Identifica, usa y desarrolla tus talentos
“Un hombre noble marchó a una tierra lejana a recibir la investidura real y volverse. Llamó a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: «Negociad hasta mi vuelta».
Al volver, recibida ya la investidura real, mandó llamar ante sí a aquellos siervos a quienes había dado el dinero, para saber cuánto habían negociado. Vino el primero y dijo: «Señor, tu mina ha producido diez». Y le dijo: «Muy bien, siervo bueno, porque has sido fiel en lo poco, ten potestad sobre diez ciudades». Vino el segundo y dijo: «Señor, tu mina ha producido cinco». Le dijo a éste: «Tú ten también el mando de cinco ciudades». Vino el otro y dijo: «Señor, aquí está tu mina, que he tenido guardada en un pañuelo; pues tuve miedo de ti porque eres hombre severo, recoges lo que no depositaste y cosechas lo que no sembraste».
El noble, responde: «Por tus palabras te juzgo, siervo malo; ¿sabías que yo soy hombre severo, que recojo lo que no he depositado y cosecho lo que no he sembrado?…¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco? Así, al volver yo lo hubiera retirado con los intereses». Y les dijo a los presentes: «Quitadle la mina y dádsela al que tiene diez»…” (Lc 19-)
Esta parábola sigue resonando e inspirando, después de 2 mil años en hombres y mujeres por generaciones. Y como sucede con otras narrativas, cada lectura brinda nuevas perspectivas, hallazgos, e inspiraciones dada nuestra edad y circunstancias. Leerla y reflexionarla a los 17 años, a los 31 o a los 62, cambia la interpretación, los entendimientos y los significados. Contrastan las luces nuevas que nos brinda la experiencia y el camino andado.
Las “minas” o los “Talentos”, al que este pasaje de Lucas hace referencia, equivale a dones, habilidades, conocimientos, experiencias, competencias, virtudes, características y recursos personales con los que Dios o la naturaleza nos ha dotado al nacer o en algún momento de nuestra vida; asimismo se refiere a recursos materiales, bienes, herramientas, condiciones, personas, o situaciones con los que somos de alguna forma favorecidos y beneficiados. Para los católicos, dones y talentos para responder a lo que Dios nos pide a cada uno. Para los no creyentes, aquello con lo que contamos para cumplir nuestro propósito de vida en el mundo, en nuestro quehacer profesional, social, familiar.
“Negociad hasta mi vuelta” representaría el tiempo concreto que tenemos disponible para aprovechar y capitalizar esos dones y oportunidades en nuestras vidas. La vida que tenemos es dada, regalada. Nada hicimos para tenerla ni merecerla. Nada. Sin embargo, Dios, un Ser Superior o La Naturaleza según tus propias creencias, nos la ha regalado. Dios o ese “Ser Superior” espera que esos dones y talentos los hagamos fructificar, los multipliquemos, los hagamos producir, tres, cinco o diez veces más.
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El tiempo concreto de hacerlo es la vida misma, es el tiempo en el que podemos hacer florecer, fructificar, transformar y multiplicar esas oportunidades para el propio bien, de los demás y de la misión encomendada, aceptada, buscada o elegida. Qué es lo que estamos haciendo con esos dones en las situaciones concretas que enfrentamos y experimentamos? Estamos siendo capaces de hacerlos florecer, fructificar y multiplicar? Esos dones los ponemos al servicio de los demás? O los escondemos en un pañuelo para que nadie nos los quite?
En el tiempo, vamos descubriendo nuevas minas, oportunidades y recursos que recibimos, aunque a veces parecen ocultos a nuestra conciencia. También es posible que conociéndolos optemos por no hacer nada con ellos, ignorándolos o no valorándolos, de tal modo que ni uno mismo ni los demás se beneficien de ellos.
Los enemigos de nuestros talentos:
Estamos rodeados de oportunidades, de minas, de posibilidades, de opciones. No hace falta enfermarse para valorar la salud. No hace falta que deje de salir la luna para asombrarnos de su belleza. No hace falta perder a un ser querido para valorarlo. Si tienes trabajo, transfórmalo, hazlo florecer y genera todo el fruto que seas capaz. Si tienes algún bien, úsalo para crecerlo y hacer el bien a los demás. Si tienes un don, desarróllalo y perfecciónalo para el bien y el servicio. Si tienes seres queridos, valóralos y abrázalos. Si tienes tiempo, aprovéchalo.
Sandler Monterrey
2 añosGracias Luis, excelente reflexión, para seguir adelante!🤩
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2 añosSiempre vigente, gracias Luis Eugenio.
Asesor en Factor Humano
2 añosPara tenerlo presente todos los días! muchas gracias Luis, Jorge G Cota
Metacoach, Assessment Center / Entrevista por Competencias/Psicometría
2 añosExcelente Luis! Gracias