I + D + i.

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Investigación, Desarrollo e innovación. Una propuesta de mejora para el ecosistema Argentino

¿Por qué algunas veces somos tan permeables a la adaptación a la modernidad en base a evidentes quimeras como redes sociales con sus contenidos cada vez más cortos, soeces y limitados, u otras como la permeabilidad a la obtención bienes materiales y relaciones más perecederas, aceptación de la violencia discursiva, el contenido explícito y malsonante, entre otras adaptaciones y normalizaciones?

Y por otro lado, ¿Porqué no somos permeables a otras necesidades de la modernidad como una cultura y generación de un ecosistema emprendedor, que saque delante cuestiones tanto particulares como necesidades sociales, económicas, personales, educativas, productivas?

Más que nunca, en nuestra querida Argentina, necesitamos actuar y nada mejor que tomar buenas prácticas y ejemplos que han probado funcionar, desde la misma necesidad y realidad y de manera sencilla. Tomar estos ejemplos y adaptarnos a ellos, y adaptar estas buenas prácticas a nosotros, hacerlas parte fundamental de nuestros hábitos diarios.

Por ello propongo hoy, tener una mirada de Israel, tierra que lamentablemente hoy es noticia por cuestiones más atroces, pero de la que podemos honrar tomando algunos importantes ejemplos. Evitando convertirnos en analistas políticos y de guerra, y tener una mirada desde otro ángulo, tratando de tomar un poco de luz dentro de la oscuridad propongo usar la lupa para observar a Israel a nivel empresarial y a nivel ecosistema económico-emprendedor.

Israel, debido a sus necesidades desde su creación hace pocas décadas, se vio obligado a desarrollar una identidad que lo lleve a ser una de las principales economías del mundo, esto a pesar de no poseer no solo siquiera grandes recursos  naturales, sino prácticamente carecer de recursos esenciales suficientes como el agua o la tierra fértil.

En breve resumen, el core de negocios de Israel fue y es la inteligencia humana. El resultado, un país orientado a I + D + i. Investigación y Desarrollo e innovación.

Si bien un ecosistema lo hacen todas las componentes, la sociedad, el gobierno, las entidades financieras, etc. ¿Qué nos limita a que nosotros como individuos y sociedad no creemos y fomentemos ese ecosistema? Un ecosistema desde luego emprendedor, pero también orientado al networking, a la generación de prospectos y de personas para realizar no solo negocios, sino aprender, enseñar, emprender en conjuntos, compartir esfuerzo, lo que como humanos estamos diseñados a hacer, funcionar como tribu o como familia.

Un entrenamiento que propongo para reinventarnos en Argentina:

 Por eso, voy a pensar por un breve instante como un israelí y de manera tácita darnos una cantidad de tareas que podríamos contar con los dedos de una mano y poner en acción desde ahora mismo y a desarrollar:

  • VISIÓN DEL EMPRESARIO Y DEL LÍDER.  En Argentina el empresario está mal visto, si bien da trabajo, e invierte, empuja a que nos movamos, no termina de instaurarse como una figura positiva por una suma de motivos que con certeza deberíamos atender y solucionar. En cambio en Israel, el empresario está visto como  lo contrario. Y en general la ciencia está muy relacionada con las empresas y con este empresario, dónde no solamente se busca el capital principalmente sino cubrir las necesidades humanas. Esto genera un efecto multiplicador. En Israel, el empresario es una componente principal de la sociedad. Tanto como empresarios como personas de a pie, ponernos en un rol como el estado hebreo sería una muy buena práctica. Asimismo, el Israel, se puede decir que es el país de las start-ups, dónde cada día nace el sol y también una idea y hasta tal vez un empresario. Copiemos eso por favor.
  • DISCUSIÓN Y MEJORA DE LAS ÓRDENES. En los entrenamientos del ejército de Israel que pude observar y ser parte, comprendí la dinámica “democrática” de sus unidades. Los soldados aprenden a evolucionar las jerarquías, dónde se observa que los comandantes, llamados allá Serén o Rav Serén son los que van siempre adelante en lo que arriesgar sus vidas respecta. Y dónde los soldados de cualquier rango pueden cuestionar órdenes, siempre con un argumento válido claro está. No solo brindando una negativa a la orden, sino reemplazándola por una mejor. Esto llevado al ecosistema de negocios, sería como aplicar filosofía práctica y argumentativa que proponga siempre la mejora del día a día de una empresa, o el desarrollo más prolífico de un negocio, independientemente del rango o el poder relativo que se tenga en una empresa o en una mesa de negociación. Acá discutimos todo pero para nosotros o en el clásico radio pasillo, no nos paramos de mano a un jefe, a un padre, a un superior militar y si lo hacemos lo hacemos de incorrecta manera, una librada de todo honor, de todo mensaje, con un bombo y con el apoyo de otros cortando una calle, o por redes sociales de manera cobarde y anónima. No hay que ser muy inteligente para darnos cuenta que estamos dejando de lado nuestra valentía, propósito y mensaje de esta manera, para siempre digamos.
  • NEGOCIACIÓN TÁCITA. La practicidad Israelí, la orientación a la negociación rápida, a ver alternativas que satisfagan las necesidades de todos los presentes en una reunión y a cerrar tratos de manera dinámica, sin demasiada vuelta como estamos acostumbrados nosotros. Además de la tertulia que acompaña a nuestras negociaciones, deberíamos eliminar esa necesidad de inflar, masajear o mantener nuestro ego; y que prevalezca por delante el resultado en común. Debemos aprender a dejar que sea una lucha de voluntades y concentrarnos en encontrar variadas soluciones que satisfagan de una u otra manera las necesidades de todos.
  • AUSENCIA DE  MIEDO AL FRACASO. Un viejo conocido del argentino, ahí creo que tenemos más experiencia. El Israelí, en general, no tiene miedo a fallar, no tiene miedo a mandarse y fracasar. No poseen aversión al riesgo y aceptan de esta manera el posible fracaso y recorren la curva de aprendizaje natural. El fracaso es visto como algo inevitable en la vida de un soldado, de un emprendedor, que en ambos casos han atravesado y se han expuesto a incontables situaciones que los han traído hasta dónde están ahora. Sin lugar para el miedo, y con mucho espacio para el fracaso.  Toda esta acumulación de experiencia, que comienza en el colegio, la universidad, sigue en el ejército y luego en el trabajo para alguna empresa, o en emprendimientos propios, lleva a que el Israelí, como emprendedor, tenga una edad promedio de 40 años en adelante. Es decir, se combina experiencia con carácter a la hora de emprender.

 En resumen, somos nosotros, nuestra manera de pensar y de actuar los que impactamos en el corto plazo. Y en el mediano y largo plazo, el ecosistema, ese que podemos crear y modificar desde nuestros, muchas veces humilde, lugar en el mundo. Esto como educadores, empleados rasos, supervisores, gerentes, empresarios, emprendedores, padres, hijos y hermanos. Negociemos, hablemos, miremos a los ojos, digamos los que nos parece con argumentos, digamos sí y sepamos decir no de manera argumentada, tengamos ideas y busquemos junto a quién o quienes llevarlas a cabo, salgamos de la cama o del sillón y de frente de la TV, soltemos el celular, preguntemos en qué podemos ayudar, pensemos en qué podemos ayudar y simplemente hagámoslo, aprendamos, emprendamos, tengamos carácter para ser libres y brindar libertad.

Un afectuoso saludo, y mi deseo que tanto en Argentina como en Oriente Medio evolucionemos y encontremos mejores maneras de tratarnos, que sea paz y progreso, o que no sea nada. Y me despediré entonando las estrofas de Jorge Drexler:

No hay muerto que no me duela

No hay un bando ganador

 No hay nada más que dolor

Y otra vida que se vuela.

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