Hacia una sociedad sin desperdicios: Cómo la innovación puede convertir la basura en un activo

Hacia una sociedad sin desperdicios: Cómo la innovación puede convertir la basura en un activo

Por Salvador Luco Pino - Gerente Nuevos Proyecto de Zerocorp

Cada año generamos millones de toneladas de residuos, y se proyecta aumentar de 2,300 millones de toneladas que se generaron en 2023,  a 3,800 millones para 2050, según el informe «Perspectivas sobre la gestión mundial de residuos 2024», publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)

Además de la gigantesca producción de basura, este problema incrementa cuando analizamos que cerca de un 22% se recicla o valoriza, mientras que el resto termina en vertederos o rellenos sanitarios, contaminando el suelo, el agua y el aire. Y es que la gestión tradicional de residuos, basada en la recolección y eliminación en vertederos, es insostenible, de una capacidad finita y que genera graves consecuencias ambientales. Entre los residuos que generamos, los orgánicos corresponden aproximadamente a la mitad. Son la tercera fuente más importante de emisiones en el mundo, ya que al descomponerse en rellenos sanitarios en ausencia de oxígeno liberan metano, un  gas de efecto invernadero 28 veces más “potente” que el CO2.

Afortunadamente, el compostaje es una alternativa viable y probada para abordar el desafío. Esta técnica transforma los residuos orgánicos en un abono rico en nutrientes que puede ser utilizado en la mayoría de sistemas agrícolas. Esta solución existe desde los años 70 con una infinidad de sistemas y técnicas para realizarlo a diferentes escalas. El compostaje no solo reduce las emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero), sino que también crea un producto valioso que otorga beneficios extremadamente positivos como nutrientes y microorganismos benéficos a los suelos donde se utiliza.

Si bien Chile presenta un retraso en materia de gestión de residuos, especialmente los orgánicos, dado que se requieren inversiones en infraestructura y capacitación para implementar soluciones sostenibles como el compostaje y otros bio-preocesos a gran escala para residuos tanto domiciliarios como industriales, hoy en día el país cuenta con empresas de base científico-tecnológicas emergentes del sector climatech, que están liderando el cambio, y disponibilizado tecnologías innovadoras y know how para el tratamiento y valorización de residuos orgánicos, los que antes solo podían ser encontradas en Europa y Estados Unidos con valores incosteables en el mercado nacional.

Empresas como Zerocorp han ido más allá y actualmente están trabajando por dar alternativas reales de economía circular para industrias particularmente dedicadas a la producción de alimentos, dando un cierre a los ciclos biogeoquímicos de los nutrientes y la materia orgánica los cuales se integran nuevamente en la generación de materias primas de orígen agrícola.

Es crucial mantener el valor de un producto o de sus componentes el mayor tiempo posible en la economía y, en el caso particular de  los orgánicos, devolver los nutrientes a los primeros eslabones de las cadenas productivas. Transformar basura en un producto con valor es posible y necesario a distintas escalas para proteger nuestro medio ambiente y construir futuro. Ya estamos muy atrasados en estas materias y cuanto antes hay que dejar de ver la basura como un problema y empezar a verla como una oportunidad.

Siempre cabe recordar que el objetivo del reciclaje no solo es convertir un residuo en un nuevo producto, sino que es la única manera de dejar de introducir nuevos materiales vírgenes y sus externalidades asociadas a nuestros procesos productivos.  Lo ideal es apuntar a modelos económicos donde simplemente los residuos sean evitados desde el diseño de los productos  o servicios, y donde el reciclaje se restrinja sólo a aquellos materiales que no pueden seguir en circulación sin ser transformados. 

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