¿Hay una receta para la innovación?

¿Hay una receta para la innovación?

Afortunadamente no. No hay una sola receta para la innovación. Ni hay ninguna que sea mejor que otra. Ninguna que dé mejores resultados. Ni tampoco hay recetas que funciones mejor para un ámbito u otro. Piénsalo bien. Si así fuera, cada vez que necesitáramos resolver un problema solo tendríamos que ejecutar el algoritmo y problema resulto. Pero no es así como funciona el mundo. Es por ello que hay que desconfiar de las recetas milagrosas. Definitivamente la realidad no se puede simplificar de esa forma. ¿Hay que levantarse a las 5 de la mañana para crear, o es mejor hacerlo por la noche? ¿Hay que ser metódico, ordenado, o nada de eso? Estamos en la era de la productividad, llena de herramientas que supuestamente nos ayudan a trabajar mejor, más rápido, o más… lo que sea.. ¿Pero significa eso que obtendremos mejores resultados? Antes que nada, ¿qué significa obtener mejores resultados? ¿Se puede decir que Miguel Ángel obtuvo un buen resultado al pintar la Capilla Sixtina? ¿Pensaba Miguel Ángel en la productividad? La verdad es que la humanidad ha obtenido un buen beneficio neto en forma de belleza de esos frescos durante 500 años. 


El filósofo René Descartes encontraba la inspiración en el sueño. Dormía 10 horas, vagando en sueños por bosques, jardines y palacios. En esos lugares mezclaba las ensoñaciones nocturnas con las diurnas antes de dar como fruto obras de tanta trascendencia como el Discurso del Método. 


El arquitecto Frank Lloyd Wright trabajaba en sus proyectos de 4 a 7 de la mañana, cuando se sentía más lúcido y lleno de energía, y jamás hacía un boceto hasta tener el proyecto completo en la cabeza, por lo que muchas veces sembraba el pánico entre sus colegas cuando pocos minutos antes de la reunión con algún cliente se presentaba con una hoja en blanco. Era en esos minutos, y ya sin escapatoria, cuando la musa hacía su aparición y guiaba su mano para trazar las líneas que componían las más innovadores diseños.


Como veis, no hay un método. Aquí os dejo uno, rescatado de uno de mis escritos antiguos en forma de diálogo, que suele funcionar cuando queréis ver el problema desde otro punto de vista. 


J:¿Qué es literatura?

C: Literatura es poetizar la realidad.

J: ¿Y cómo se puede poetizar la realidad?

C: Cambiando los signos de puntuación a las cosas que le pasan a uno en la vida.

J: No te entiendo.

C: Yo tenía un amigo que leyó en los titulares de un periódico: “POE, RECITA EL CUERVO”

J: !Querrás decir Poe recita El Cuervo!

C: No. Has oído bien. POE, RECITA EL CUERVO. Así que entendió que era el cuervo el que llamaba a Poe. De aquella coma que irrumpió por error en la realidad  surgió una imagen mucho más bella en la mente del poeta.

J: Quizá aquel cuervo tuviera miedo ante aquella multitud y llamaba a Poe para que le acompañara en tan insólito acto.

C: ¿Qué multitud?

J: La que iba a escuchar recitar al cuervo.

C: Pues eso, literatura.

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