Inteligencia racional + inteligencia emocional

Inteligencia racional + inteligencia emocional

No es extraño, y seguramente todos nos hemos encontrado alguna situación en los últimos días, ya sea en la vida real o por televisión, en la que vemos reacciones irracionales ante situaciones excepcionales. Pongamos un ejemplo rápido: un atraco. Sentados en nuestro sofá viendo el suceso en los informativos, diríamos que ante esta situación, lo más LÓGICO, es entregar lo que nos piden como medio de supervivencia. ¡Cómo se le puede ocurrir hacer otra cosa!. Sin embargo, la mayoría de las veces, nuestro instinto no pasa por analizar cuál es el mejor medio (entregar lo que nos piden) para llevarnos al fin (volver a estar a salvo), sino que intentamos llegar al fin, con una respuesta menos elaborada, que en algunos casos es enfrentarnos al agresor incluso en inferioridad de condiciones, como animales en nuestra respuesta más fisiológica. Es decir, tomamos como medio para conseguir el fin, una opción menos efectiva. La diferencia entre estas dos respuestas está en la parte externa y más evolucionada de nuestro cerebro: EL NEOCORTEX.

Simplificando mucho, cuando recibimos estímulos normales de nuestro entorno, recabados por nuestros sentidos, la información pasa por el tálamo, y posteriormente hacia el neocórtex. Es aquí donde se realiza un análisis y toma de decisiones racional, para enviar esta respuesta a la amígdala, que es la encargada de orquestar al aparato locomotor en consecuencia.

Sin embargo, cuando tenemos un episodio emocional intenso, muchas veces estos estímulos se saltan el circuito normal y racional, y PARTE de la información que se deriva al neocórtex,  pasa directamente a la amígdala, e inmediatamente al aparato locomotor. En consecuencia, ante estas situaciones, prima la rapidez sobre la efectividad. Normalmente, tras estos episodios llega el arrepentimiento, ya que la respuesta racional ha llegado demasiado tarde.

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En tiempos ancestrales, estas respuestas podían significar la diferencia entre la vida de la muerte, ya que un simple ruido o visualización de una vaga sombra, provocaba una respuesta inmediata en favor de la supervivencia. Sin embargo, a día de hoy este tipo de respuestas en su mayoría nos suponen más inconvenientes que ventajas, y es necesario poder controlar, o al menos, ser conscientes de ellas.

Tradicionalmente, en el mundo laboral se ha dado más relevancia a la inteligencia racional, medible a través del cociente (o coeficiente) intelectual, y los sentimientos y emociones pasaban a un segundo plano. Diversos estudios indican que el éxito profesional va fuertemente ligado a la inteligencia emocional y a la forma en la que controlamos estos estímulos fuertes en situaciones de estrés y ansiedad, y como manejamos nuestras relaciones personales en estas situaciones adversas.

Para finalizar, me resultó muy curiosa esta pequeña broma, en la que el miedo secuestra literalmente la capacidad racional, para comenzar a actuar de inmediato, renunciando a cualquier tipo de análisis de situación que podamos tener. La ausencia de miedo (carga emocional) es el motivo por el que, un enfermero/a no tendría la misma reacción, dando una respuesta más racional, evaluando la mejor alternativa.

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