Interés Compuesto
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Interés Compuesto

Era julio de 2019 y estaba enfocado en materializar este libro, llevaba algún avance y las ideas fluían poco a poco. Aunque me abrumaba la idea de escribir -por el tiempo y los contenidos- lo seguía haciendo de manera regular. Lo que pasó después de ese mes es la misma historia con proyectos que he dejado a medias: durante las siguientes semanas dejé en pausa el proyecto, casi de forma consciente y bastante incómoda. Ninguna situación me alejaba física o mentalmente de seguir escribiendo, simplemente prefería hacer otra cosa. No tenía excusa y aún así pasaba el tiempo y otra idea con algo de potencial se empezaba a desvanecer. Mi motivación no era suficiente para mantener el ritmo pero además habían otros factores.

La meta “escribir un libro” se presenta intimidante como cualquier objetivo en la vida como ahorrar o hacer ejercicio. Al principio la energía y la motivación son elevadas pero conforme se avanza van disminuyendo ¿Por qué? Nuestras mentes, dicho de forma simple, están programadas para resolver problemas de manera práctica y obtener una gratificación, si hago A obtendré B. La cuestión radica cuando se deben construir hábitos para alcanzar objetivos en determinado tiempo. Estamos más enfocados de manera inconsciente en la meta y en la recompensa que en desarrollar la estructura adecuada para llegar a ella. Quería escribir un libro pero estaba muy lejos de lograrlo si no creaba una rutina.

Hacer ejercicio o meditar funciona realmente así: empezar con pequeños esfuerzos para luego subir la intensidad con el impulso. Entender esto era un buen principio para retomar el proyecto, reducir en partes una tarea grande. El problema de los objetivos importantes es querer resultados inmediatos y al no verlos renunciar con facilidad, no es falta de visión sino de estructura y practicidad lo que hace difícil alcanzarlos.

Y así me pasó, no tenía mi proyecto hecho pero el objetivo seguía rondando mi cabeza hasta que conocí la idea de interés compuesto. En la jerga financiera significa generar ganancias a partir de intereses: si invierto $100 (en un fondo de inversión por ejemplo) a una tasa mensual de 5% tendré al final de este periodo $105 y si decido reinvertir por otro periodo, los intereses se calculan sobre la ganancia ($5) más el capital invertido inicialmente ($100). Al reinvertir esta cantidad más los intereses por un año tendré $179 al final sin hacer una nueva inversión de capital, pero si ahorro otros $100 cada mes los rendimientos serán mejores con el tiempo. Si estoy invirtiendo para un viaje lograré la cantidad de dinero necesaria en menor tiempo y mantener su valor adquisitivo.

Aunque las cifras son hipotéticas ilustran cómo funciona el interés compuesto en términos cuantitativos: las ganancias dependen de la inversión adecuada y de mantenerlas en movimiento, tener el dinero o las ideas debajo del colchón no generan rentabilidad por más valiosas que sean. Por eso es importante este concepto para lograr cualquier objetivo, la suma de pequeños esfuerzos bien enfocados crea resultados exponenciales en el tiempo y como contraparte pérdidas ¿Por qué? Porque las ganancias futuras están basadas en los esfuerzos presentes.

Estaba estancado y pensaba más en la idea de lo que realmente lograba. Eso me llevó a entender, si quería seguir adelante, que no necesitaba sentarme 8 horas diarias para terminar el libro sino dedicar una hora al día a trabajar en él: un tiempo suficiente para no perder el impulso ni las ideas. Al completar una página recordaba algo que había quedado suelto y lo redactaba mejor, incluía nuevas palabras o iba corrigiendo redacción. Mi inversión inicial crecía poco a poco y si quería ver ganancias debía mantener el ritmo aunque no fuera la versión perfecta. Con el tiempo tenía varias páginas con errores, un escenario mucho más favorable que no tener nada.

Así como en el ejemplo del dinero mi proyecto debía tener razón de ser. Al emprender he tenido que ser mi propio guía por momentos y por más romántico que suene, no es sencillo. En un empleo todas las condiciones están más o menos claras y definidas, emprendiendo no tanto. Una persona u organización te dice qué actividades hacer y cómo para luego recibir un sueldo, al ser tu propio mecenas eres quién define toda la operación, lo cual requiere mayor disciplina porque a quién debes rendir cuentas es a ti mismo. La idea de interés compuesto ha sido una de varias que me han ayudado a encontrar sentido en lo que hago, tanto en mi vida como en mi emprendimiento: no la idea por sí misma sino integrarla con otras y más importante aún, llevarlas a la práctica para obtener resultados reales. Creo que cualquier persona puede emprender con éxito y mi objetivo con el libro es servir como inspiración a todo aquel que le cueste trabajo llevar a cabo sus emprendimientos.

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