“Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento" Lucas 3:8 Parte III
Serie de reflexiones basadas en la lectura del evangelio de Lucas.
Capítulo 18
Recordemos que “fornicar” a la luz de la revelación bíblica hace referencia a las relaciones sexuales por fuera de los parámetros establecidos por Dios; pero conforme lo indiqué en el último capítulo, también podemos fornicar en nuestra relación con Dios. En los versículos del libro de Jeremías presentados, Dios habla como un esposo, a su esposa, el pueblo de Israel; y conforme lo podemos observar de nuevo, se dirige a ella con palabras fuertes:
“Tú, pues, has fornicado con muchos amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice Jehová”. Jeremías 3:1
“Alza tus ojos a las alturas, y ve en qué lugar no te hayas prostituido”. “Y con tus fornicaciones y con tu maldad has contaminado la tierra” Jeremías 3:2.
“Me dijo Jehová en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol frondoso, y allí fornica”. Jeremías 3:6
“Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Jehová”. Jeremías 3:13
Una audiencia tan delicada como la de nuestro medio profesional, acostumbrada a que les digan “campeones”, “líderes”, “soñadores”, y otro tipo de calificativos utilizados en discursos motivacionales para exaltarlos; dudo mucho que esté interesada en escuchar el mensaje de Juan el Bautista, que llamó a su audiencia “generación de víboras” (y ya estudiamos algunas de las razones); y mucho menos, estará interesada en escuchar la palabra de Dios enviada al profeta Jeremías, diciéndonos: fornicarios, adúlteros, prostitutas y prostitutos, porque aunque la audiencia original de estas acusaciones era el pueblo de Israel al que Jeremías habló, el pueblo de Dios de nuestros tiempos ciertamente comete las mismas faltas, y así como Dios estuvo dispuesto a perdonar a su pueblo, si se arrepentían, se volvían a él y escuchaban su voz, a nosotros también nos perdonará, si acudimos a Cristo en fe y arrepentimiento.
Recordemos que estamos profundizando en el llamado que nos hace Juan el Bautista en el evangelio de Lucas (3:8) a hacer frutos dignos de arrepentimiento, y profundizar en este llamado es importante, pues conforme lo he mencionado, nuestra idea de arrepentimiento es extremadamente superficial porque se asocia principalmente a la corrección de conductas inmorales, pero el arrepentimiento tiene un trasfondo mucho más profundo del que no somos conscientes, y nos estamos apoyando en el libro de Jeremías para comenzar a comprender este trasfondo.
Por lo anterior, he seleccionado algunos versículos del libro de Jeremías que nos muestran de qué manera, en nuestros tiempos, estamos incurriendo en las mismas faltas en las que el pueblo de Israel incurrió, y por las cuales fue condenado por Dios, pues eligieron no atender su llamado al arrepentimiento, a escuchar su voz y a volverse a Él.
Los versículos que he seleccionado nos mostrarán algunos de los amigos con los que hemos fornicado, con los que nos hemos prostituido, y con los que hemos cometido adulterio contra el Dios de la revelación bíblica. Estos amigos gozan de popularidad en nuestro medio profesional, y todos nos hemos contaminado con ellos en mayor o menor grado.
“Y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, en pos de quienes anduvieron, a quienes preguntaron, y ante quienes se postraron. No serán recogidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra”. Jeremías 8:2.
“Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová” Jeremías 17:5.
“Mas tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia, y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer agravio” Jeremías 22:17.
“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová.” Jeremías 23: 16
Capítulo 19
En el último capítulo presenté cuatro versículos del libro de Jeremías por medio de los cuales vamos a poner de manifiesto, algunos de los amigos con los que hemos fornicado, con los que nos hemos prostituido, y con los que hemos cometido adulterio contra el Dios de la revelación bíblica. Conforme lo indiqué, estos amigos gozan de popularidad en nuestro medio profesional, y todos nos hemos contaminado con ellos en mayor o menor grado.
Amigo No. 1: El dios “Universo”
“En aquel tiempo, dice Jehová, sacarán los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los moradores de Jerusalén, fuera de sus sepulcros; y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, en pos de quienes anduvieron, a quienes preguntaron, y ante quienes se postraron. No serán recogidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra” Jeremías 8:1-2.
Para algunos, seguro no es necesaria una explicación adicional a la que podemos deducir a partir de la lectura del pasaje, pero el protagonismo del dios “Universo” en las corrientes espirituales de moda, que han tenido acogida en nuestro medio profesional, es significativo; y por lo tanto, es importante mostrar las razones por las cuales adorar al dios “Universo” es abominable para el Dios de la revelación bíblica.
El pueblo de Israel tenía la Ley de Dios por escrito, y Dios les había dado mandamientos por medio de esta Ley. Dios por medio de la Ley, advirtió a su pueblo contra la idolatría, haciendo referencia específica a la adoración del ejército del cielo que incluye el sol, la luna, las estrellas, entre otros. El pueblo de Dios tenía y tiene prohibido postrarse ante ellos, servirles y adorarles (Deuteronomio 4:19, 17:3). Los sacerdotes, profetas y reyes de Israel, tenían la responsabilidad de conocer la Ley, enseñarla, obedecerla; y asegurarse de que el pueblo conociera la Ley y la obedeciera. No obstante, no todos los sacerdotes, profetas y reyes de Israel fueron diligentes en guardar la ley de Dios y en asegurarse que el pueblo hiciera lo mismo; por el contrario, se rebelaron contra ella conforme lo podemos observar en los libros de los Reyes y Crónicas:
“De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años; el nombre de su madre fue Hepsiba. E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, según las abominaciones de las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel. Porque volvió a edificar los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a Baal, e hizo una imagen de Asera, como había hecho Acab rey de Israel; y adoró a todo el ejército de los cielos, y rindió culto a aquellas cosas” 2 Reyes 21:1-3.
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Ahora, conozcamos un poco sobre el dios “Universo” de nuestro tiempos, que es muy popular en el medio profesional, especialmente en las citas motivacionales que son virales en esta red social:
“El Universo me trae todas las cosas buenas”
“El Universo conspira para mí en todas las cosas”
“El Universo me soporta en todo lo que hago”
“El Universo satisface todas mis necesidades inmediatamente”
“Confía en el Universo”
“El Universo proveerá y lo hizo, yo creí. Concéntrate en la prosperidad. Tu trabajo es declarar lo que quieres tener del catálogo del Universo. Las personas adineradas se concentraron en pensamientos de dinero y el Universo movió gente, circunstancias y eventos para entregar dinero a ellos”.
Capítulo 20
Continuaré explicando acerca del popular dios “Universo”, con el fin de mostrar una de las tantas maneras en que hemos fornicado, en que nos hemos prostituido, y cometido adulterio contra el Dios de la revelación bíblica; en el contexto del libro del profeta Jeremías que nos está ayudando a profundizar en el urgente llamado de Juan el Bautista a arrepentirnos y a hacer frutos dignos de arrepentimiento (Lucas 3:8); así que es necesario que tengas la trazabilidad de los últimos tres capítulos.
En el último capítulo presenté algunos pasajes de la Ley escrita de Dios que tenía el pueblo de Israel, en la cual tenían mandamientos y prohibiciones específicas relacionadas con la adoración a todo el ejército de los cielos, que incluían el sol, la luna, las estrellas, entre otros. Vamos entonces a profundizar en algunos de los significados que tiene el término “cielos” (que corresponde a la palabra hebrea “shamayim”) a lo largo de la Biblia, para lo cual me apoyaré en el Diccionario Expositivo de palabras del antiguo y nuevo testamento exhaustivo de W.E. Vine . Primero, “shamayim” es la palabra hebrea corriente para la <bóveda celeste> donde vuelan las aves. Segundo, el término representa un ámbito aún más alejado de la superficie terrestre. De aquí es donde provienen fenómenos como la nieve, el granizo y la lluvia. Tercero, “shamayim” también representa el ámbito donde el sol, la luna y las estrellas se encuentran. Cuarto, la frase <cielo y tierra> puede referirse a toda la creación, como en el caso de Gn 1.1: <En el principio creó Dios los cielos y la tierra>.
Ahora presentaré una definición estándar del término “universo”: “El universo es la conjunción de todo aquello existente; ya sea material como los planetas, las estrellas, galaxias o en contrariedad inmaterial como la energía, el espacio o el tiempo. Es por esto, que podemos afirmar que el universo es el espacio y el tiempo en el que se encuentran los planetas y sus leyes físicas que los rigen (como por ejemplo la ley de gravedad) (*).
El objetivo de presentar el significado bíblico del término “cielos” y la definición estándar de “universo”, es mostrar que ambas definiciones hacen referencia a la creación en general; no obstante, ni el significado bíblico del término “cielos”, ni la definición estándar de “universo”, sugieren que “los cielos” o el “universo” tienen personalidad o que es un ser que nos conoce, que se interesa por nuestro bien, y que nos puede dar lo que le pidamos. Conforme lo indicó el astrofísico Carl Sagan: “El universo no parece benigno ni hostil, simplemente indiferente a las preocupaciones de criaturas tan insignificantes como nosotros”.
¿Cuál es entonces el origen del dios “Universo” que es tan invocado por los profesionales de nuestro medio, y que tiene más aceptación que el Dios de la revelación bíblica diligentemente conocido?
No entraré en mucho detalle sobre el origen de este dios, solo diré que es relativamente nuevo y forma parte de las creencias de lo que se conoce como el Movimiento Nueva Era.
Ahora, recordemos una de las razones por las cuales fue condenado el pueblo de Israel:
“En aquel tiempo, dice Jehová, sacarán los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los moradores de Jerusalén, fuera de sus sepulcros; y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, en pos de quienes anduvieron, a quienes preguntaron, y ante quienes se postraron. No serán recogidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra” Jeremías 8:1-2.
Los que ponen su confianza en el “universo” y lo invocan como si fuera un dios, no están haciendo nada diferente a lo que hicieron los moradores de Jerusalén.
“Tú, pues, has fornicado con muchos amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice Jehová”. Jeremías 3:1
En el próximo capítulo te presentaré el amigo No.2 “el humanismo”.