Hoy, último día del año, no necesitas ser más fuerte

La soledad, esa que a veces acompaña al silencio, hoy se hace un grito ensordecedor.

Parece que el mundo entero celebra, que la alegría de otros se desborda como un río caudaloso, que no te alcanza, que no te toca. Estás aquí, sí, pero sientes que más sola que nunca. Las risas ajenas, hoy más que otros días, parecen recordarte lo que falta, lo que duele. Pero este escrito no es para hablar de ellos; es para sentir contigo.

Esa tristeza que te invade no es un defecto, no es un peso que define quién eres. Es, en cambio, la prueba de que estás viva, de que sientes, de que en el fondo anhelas algo más. No necesitas justificarte, ni compararte, ni buscar respuestas que quizás no lleguen hoy. Este último día del año no requiere que seas fuerte; solo que seas. Respira. Cuando el ruido del mundo te abrume, cierra los ojos y permite que el silencio te devuelva a ti misma.

El futuro puede aparecer ante ti como un muro de sombra infinita, un abismo que parece susurrar la imposibilidad. Pero no estás llamada a cruzarlo de un solo salto, no hoy. A veces, basta con un paso diminuto, un gesto sencillo que sea un tributo a ti misma, porque lo mereces. El cambio rara vez estalla como un trueno; con frecuencia, se manifiesta como un murmullo sereno, un destello que lucha por abrirse paso entre las grietas del ahora. Está allí, aguardando tu mirada, paciente como la aurora que siempre llega.

Este momento, aunque duela, es también una semilla. No estás rota; estás transformándote, y eso también es valioso. La soledad no es un destino final, es un espacio que te invita a escucharte, a reencontrarte. Y aunque ahora todo parezca más oscuro, recuerda que las estrellas solo muestran su luz en la noche más cerrada.

No necesitas tener todas las respuestas ni solucionar cada herida.

Hoy, simplemente vive este instante. Llora si lo necesitas, deja que el dolor se libere, grita si el silencio es demasiado. Pero después, susúrrate con ternura: “Estoy aquí, y eso es suficiente por ahora”. Porque tú importas. Porque este momento, aunque parezca eterno, también pasará.

Feliz hoy, feliz siempre. Te quiero. Miguel Alemany