Inteligencia Artificial: Entre la Innovación y la Responsabilidad en la Era Digital
Ya nada nos sorprende a los nacidos en los 70’s, vivimos una era en la cual la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta poderosa que está en todas partes, desde nuestras redes sociales hasta los diagnósticos médicos y las decisiones judiciales, es más, esta pequeña reflexión podría haber sido escrita con Chat GPT. Pero con todo este potencial viene también una gran responsabilidad, no podemos perder de vista algo fundamental, “Skynet no puede ocurrir”.
En los albores del siglo XIX, Mary Shelley visualizó una creación que se iba contra su creador, en su famosa obra “Frankenstein”, o poco más de un siglo después Issac Asimov enuncia sus famosas leyes de la robótica, las que están más actuales que nunca en este frenesí tecnológico.
La IA es, al final del día, una herramienta que no ha sido creada ni entrenada para reemplazarnos o quitarnos el control, sino en teoría para hacer lo que toda nueva tecnología hace, facilitarnos la vida, hacernos más eficientes y resolver problemas complejos. Sin embargo, como cualquier herramienta, su uso depende de cómo la decidamos emplear, si una IA está mal configurada, es entrenada con sesgos o controlada de manera irresponsable, puede tomar en algún momento malas decisiones sobre temas cruciales en salud, educación o justicia para poner algunos ejemplos y un solo error no es únicamente un fallo técnico, puede afectar la vida de una o miles de personas para siempre.
Por eso, es tan importante una regulación adecuada que preserve y defienda la dignidad humana respetando los derechos fundamentales, sin afectar la libertad del desarrollo tecnológico. Los procesos de aplicación de IA en una institución, empresa o emprendimiento deben contar con un marco regulatorio adecuado, que, a falta de normas o leyes, esté debidamente soportado en los conceptos de mitigación de riesgos y en principios éticos y morales.
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En este sentido, los sistemas de IA generativa que se emplean en áreas críticas deben ser desarrollados con sumo cuidado tomando en cuenta los riesgos en la privacidad, la ciberseguridad, el cumplimiento normativo, las relaciones con terceros, las obligaciones legales, la propiedad intelectual, etc. Antes de implementar una IA en un hospital, en una sala de juicios o en nuestra empresa, debemos asegurarnos de que el riesgo mantenga un equilibrio con la innovación.
La realidad es que la inteligencia artificial llegó para quedarse, ya está transformando muchos aspectos de nuestras vidas, y seguirá haciéndolo. En lugar de resistirnos, lo mejor que podemos hacer es aprender a convivir con ella y adaptarla a nuestro día a día. Esto implica lograr que se integre en nuestro trabajo y actividades cotidianas, entendiendo que no es la adaptación normal a una nueva tecnología, sino más bien un cambio de paradigma que debemos enfrentar, repensando el vínculo de nuestro cerebro y nuestras acciones.
Gallegos, Valarezo & Neira, con su área de Derecho de nuevas tecnologías, estaremos gustosos de brindarles asesoría en esta transición, adaptando a los contextos sociales, culturales y económicos la aplicación de la inteligencia artificial en su empresa.