Canarias, la "caperucita" de Marruecos.
En esos vaivenes de las relaciones España-Marruecos, ocurre que el país alauita nos coge siempre desprevenidos, aunque muy lejos ya de aquel mapa de palacio del rey Mohamed VI, donde aparecía Canarias como territorio reclamado por Marruecos en los organismos internacionales. Precisamente, el fuerte de Marruecos ha estado siempre en esa capacidad imperial por crearse mitos, leyendas y sugestivos relatos acompañados de una intensa propaganda ideológica, social y política para ganar adeptos e incluso de venderse como víctima en el entorno islamista. Allí donde la relación con los EE UU de Trump parece venir a menos en el caso de España por la confrontación de nuestro gobierno de izquierdas a raíz de la falta de implicación de “sociatas” y comunistas en el affaire de Venezuela, donde lo que no sea ser aliado del Tío Sam, conlleva suspicacia. Por estas y otras razones, Trump lo tiene fácil para apoyar su expansionismo estratégico desde las monarquías musulmanas que componen la Península Arábiga a esta de Marruecos y, para colmo, todos saben a quién encomendarse. Resulta ya reiterativo explicar las calamitosas decisiones de Franco y la monarquía española –mal asesorada y excesivamente dependiente de Marruecos- como lo fueron a finales del siglo XIX en cuestiones que van desde las guerras de O’ Donnell y las presiones británicas por la situación de Tánger en el área estratégica de Gibraltar, hasta más recientemente en los territorios de Ceuta y Melilla, el regalo ofrecido en bandeja para la administración del Sáhara Occidental, el control de la inmigración en la frontera Sur de Europa, hasta las pésimas relaciones con el Frente Polisario y la falta de celo para resguardar las enormes posibilidades de recursos que atesoran las aguas jurisdiccionales que rodean nuestras Islas.
La fase última de la dictadura de Franco está llena de decisiones contradictorias en un afán por “lavarse las manos” y alejarse de todo conflicto económico, social y político. Recuérdese que en el año 1974, España ofrece un tratado de mayor autonomía a los saharauis y el proyecto de referéndum, a celebrar en abril de 1975. Pero las intenciones españolas se toparon con el rechazo de Marruecos, mientras que la ONU obligó a España a suspender el referéndum y a acudir al Tribunal Internacional de la Haya, institucionalizado para estos casos. En 1975 se emite un dictamen de este tribunal que deja aún más las cosas en el aire. Con él se condena las pretensiones de Marruecos y Mauritania por invasiones de territorio ajeno, pero tampoco deja claro el derecho de autodeterminación de la zona. Para ello se valieron de una argucia, respecto al difícil empadronamiento de miembros de tribus nómadas que comparten territorios internos y externos. Ante tanta confusión y a la espera en España de la inminente muerte de Franco, el 16 de octubre de 1975, Hassan II de Marruecos, padre del actual rey Mohamed IV, organizó la llamada “marcha verde”, mientras la administración española organiza la evacuación de los españoles del territorio. De paso se obligó a España a compartir el territorio con Marruecos y Mauritania, frente a la tirantez de Argelia, el aliado incondicional del Frente Polisario para la independencia del Sahara.
Algo antes (1964), un tinerfeño de La Laguna, Antonio Cubillo Ferreira, funda el movimiento conocido como MPAIAC, cuyas siglas corresponden a “Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario” y se convierte en su líder natural. Un movimiento que siempre interpretó las relaciones entre España y Marruecos como de “trapicheo” y alianza de conveniencia e incluso se acusó a Rodolfo Martín Villa, ministro del Interior del gobierno franquista, de estar situado detrás del atentado que sufrió el dirigente canario Antonio Cubillo en Argel. También el mencionado movimiento canario crea la bandera tricolor con siete estrellas verdes en plena sintonía con la lucha por la independencia y el socialismo de Canarias. El MPAIAC se orientó en consonancia con las identidades originarias de los pueblos del Norte de África y tras hallazgos como los de la “piedra zanata” en Santiago del Teide, vinculada a la cultura bereber del Norte de África. De la misma manera, el MPAIAC plantea sentimientos enraizados en una línea africanista, donde se valora y exalta a los antiguos aborígenes de Canarias.
Sin embargo, la enculturación ejercida por los gobiernos españoles, tanto desde la Unión Liberal de O’Donnell en el siglo XIX, en una etapa donde el patriotismo español queda enaltecido ante las derrotas infringidas a los musulmanes. En esta época la fiebre del nacionalismo español se compartía tanto en Barcelona como Madrid y figuras literarias como Núñez de Arce escribió semblanzas sobre el espíritu de nuestra raza, mientras el pintor catalán Fortuny conmovió el sentir patrio en sus cuadros con victorias de los españoles. Las fases más delicadas de nuestro País en relación con Marruecos se producen a partir de la segunda mitad del siglo XX, cuando se vislumbraban las debilidades de la dictadura franquista, así como en los propios gobiernos de la monarquía. Con el tiempo, los aires de una supuesta superioridad europea han ido dando paso al desconocimiento de nuestro propio entorno africano, marroquí e isleño. Recuérdese que no existe un currículo canario en nuestras escuelas, no sólo que revitalice lo nuestro, ni siquiera se hace constancia de nuestra naturaleza y cultura canaria en los libros de texto. Por ello ignorantes de nuestra propia identidad, el reino de Marruecos nos reduce a un nihilismo que ya pregonaba Nietzsche para los pueblos dominados. No sólo el hecho de una reducción escandalosa de las aguas jurisdiccionales de Canarias en cuanto a zonas de los territorios colindantes, sino que ese mínimo está en relación con el volcán submarino Tropic, a un tiro de piedra -que diría el mago- menos de 100 millas de la isla de El Hierro. Una situación poco coherente con las leyes internacionales si tenemos en cuenta que, la convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, a la que se conoce como “Convemar” que actúa desde 1994, delimita las fronteras a sólo 12 millas marinas a partir de su costa. Una zona conocida como “mar territorial”. Con ello cada Estado reconocido sobre su espacio marítimo, aéreo, así como suelo y subsuelo en cuanto a soberanía. Pero se puede solicitar más espacio en cuanto a Zona Económica Exclusiva donde ejercen soberanía en cuanto a explorar, extraer, conservar y administrar los recursos habituales del mar y el subsuelo y solicitar la ampliación hasta las 350 millas. Para ello se precisan informes jurídicos, geológicos y oceanográficos en relación con la Comisión de Límites de la Plataforma Continental que dirime sobre estas cuestiones. A partir de este límite se extienden las aguas internacionales.
Pero he ahí que, actualmente, las instituciones de gobierno de las islas apenas se mojan en el asunto y dejan en manos de Sánchez y su consejo de ministros todas las decisiones bajo el mero poder centralizado del País. Tampoco el señor Torres quiere pronunciarse por el peligro que conlleva su actual situación dependiente de Madrid. “Torres más altas han caído, provenientes de la voz de su amo”. Ni siquiera desde la Península hablan del tema. Envían a Marruecos a una joven inexperta en política, Arancha González Laya, especialista en comercio y con cierta rodadura en el ámbito internacional, pero sin experiencia clara a la hora de tomar decisiones. Por su juventud y ser mujer, no creemos que el poder islamista pudiese tomarla en serio. Tampoco Borrell desde la Unión Europea se ha dignado en pronunciarse sobre tan espinoso asunto y Ábalos se las tiene tiesas con las vicepresidentas del ejecutivo en esa labor de apaga fuegos con el gobierno de Maduro, mientras trata de hacer “colar” una mentira en la que involucra a Delcy Rodríguez, que había acordado mantener amplias conversaciones con el ministro taciturno. Llamativo que en Francia y Alemania hayan recibido al presidente legítimo de Venezuela, Juan Guaidó, y que el presidente Sánchez se niegue a recibirlo. Que sepa el gobierno español que Canarias está con Venezuela y muchos de sus hijos perseguidos y vilipendiados están en las Islas, especialmente en Tenerife, con la doble nacionalidad en sendas cédulas, aunque retornados con “una mano delante y otra detrás” porque una dictadura les ha impedido prosperar e incluso sobrevivir dignamente. A pesar de ello sigue la fe intacta y la esperanza que Canarias, pueda mantenerse tan firme como siempre, libre de las amenazas de Marruecos.
Debemos ser conscientes de lo que se juega a raíz de lo aprobado el día 15 de enero de 2020 en el parlamento marroquí. Lo que se discutió ahí son recursos de mucha valía en la zona próxima de las profundidades donde se localiza el volcán submarino Tropic. Un subsuelo rico en teluro y cobalto, clave para la fabricación de vehículos eléctricos y placas solares, así como el tan buscado y apetecido coltán. Un mineral este, empleado en la fabricación de componentes móviles, smarphones y dispositivos electrónicos portátiles, cada vez más potentes y sofisticados de alta tecnología. Si los organismos internacionales se imponen de forma objetiva sobre los límites jurisdiccionales, la situación tiene el arbitraje correcto, pero si lo hacen los poderes políticos plenipotenciarios de las grandes potencias como aliados listos para la explotación a la vera de Trump que desde hace algún tiempo no quiere saber nada del gobierno de Sánchez y su política de Estado por su papel evasivo y sin compromiso alguno en el papel a desempeñar en Venezuela. Ante este panorama, sin apoyo internacional válido, Las Islas Canarias estarían en condiciones deplorables para ejercer sus derechos en igualdad de condiciones. Y si esto fuese así, como tantas otras veces, el lobo se comerá a Caperucita.
Pasado casi un año de la escritura del artículo de arriba, aparece el fenómeno de la Covid 19 y la pandemia, donde aún se debe aplicar la vacuna para poder redimirnos de tan terrible mal, mientras Marruecos sigue haciendo de las suyas, armándose hasta los dientes con sofisticados aparatos de aviación y armamento manipulado con Inteligencia Artificial –entre otras amenazas beligerantes- frente a Argelia y la izquierda del gobierno español, emponzoñando el área producto de los enormes intereses en juego, especialmente de minerales muy codiciados para el empleo en las altas tecnologías. No olviden que Gran Bretaña ha sellado el negocio del coltán unilateralmente con Marruecos al albur del visto bueno de EE UU y el antídoto del brexit. Los acontecimientos y las alianzas se suceden mientras en manos alauitas continúa el “bisnes” sustancioso de “phosboucraa”. Y con ello nuevos invitados en la mesa de futuras negociaciones: Argelia, Movimiento saharaui –al que Marruecos sólo concede una autonomía restringida-, izquierda radical española de Podemos, Canarias y la reciente crisis de los cayucos y, en el trasfondo Marruecos, el propio fustigador del “divide y vencerás”.
Readaptado al momento actual. En Santa Cruz de Tenerife, a 21 de noviembre de 2020.
Marcelino Díaz Rodríguez
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4 añosY a Carmen Margarita Sardano Díaz. Las tres, mujeres preparadas y preocupadas por los problemas nacionales e internacionales.
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4 añosTambién había agradecido a Cristina Santos su reacción al escrito.
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4 añosGracias Marisa, Siempre con tus amigos/as,