Jugar al ping pong con el cerebro
Cuando un cerebro juega al pingpong con las ideas, crea una fábrica de ideas y relaciones productivas. Una buena idea por día representa 30 por mes y 360 por año. El creativo cuando es innovador es el mejor imitador de Dios en la tierra.
La emoción y la razón compiten en el cerebro que debe decidir en todo momento, desde lo más simple hasta lo más complejo. El cerebro tiene un sesgo cognitivo peligroso: es propenso al error y a lo irracional. El deseo de satisfacer un deseo inmediato suele prevalecer sobre la satisfacción a largo plazo. Las emociones son cruciales. El miedo, el amor y el odio explican la irracionalidad. No es fácil decidir, nunca se posee toda la información relevante para ajustarse al contexto, con imparcialidad, comprendiendo las limitaciones y teniendo los objetivos claros.
La evidencia indica que el cerebro decide habitualmente en forma rápida, automática, instintiva, no consciente, emocional y sin hacer el esfuerzo de pensar. También las normas sociales influyen en las decisiones y generan modelos mentales adaptados a ellas.
El radar o la brújula
La sociedad de consumo ofrece un radar que induce a imitar la moda y a los ricos y famosos, no la brújula interna que señale el camino, pero “no hay vientos favorables para quién no sabe a dónde quiere llegar”. Además de conocerse a sí mismo es vital dominar las destrezas genéricas. Son las de leer, escuchar, argumentar y cumplir con lo que se promete.
El cerebro reúne información interna y externa para dirigir la conducta. Lo hace con un análisis deliberado, reflexivo, lento, razonado, con esfuerzo o decide de forma automática. Esta dicotomía de funcionamiento determina esta repartición de tareas en el concierto mental.
Si un camión se viene encima de alguien y salta para evitarlo, esa reacción rápida no llega a la esfera consciente. Recién cuando pasa el peligro se advierte que ese reflejo le salvó la vida. En todo momento el cerebro hace cálculos que no llegan a la conciencia y que parecen obvios.
Los que se ganan la vida haciendo malabarismo con pelotas mientras los conductores esperan que cambie el semáforo, con años de práctica formaron circuitos especializados en su cerebro. Cuando se aprenden nuevas habilidades, éstas cambian la estructura cerebral.
La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro de modificarse a sí mismo. Lo va haciendo desde la primera infancia para reconocer, caminar, leer, etc. Los circuitos cerebrales se activan al practicar esas actividades y permiten que estas acciones se tornen automáticas y eficientes.
Dos tipos de procesos
Al reconocer patrones el cerebro integra la memoria sobre el pasado, lo usa como guía y actúa por analogía, según el resultado que tuvo. El error de percepción se da cuando presume que la situación presente se asemeja a otra y no lo es. El segundo error es aplicar etiquetas emocionales a una situación. Son marcas de experiencias almacenadas con información afectiva (peligroso, agradable) y sobre intensidad (muy peligroso, poco peligroso).
Estos mecanismos logran que la búsqueda sea más eficiente y veloz y se usan en las decisiones rutinarias, para las cuales hay un conjunto de conexiones que resultan del aprendizaje y dependen de la experiencia o de la práctica en escenarios donde ya fueron ensayadas.
No es fácil advertir el uso constante de estos procesos y tampoco de la importancia que tienen. Cuando se ven alterados por daños en determinadas regiones cerebrales perturban el procesamiento emocional e impiden utilizar las etiquetas emocionales para tomar decisiones rápidas y tiene que hacerse una evaluación deliberada y analítica de sus opciones.
Partidas ping pong
En las partidas de ajedrez rápidas cada movida se hace en segundos, y actúa exclusivamente el sistema del cerebro «rápido» o emocional. Pero el ajedrez es una actividad racional que exige de análisis y esfuerzo mental consciente. Ahí el sistema «lento», que es el que controla las ideas sistema rápido, no tiene tiempo de emitir juicios y valoraciones y no puede cuestionar el uso de los patrones aprendidos por el sistema rápido que acude al depósito que la experiencia le ha proporcionado. No se puede cuestionar la utilidad de los patrones, porque su prioridad va a ser la de dar una respuesta inmediata al contexto. El entrenamiento cognitivo automatiza algunos patrones útiles del sistema lento al sistema rápido.
A continuación el lector deberá solucionar un acertijo para comprender como funcionan ambos sistemas. Primero responda de manera rápida, sin cálculos, y deje que aparezca la intuición.
Un juego de ajedrez con su correspondiente caja para guardarlo cuesta $5 con 80 centavos. Si el juego de ajedrez cuesta $5 más que la caja, ¿cuánto cuesta la caja?
La respuesta rápida es 80 centavos, pero el sistema lento advierte que si la caja vale 80 centavos y el juego de ajedrez con la caja cuesta $5 más, la suma es $6 con 60 centavos. La respuesta correcta es 40 centavos. Algo parecido es lo que sucede en el cerebro constantemente.
Psicología del cambio de conducta
Entrenar al cerebro achica la grieta entre lo que se quiere y lo que se hace. Hacer yoga, ejercicio físico, alimentarse sanamente, usar el cinturón de seguridad, no fumar, entrenar la mente, es formar hábitos para estar mejor y son decisiones personales. La excusa común es dejarlo para más adelante y el perjudicado es uno mismo pero, de algún modo, afecta al sistema de salud. Muchas problemáticas sociales podrían reducirse cambiando comportamientos individuales. Modificar una conducta es un proyecto que se centra en las motivaciones que subyacen. La psicología asume que es posible hacerlo si se modifican los procesos que la controlan. El cambio no depende sólo de las actitudes y creencias, sino también de motivaciones inconscientes. La conducta ocurre en un campo de fuerzas donde operan múltiples presiones. Algunas llevan a actuar de acuerdo con las metas, son “motivaciones de aproximación”. Otras son “motivaciones de evitación”, que alejan del objetivo. La conducta resulta de la tensión entre ambas. Cualquier impulso colectivo de cambio debe analizar las motivaciones. Diseñar intervenciones educativas que actúen sobre los comportamientos supone considerar los “impuestos y subsidios psicológicos”. Y, como tales, se los puede añadir o quitar y pueden o no ser materiales (el respeto, la autoestima y la identidad, son ejemplos de impuestos psicológicos). Los incrementos constituyen subsidios psicológicos.
En 1990 se hizo en EEUU una campaña de seguridad vial para reducir el efecto del alcohol. El éxito de la campaña “Los amigos no dejan que sus amigos conduzcan alcoholizados” fue hacer sentir incómodas a las personas que dejan que otros conduzcan alcoholizados. Es decir, impone un impuesto psicológico: Si dejas que tu amigo conduzca alcoholizado, no eres un buen amigo.
La eficiencia de la intervención radica en vincular la acción deseada con un valor extendido y positivo. Los impuestos y subsidios psicológicos pueden ser mejores que los económicos. Es posible combinarlos y potenciar su efecto, como sería el caso de obtener ganancias psicológicas y monetarias por hacer el bien. Sin embargo, la relación entre los impuestos y subsidios psicológicos y materiales puede no ser tan directa. Por eso las intervenciones sobre la conducta deben partir de un análisis minucioso de las circunstancias internas y externas que las motivan.
La inteligencia artificial aprende muy rápido.
Lo demuestra el documental AlphaGo, filmado en 2016, donde logró derrotar a Lee Sedol, el mejor jugador de la historia del Go, el juego de mesa más difícil. Si bien demostró que puede calcular a una velocidad escalofriante, ¿podrá llegar a ser creativa ?. Para eso debería desarrollar capacidades humanas como la intuición, usar los cinco sentidos, mantener viva la curiosidad y escuchar con atención. Es lo que le permite al ser creativo conectarse con ideas que no son propias, sino que están en el aire. Eso explica por qué es común que varias personas desarrollen una misma idea al mismo tiempo en distintas partes del mundo. En lugar de la intuición, un algoritmo autor de obras de arte usó un método mucho más pragmático: una Red Generativa Antagónica integrada por dos partes. La “generadora” analizó una base de datos de 15.000 retratos pintados entre los siglos XIV y XX, mientras que la “discriminadora” intentaba reconocer las diferencias entre las imágenes realizadas por humanos y las producidas por el generador. Los retratos proporcionaron la mejor forma de ilustrar que los algoritmos pueden emular la creatividad. Mientras ese proyecto crece, el arte creado por humanos no florece y está siguiendo el mismo ciclo enfermo que la moda, con mucho poder concentrado en pocas manos. Las galerías son como museos, tienen viejos artistas, mientras que los jóvenes son explotados. Todos podríamos ser artistas. La inteligencia artificial también piensa muy rápido, ya pinta retratos y hace temblar con su aspiración de ser creativa.
El futuro hay que crearlo
Los trabajos que tienen más posibilidad de ser automatizados son los rutinarios. Hace 4 años, ni se pensaba que alguien diga: “soy un especialista en blockchain”. Hay que llevar la idea de la abundancia tecnológica a los esquemas mentales para pensar de una manera diferente. Hay aspectos del trabajo relacionados con el contacto con las personas. El empleador podría pensar que de 10 profesionales ahora necesita solo 2, o por el otro lado puede aprovechar a los 10 para que se enfoquen en la interacción con las personas. Pensar que ahora hay un equipo de 10 que pueden hacer más. En vez de hacer lo mismo con menos gente, hacer más con la misma gente. Es una posibilidad. La transición es un desafío muy interesante. Pensemos en la frase de Alan Kay : “la mejor manera de predecir el futuro es inventarlo“. El desafío es pensar en el mundo del futuro. En estos momentos de cambio, hay que pensar en cómo se van a reentrenar las personas cuyos trabajos serán automatizados.
La necesidad de aprender durante toda la vida
El sistema educativo está diseñado para una era anterior, igual que la manera de entender la educación. Se trata de ir a la escuela, a la universidad y quizás hacer un posgrado. Y ya está. En el mundo del trabajo se adquiere la experiencia. Esto ya no es así. Puede venir una era en donde se trabaja por un tiempo y se vuelve a la universidad, y así indefinidamente. Se trata de reaprender permanentemente.
La habilidad de desaprender
El aprendizaje tradicional se basa en la construcción de conceptos, como si fueran una escalera. Pero hay situaciones en las que hay que poner ese modelo enteramente al costado y construir un nuevo modelo ante desafío que se presenta.
Desaprender es un ejercicio muy bueno. Los negocios del presente y del futuro deberán asentarse en el propósito de la compañía y construir un futuro de abundancia en equipo.
El concepto de cocreación es dejar de pensar el negocio “para”, a pensarlo “con”. Construir el futuro de la abundancia en conjunto. Cuando las redes sociales empezaron a surgir, el mundo se movía en producir algo para alguien, pero cuando los medios digitales comenzaron a surgir, las personas quisieron entrar en una conversación, y no escuchar un monólogo. Se trata de cocrear alrededor de un propósito común. La Inteligencia Artificial puede reemplazar cualquier tarea. ¿Cuál es la cualidad humana irremplazable. Algunos hablan de la creatividad, pero ya hay diseños y obras de arte creadas por robots. Lo que sí es y será siempre importante es la capacidad para las relaciones interpersonales, la empatía, aunque hay un campo llamado affective computing (computación de los afectos), aplicada a las emociones humanas, que nació de la necesidad de comprender a chicos con autismo, que también se aplica a la psicología.
Muchas tecnologías podrían hacer que la vida sea mejor. El futuro del trabajo debe resolver la pregunta de cuál es la sociedad que se desea y cómo hacer para que todo el mundo se beneficie de los avances tecnológicos. Y que nadie se quede atrás. Tecnologías en expansión comprenden las emociones humanas, una cualidad solo de las personas, hasta ahora.
La saliencia
Es un resorte que salta cuando se conoce gente que a uno le llama la atención. Nunca hay una segunda oportunidad para una primera impresión, dijo Oscar Wilde-.
Dependiendo de cuál sea la valoración del rasgo, la persona quedará marcada por la misma, de manera inconsciente y automática. Si nos quedamos con la primera impresión, podemos negarnos a descubrir a las personas tal y como son. Ser consciente permite expandir el conocimiento y no dejarse llevar por la forma automática que impide descubrir.
Se puede mirar desde otra perspectiva, porque como dijo Campoamor: “en este mundo traidor nada es verdad o mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.
La mente dividida
Un cuerpo que calla o contiene las emociones, provoca daño a la salud. Somos lo que pensamos: El camino a la felicidad no es recto, hay curvas llamadas EQUIVOCACIONES, semáforos llamados AMIGOS, luces llamadas FAMILIA, una llanta de repuesto llamada DECISION, un motor llamado AMOR, un seguro llamado FE, un combustible llamado PACIENCIA, y un conductor llamado CREADOR o como lo quieras llamar.
Tomar las riendas
La mente que no abreva en el espíritu carece de señales, vaga errante y las emociones no se alienan. Cualquier éxito es fugaz y el trauma se consolida. Pero cuando se anclan al espíritu brindan la sensación de unidad, amor y paz. La mente es un software que puede brindar libertad o un ego dividido, cuando el programa está infectado por los virus. Así se fabrica una prisión sin que se advierta. Estado de flujo es un entrenamiento de la atención y la energía psíquica para poder transferirlos a situaciones diversas, aplicando el control mental, el pensamiento creativo y estratégico, enmarcados en la inteligencia social y emocional.
Así cada cerebro podrá jugar al pingpong con las ideas creando una fábrica de ideas y relaciones productivas. Una buena idea por día representa 30 por mes y 360 por año. El creativo cuando es innovador es el mejor imitador de Dios en la tierra.