"Hygge"
Cuando la felicidad es un asunto de Estado, países como Dinamarca se lo toman en serio. Por eso han acuñado la palabra hygge cuyo significado se relaciona con hallar a la felicidad en las cosas simples y se ha transformado en una política de Estado
Traigo a colación este tema porque el 20 de marzo se celebró el Día Internacional de la Felicidad.
La ONU instituyó, en 2012, que en esa fecha se conmemore a la felicidad para reconocer su relevancia y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno.
Lo hizo porque por Bután, desde inicios de 1970, reconoce el valor de la felicidad nacional sobre los ingresos nacionales y prioriza a la felicidad nacional bruta sobre el producto nacional bruto. Además, la ONU elabora cada año un Índice Mundial de la Felicidad
Y en la última versión de ese índice, Bolivia ocupa el puesto 69 de 156 países y obtiene un grado de felicidad de 5,716 (en una escala del 1 al 10). La nota más alta la conserva Finlandia, con 7,889, seguido por Islandia y Dinamarca con calificaciones de 7,575 y 7,515, completando el top tres de naciones con mayor bienestar social. Costa Rica es el país de la región de América Latina con mayor nivel de bienestar en su población, en la posición 16.
Expertos señalan que la recuperación de la confianza, certidumbre y bienestar, para tener felicidad, estará ligado a los enfoques de las políticas públicas que apliquen los gobierno en los Estados, y así se podrá tener reactivación social y económica.
Pero eso no sucede en Bolivia. Hay varios ejemplos. Uno ligado a los impuestos que asfixian al sector formal. La última medida es el Impuesto a las Grandes Fortunas, que según el abogado Pablo Ordoñez, del consorcio PPO Abogados, es discriminatorio, atenta al derecho a la privacidad, a la seguridad jurídica, irretroactividad, igualdad, proporcionalidad, no confiscatoriedad, consagrados en los artículos de la CPE, entre ellos el 123, 158, 21.2 y el 14.
Por otro lado, autoridades como el alcalde Luis Revilla afirman que la justicia se maneja con venganza y "a gusto del cliente", refiriéndose a los procesos contra Añez y sus exministros, y espera que los organismos internacionales de derechos humanos puedan poner un alto a este tipo de "abusos de poder". Estos son algunos ejemplos. Hay muchos más.
Supuestamente tenemos un hygge boliviano, el sumaj qamaña (vivir bien en aymara), pero son palabras lanzadas al viento, sin efecto en el mundo real.
Lejos estamos de relajarnos, pasar un buen rato con la familia y los amigos, o por qué no en soledad, consintiéndonos con alguna comida, y más. Esperemos que llegue ese día y obtengamos las garantías suficientes para tener personas felices, seguras y con un amplio respeto a la vida democrática.
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La autora cree que el “hygge” le hace bien al alma