ver la vida de otra manera.
Sinceramente no quería que llegue este día. Se me llenan los ojos de lágrimas. Pero no es de tristeza. Es de emoción y alegría por haber sido contemporáneo de quien es, en mi humilde opinión, el deportista más importante de la historia de nuestro país.