Israel y el Líbano continúan su pacto de alto al fuego

Israel y el Líbano continúan su pacto de alto al fuego

El gobierno de Netanyahu y el del presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri, mantiene los acuerdos que estipulan la expulsión de las tropas de Hezbolá en el sur y de los soldados israelís; sin embargo, la situación en otros frentes se mantiene complicada.

David Jesús Flores Heredia

Después de casi 14 meses de combate entre Israel y Hezbolá, ambos bandos han logrado pactar un alto al fuego y, aparentemente, terminar con esta guerra que llevaba como saldo más de 1.2 millones de libaneses y 50 mil israelíes desplazados de sus hogares, además de, aproximadamente, tres mil 700 muertos –según las autoridades libanesas– y 130 del lado de Tel Aviv.

Cabe destacar que el acuerdo llegó un día antes de que el presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri, presidiera la sesión del Legislativo donde se estipuló que el nuevo presidente del país árabe será elegido el próximo nueve de enero.

Al respecto, Berri indicó: “Me había prometido a mí mismo que inmediatamente después del alto el fuego fijaría una fecha para una sesión para elegir a un Presidente de la República, por eso anuncio desde ahora que se fijará una sesión para el nueve de enero”.

No obstante, las aldeas fronterizas han sido arrasadas y miles de edificios dañados; también, diversas ciudades del sur y del este y Beirut han padecido los estragos de la guerra; por ello, el Banco Mundial estima que las pérdidas ascienden a unos 8 mil 500 millones de dólares con los que tendrá que lidiar el país.

EL ACUERDO

El acuerdo de alto al fuego entre Israel y el Líbano está basado en la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones unidas (ONU) que estipula la retirada de Israel del sur del Líbano y garantiza que Hezbolá cambie su posición hacia el norte del río Litani; en lo concerniente al área liberada, esta será custodiada por el ejército libanés y las fuerzas de paz de la ONU.

Actualmente, el pacto se encuentra en su primera etapa que cuenta con un tiempo estimado de 60 días; cabe destacar que Estados Unidos encabezará la supervisión del cumplimiento de ambas partes; en tal sentido, el presidente estadounidense, Joe Biden, declaró: “El acuerdo fue diseñado para ser un cese permanente de las hostilidades”.

No obstante, Israel ha exigido el derecho a actuar si Hezbolá viola sus obligaciones, pero los funcionarios libaneses rechazaron incluir esta petición en la propuesta oficial; por ello, el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, remarcó que su ejército atacará a los rebeldes libaneses si la fuerza de paz de la ONU –conocida como UNIFIIL– no hace cumplir el acuerdo.

Por su parte, Mahmoud Qamati, vicepresidente del consejo político de Hezbolá, en entrevista con la cadena de noticias catarí Al Jazeera, indicó:  "Después de revisar el acuerdo firmado por el gobierno enemigo, veremos si hay una coincidencia entre lo que dijimos y lo acordado por los funcionarios libaneses. Queremos el fin de la agresión, por supuesto, pero no a costa de la soberanía del Estado”.

Asimismo, el principal diplomático de la Unión Europea, Josep Borrell, afirmó que las preocupaciones de seguridad de Israel estaban contempladas en el acuerdo; y un funcionario militar libanés –quien habló bajo condición con la agencia internacional The Associated Press– reveló que “el despliegue de tropas será gradual en las zonas del sur, incluidas aquellas de las que se retiran las tropas israelíes”.

ANTE LA CPI

Diversos expertos consideran que uno de los puntos más complicados es la confianza que pueda apreciar Israel sobre Hezbolá y la presión que ello genera, porque si Tel Aviv, en algún momento, considera que los libaneses no están cumpliendo a cabalidad con los términos acordados, atacará sin consideraciones –ni siquiera mínimas.

Además, Matt Duss, vicepresidente ejecutivo del Centro de Política Internacional –un grupo de expertos con sede en Washington– advirtió: “Con el apoyo de Estados Unidos, Israel se ha dado libertad casi total para determinar cuándo necesita o quiere atacar nuevamente al Líbano por cualquier razón”.

Mientras el acuerdo continúa su curso, Israel, que mantiene otro frente de tensión importante, como es la guerra contra Hamás en Palestina, ha presentado una apelación ante la Corte Penal Internacional (CPI) con el objetivo de detener sus órdenes de arresto contra Netanyahu y su ex ministro de Defensa, Yoav Gallant, acusados de perpetrar crímenes de lesa humanidad en la Franja de Gaza.

Al respecto, la CPI –hasta el cierre de esta edición– no se ha pronunciado en lo concerniente a la apelación de Tel Aviv; no obstante, a través de un comunicado conjunto, el ejército israelí y el servicio de seguridad interna Shin Bet afirmaron que han confiscado un gran embarque de armas procedentes de Irán presuntamente destinadas a militantes de Hamás.

En tal sentido, el documento reveló que el material incautado contenía cohetes, explosivos, lanzagranadas, rifles de francotirador y otras armas; sin embargo, a pesar de la difusión de diversas imágenes, las autoridades no detallaron donde se produjo la incautación ni respondieron las solicitudes de comentarios por parte de la prensa; asimismo, solo nombraron a un grupo de comandantes presuntamente pertenecientes a dos unidades de la Guardia Revolucionaria paramilitar de Irán.

 


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