HACIA EL EMPODERAMIENTO DE LA MUJER EN EL SIGLO XXI
Hacia el empoderamiento de la mujer en el siglo XXI
Entendiendo que el concepto “cambio” se relaciona muy bien con la metafísica de Bergson, un filósofo que desarrolló su obra en la primera mitad del siglo XX, a través de una filosofía tan llena de la sensibilidad al olor y la percepción de lo que hay detrás de la puerta. Válida para la mujer de cualquier época y contexto, pero nunca llevada a cotas tan altas como en el “empoderamiento” femenino actual. Más apegada al tiempo, a la vida, a la duración es la personalidad de la mujer, a la lucha, a la supervivencia. El hombre como ser predilecto de la creación en casi todos los textos sagrados lo encontró muy fácil y con su superioridad mostró su dominio sobre todos los seres creados, incluso se apropió de la decisión de la mujer como sujeto de segundo orden, atrapadas en el dominante patriarcado. Y ese fue su gran error como nos lo recuerda Hegel en la dialéctica del amo y el esclavo. El esclavo con su trabajo, dedicación y opciones de mejora termina siendo reconocido por el amo y, en la medida en que este reconocimiento se generaliza, con el paso del tiempo el esclavo termina por ocupar el lugar del amo. Entre otras cosas porque el señor se anquilosa, se hace indolente y no se supera. Al contrario, las mujeres disciplinadas, llenas de talento, voluntariosas y esforzadas y también gozosas de la vida y la conciencia empiezan a ser los revulsivos de la sociedad actual, allí donde los hombres se muestran cansinos y más dados a los vicios y hasta la perversidad.
Copio textualmente lo que se concibe como empoderamiento, según la Secretaría Confederal de Mujer e Igualdad de CCOO, Por empoderamiento de las mujeres nos referimos al proceso por el cual las damas, en un contexto en el que están en desventaja por las barreras estructurales de género, adquieren o refuerzan sus capacidades, estrategias y protagonismo, tanto en el plano individual como colectivo, para alcanzar una vida autónoma en la que puedan participar en términos de igualdad sobre el acceso a los recursos, al reconocimiento y a la toma de decisiones en todas las esferas de la vida personal y social. Curioso que los grupos de mujeres con inquietudes intelectuales en la primera parte del siglo XX en un contexto de aires de libertad y conquistas sociales estuvieran ligadas a un interés inusual por Bergson y su filosofía. De hecho sus ideas filosóficas generaron una verdadera conmoción en la sociedad en general, pero muy especialmente en las mujeres comprometidas con el sufragismo. Ya desde 1903 Emeline Pankhurst llegó a crear la innovadora Unión Social y Política de Mujeres y su legado se resume en esta idea panfletaria pero llena de determinación: “Nosotras, mujeres sufragistas, tenemos la misión más grande que el mundo haya conocido: liberar a la mitad de la raza humana y, a través de esa libertad, salvar al resto”.
La nueva organización nació con mucha fuerza y las sufragistas empezaron a verse como una verdadera amenaza para los defensores de las ideas totalmente contrarias. Boicots mediáticos y represiones en sus actos fueron las consecuencias posteriores. Dos años después, la hija de Emmeline, Christabel y otra sufragista, Annie Kenney fueron detenidas en el transcurso de un miting del Partido Liberal y acusadas de agredir a la autoridad. Aquella detención marcaba un antes y un después en la lucha sufragista. A partir de ahí se iniciaron entonces sus manifestaciones en Londres defendiendo más activamente el derecho al voto femenino. Emmeline también terminaría en la cárcel, como muchas otras subversivas, y protagonizarían huelgas de hambres que darían a su causa una visibilidad pública mucho más amplia. Lo triste fue que algunas de aquellas mujeres dejarían su propia vida en el camino. Tampoco fue España un país rezagado respecto al sufragismo. La lucha por el reconocimiento de los derechos de la mujer aparece en España en el último cuarto del siglo XIX gracias a la labor pionera de mujeres como Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán y Rosalía de Castro. En el año 1918 nacía la Asociación Nacional de Mujeres Españolas, que defendía reformas en el Código Civil, la represión de la prostitución legalizada, la promoción educativa y el derecho de la mujer a ejercer profesiones liberales.
Todo esto tendría mucho que ver con la reflexión que me hago en relación con Bergson y su metafísica de la intuición. Un autor que creyó inicialmente en el hecho científico del positivismo de Comte, pero que acabó anteponiendo el devenir de la realidad que no puede quedarse en el tiempo matemático reducido a mero control espacial de la ciencia. Bergson termina por transformar las sucesiones de los momentos estáticos: de lo cuantificable, operacional y medible en cuestiones y asuntos perceptibles, en diferencias cualitativas que se nos ofrece desde los fenómenos de la propia vida. Con ello, el tiempo reversible de la física, da paso al tiempo irreversible en la vida real de la conciencia. Un sentimiento de gozo vivido como tiempo psíquico es mucho más para el humano que el intervalo exacto que se representa en una ecuación matemática, válida para la física. Para Bergson la filosofía está basada en el instinto, la intuición y en la afirmación de la creatividad. Es muy elocuente su famosa frase "El universo es una máquina para hacer dioses", o aquella otra en que transforma la metafísica tradicional de lo absoluto y eterno por: "Existir es cambiar; cambiar es madurar; madurar es seguir creándose a uno mismo infinitamente".
La fama de Bergson llegó al punto de que protagonizó un diálogo con Einstein y en 1927 ganó el Premio Nobel de Literatura por su libro Creación evolutiva, el cual es considerado una obra maestra, más que de la filosofía, de estilo y lenguaje literario. Toda Europa hablaba de Bergson y ciertos autores señalan el momento a principios de siglo en el que el filósofo francés se volvió tan popular que sus lecturas o conferencias se abarrotaban, sobre todo, de mujeres que querían escuchar sus ideas. Esto se convirtió en todo un fenómeno en la prensa. Se hablaba de salas llenas del "olor del perfume" y de un frenesí casi místico de "hermosas mujeres" que lo seguían religiosamente. Sus presentaciones empezaban a ser más conocidas por la excitación femenina, la moda y el esnobismo que supuestamente generaba, lo cual al parecer afectó su reputación en la academia, aunque no fue óbice para un amplio reconocimiento a su persona. La gran mayoría de su audiencia eran mujeres, según notas de prensa de la época. En Francia se emplearon nombres satíricos para sus seguidoras, las caillettes o las snobinnettes. La prensa no consideraba que las mujeres estuvieran listas para la metafísica. Como nos dice Emily Herring, Francia tenía una cierta tradición de ridiculizar la inteligencia femenina.
La primera interpretación de por qué la filosofía de Bergson fue acogida con tanta pasión por las mujeres es propia de quien capta el sentimiento. Su filosofía defendía la importancia de la intuición sobre la razón, su escritura estaba llena de imágenes y ejemplos de la vida que involucraban no sólo el cerebro sino el corazón; tenía lo que en la época se habría llamado un "toque femenino". Y luego sería criticada por su falta de rigor racional, por un cierto misticismo panteísta. Herring avanza otra teoría: su filosofía fue muy popular porque hablaba del cambio y de la novedad, en una época en la que iniciaba el movimiento de las suffragettes y el feminismo. Aunque defendía la igualdad intelectual de las mujeres y los hombres, Bergson creía que el voto debía dárseles gradualmente, pues no tenían todavía una educación política para ejercerlo responsablemente. Herring cree que, de cualquier manera, su filosofía resultaba atractiva por hablar de la creatividad y la libertad. Era parte de un cierto espíritu del tiempo. De todas formas es indudable, como señaló Marian Cox, autora y seguidora de Bergson, que el énfasis en el instinto y la intuición fue muy atractivo para las mujeres, que quizá no habían visto reflejadas ciertas emociones y actitudes en la filosofía occidental y no se sentían identificadas con ésta. No se puede reducir todo el interés a lo político; ciertamente, las mismas ideas debían de resonar con el modo de ver el mundo de las mujeres de ese tiempo.
No es el mundo externo donde pone Bergson su mirada, sino en el yo interior que busca la unidad de los estados de conciencia donde se enlazan y organizan los estados de conciencia y la forma de vivenciar y conformar este mundo se refleja en la duración. Se pierde toda noción espacial objetiva y se hace sujeto, subjetividad. No nos vale ya la multiplicidad numérica y sólo queda una diversidad cualitativa de los datos desde la inmediatez de la conciencia. Es así como percibimos en un entramado continuo la relación del presente con el pasado. En este quehacer de la aprehensión intelectual del mundo es como se unifican las vivencias, de forma similar a una composición musical donde todo es armonía. No es otra cosa que la intuición, el espejo que me ofrece el mundo en la duración (la durée en francés), un tiempo que se hace psíquico, desde las vivencias agradables que parecen irse rápido en nuestro acontecer frente a lo desagradable que nos parece no terminar nunca.
También Bergson extiende sus conceptos de la primera parte de su obra a lo que llama “La evolución creadora”. En ella se amplía el contenido de la duración en el que no sólo aparece el ser de la conciencia, sino que incluye la realidad externa como duración siempre cambiante. El enfoque ontológico de la duración pasa ahora a los seres vivos. Precisamente como “élan vital” o impulso creador. Con ello, todas las características del ser vivo son también rasgos de la conciencia, la culminación de las especies en la medida en que todo es duración, invención, impulso, energía creadora. Conciencia y tiempo se hacen uno: “continuidad en el cambio, conservación del pasado en el presente respecto a una verdadera duración”.
Actualmente, la figura de Henri Bergson no es demasiado conocida. Pero a principios del siglo XX fue una de las pocas "estrellas" de la filosofía, generando una verdadera excitación y conmoción con sus ideas. Se dice que incluso provocó un atasco de tráfico en Nueva York cuando visitó la ciudad y muchos ciudadanos se agolpaban para verlo -algo que difícilmente llegaría a pasar en nuestra época, la cual tiene reservada dicha excitación sólo para los cantantes pop o para los nuevos personajillos histéricos. El libro más popular de Bergson es Evolución creativa y su idea central es la "duración", una noción bastante llamativa en su momento, pues iba en contra de la metafísica dominante que entiende tradicionalmente lo real como lo que no cambia, como las ideas platónicas o el dios aristotélico. Para Bergson, el tiempo, desligado del espacio, entendido como duración y no como unidades discretas, accediendo a una dimensión de novedad y libertad en la continuidad, es lo eminentemente real. Bergson también es conocido por su "élan vital" y su filosofía basada en el instinto, la intuición y en la afirmación de la creatividad. "El universo es una máquina para hacer dioses", escribió. Y también: "Existir es cambiar; cambiar es madurar; madurar es seguir creándose a uno mismo infinitamente".
En Santa Cruz de Tenerife, a 30 de diciembre de 2019.
Marcelino Díaz Rodríguez