Gustavo Adolfo Bécquer y el pueblo de las brujas

Gustavo Adolfo Bécquer y el pueblo de las brujas

Aragón, es una tierra de matices y contrastes, en la que, al igual que en la vecina Castilla, la vida de sus habitantes está supeditada a una dura realidad, donde, no obstante y a pesar de las apariencias, la leyenda, lo mágico y lo sobrenatural forman un atractivo conjunto, que no sólo seduce por su maravilloso encanto, sino que, además, alienta a la imaginación, utilizando como telón de fondo, los más increíbles y pintorescos escenarios. No es casualidad, por tanto, que junto a los maltrechos restos de uno de los castillos más embrujados y con peor fama de España -el de Trasmoz- una escultura sedente del legendario poeta, Gustavo Adolfo Bécquer, invite, a todo intrépido visitante, que, cruzando, supersticiosa y oportunamente los dedos, a acercarse un día a esta solitaria colina batida por el viento, para dejarse envolver por ese halo de arcano misterio, donde aquél, consumido por la fiebre y la tuberculosis, recopiló, de viva voz, lo más granado y podría decirse que terrorífico de sus leyendas.


A tiro de piedra del monte sagrado de Aragón por excelencia y uno de los más importantes de la tradición mágica española, por añadidura, el mítico Moncayo, Trasmoz, no sólo está considerado como uno de esos inalterables pueblos malditos, donde las viejas tradiciones, sitúan la presencia, siempre estremecedora, de esas veneradoras del Diablo, como, desde tiempos medievales, se ha considerado a las brujas, sino que, además y por increíble que parezca, es un pueblo sobre el que todavía y a pesar de la presencia de una antigua ermita románica por debajo de las ruinas de ese castillo, que, según la tradición, fue levantado en una sola noche por el demonio, pesa una antiquísima excomunión, que se remonta a los albores del sigo XII, realizada por los abades del vecino monasterio de Santa María de Veruela. ¿Se imaginan un escenario mejor, donde reencontrarse con el poeta y su obra?. Y es que, como alegaba aquel melancólico príncipe de Dinamarcar, Hamlet, hay más cosas en el cielo y en la tierra, de las que puede soñar nuestra filosofía.


AVISO: Tanto el texto, como las fotografías que lo acompañan, son de mi exclusiva propiedad intelectual y por lo tanto, están sujetos a mis Derechos de Autor.



Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Otros usuarios han visto

Ver temas