Hablemos del futuro de la sanidad
Hoy todos pensamos que la sanidad pública siempre ha existido pero no es así los primeros cimientos en Europa son previos a la Primera Guerra Mundial, en Alemania en 1883 con el Canciller Bismark, Hungría (1891), Suecia (1981), Dinamarca (1892) y Bélgica (1984).
En España en 1906, tras años de debates, se creó el Instituto Nacional de Previsión siendo el origen de nuestro sistema sanitario español. Posteriormente en 1942 se nació el Seguro Obligatorio de Enfermedad para proteger a las personas en estado más precario. Pero la gran revolución en nuestro sistema sanitario fue ya en democracia tras la aprobación de la Constitución Española que reconocía el derecho a la protección de la salud de todos los ciudadanos. En 1979 y fruto de los Pactos de la Moncloa surgió la creación del INSALUD que fue durante décadas el ente gestor de nuestra sanidad hasta que esta competencia se transfirió a las Comunidades Autónomas (proceso finalizado en 2001). [1]
Hasta aquí la historia, pero y ahora en el presente: ¿Cuál es nuestro modelo de asistencia sanitaria? ¿Está preparado para atender las necesidades de nuestra población? ¿Tiene los recursos necesarios? ¿Existe equidad en el acceso a los tratamientos?
Estas son algunas de las preguntas que deberíamos hacernos para poder hacer un análisis adecuado de la situación.
Nuestro modelo de atención sanitaria, es un modelo saturado y que sobrevive gracias al esfuerzo de los excelentes profesionales sanitarios que tenemos en España. La excelencia de nuestro sistema están en la vocación de servicio de nuestros profesionales.
El gran reto de la sanidad en España, siendo el segundo país del mundo por detrás de Japón en esperanza de vida es como dar una adecuada atención a los pacientes crónicos con pluripatologias y polimédicados.
Nuestros hospitales tienen unos excelentes servicios de urgencias, pero fallamos en la atención a los crónicos porque nuestro modelo de atención sigue estando enfocado a los pacientes agudos y no a los pacientes crónicos.
España es el país que menos paga por su medicamentos estableciendo numerosas barreras de acceso a ellos que a quien perjudica realmente es al paciente. Y no es lo mismo ser paciente en Madrid o Barcelona a serlo otra parte de España. Existe inequidad en el acceso a medicamentos y tratamientos, situación que se repite entre los países de la UE.
Hemos visto con la situación actual que tampoco estábamos preparados, siendo justos no lo estaba nadie en el mundo, pero eso no quiere decir que tengamos que dejar de poner parches en nuestro Sistema Nacional de Salud y empecemos a analizar y reflexionar sobre los cambios que son necesarios para ser más eficientes en el gasto sanitario, que a bien seguro ayudará a atender mejor y con más medios a los pacientes.
Una crisis es una oportunidad, así que espero que se aproveche está situación para hablar y decidir un nuevo modelo de atención sanitaria en España y en Europa.
[1] La Gobernanza de la salud publica. 2017. Editorial Almuzara