Ignorar las llamadas del jefe en Semana Santa: La verdad sobre el estado “Always on”
¿Realmente debemos responder las llamadas del jefe a medianoche o en vacaciones?
Imagina la siguiente escena: una persona que llega a la oficina, da lo mejor de sí de 8 a 5 y, cuando termina su horario laboral, se va felizmente a casa y no vuelve a saber de trabajo hasta el día siguiente. Afortunada o desafortunadamente, según el lente con el que se vea, esta escena está cada vez menos apegada a la realidad.
Hasta hace algunos años, los trabajadores de una empresa –sí, incluso los gerentes– cumplían un horario laboral y podían disfrutar su tiempo libre sin recibir llamadas telefónicas o correos cada 30 minutos. Pero la tecnología digital ha llegado para darle a esta situación un giro de 180 grados: hoy día, todo empleado que posea un teléfono inteligente está expuesto a ser bombardeado con llamadas, mensajes y correos fuera de su horario laboral.
Este estado always on –que se refiere a la cualidad de estar siempre disponible para cuestiones de trabajo y está íntimamente ligado con la tecnología digital– es impulsado por varias empresas y valorado por más de un jefe (porque un empleado que ama su trabajo nunca se desconecta de él… ¿verdad?). Pero, ¿cuáles son las consecuencias de responder las llamadas del jefe a medianoche? Y más aún, ¿cómo podemos enfrentar esta situación?
La importancia de poner un freno
Siempre un paso adelante en materia de legislación laboral, Francia emitió hace algunos meses una ley que permite que los trabajadores de ciertos sectores ignoren los correos electrónicos que reciban al salir de la oficina. Esto, se explicó en diversos medios, con la finalidad de respetar el “tiempo obligado de reposo y desconexión”.
Sin embargo, la situación de países de América Latina es diametralmente distinta: la línea entre trabajo y vida privada está cada vez más difuminada, y si algo se valora no es el tiempo libre, sino el trabajo en exceso.
Enfócate en los resultados de tus empleados, y no el tiempo que pasen en la oficina. Pasar más de 14 horas frente a una computadora no es sinónimo de ser eficiente ni pro activo.
Aprende a respetar el tiempo libre de tus trabajadores. Quizá estés enamoradísimo de tu trabajo, y no puedas dejarlo incluso afuera de la oficina. Pero no todos tienen por qué sentir lo mismo que tú. Evita llamar a tus empleados, mandarles correos electrónicos o whatsapps (sí, también cuentan) fuera del horario laboral, a menos que sea estrictamente necesario.
Pregúntate, “¿puede esperar a mañana?”. No importa qué tan cercana sea tu relación con un empleado: si el asunto puede esperar al día siguiente, espera. Si te acordaste en ese momento y temes que se te olvide, ¡apúntalo en tu agenda o pídele a tu celular que te lo recuerde!
Quizá proporciones a tus empleados un celular del trabajo, y eso está muy bien. Pero ojo: esto no significa que tengan que estar disponibles para ti 24/7. Las mismas reglas aplican.
Si eres empleado…
Primero que nada, convéncete de que tienes derecho de disfrutar tu tiempo libre. El hecho de que hagas planes con tus familiares o amigos no te vuelve un trabajador irresponsable, sino una persona normal. ¿O no?
Durante tu tiempo libre, y sobre todo en fines de semana, reduce el número de veces que revisas tu celular. Y ¡quítate esa maña de revisar tu correo electrónico! Muchas veces nosotros tenemos la culpa por no lograr desconectarnos del todo de nuestro trabajo.
Si tu jefe suele llamarte fuera del horario laboral, quizá puedas ignorarlo algunas veces, pero muchas otras te verás forzado a contestar. Así que hablar con él será mejor opción. Pídele amablemente que resuelvan los asuntos laborales mientras te encuentres en la oficina, pues te sentirás mucho más apto para enfrentarlos.
Aprende a dibujar una línea y decir “no”. Muchas veces, tu jefe valorará tu tiempo libre si sabe que tú lo valoras. Por el contrario, si le das a entender que tu vida personal no es tan importante y que estás siempre disponible para cuestiones de trabajo, le darás pie a que te llame cuando le venga en gana. A final de cuentas, todo depende de ti.