Jugando con OKRs: 4 descubrimientos en nuestro primer año.
Uno de los descubrimientos más importantes al implementar la metodología (filosofía, diríamos los románticos) de los OKR en nuestra empresa, es que nos ha ayudado a encontrar un sentido, individual y colectivo, al trabajo.
La sigla puede hacer pensar en otro desglose de palabras en inglés cuyo significado remite a algún proceso grandilocuente y complejo del mundo del marketing, y aunque lograr la armonía es un camino culebrero y pedregoso, su valor radica también en su simpleza, la metodología de OKR se puede entender al instante con una metáfora de John Doerr, su principal promotor:
“El objetivo (el O) es el otro lado de la orilla de un rió caudaloso, un lugar difícil de alcanzar pero necesario para avanzar en el camino; los resultados clave (Key Results, en inglés) son las rocas que se ponen, una a una, para cruzar a la otra orilla, para alcanzar el objetivo.”
Los objetivos son metas inspiradoras que, aunque lejanas, se pueden visualizar y alcanzar si se ponen las piedras en los lugares correctos; los Resultados Clave son tan contundentes (aunque no necesariamente tan firmes e inamovibles) como las rocas que nos permiten llegar al otro lado.
Los Objetivos entonces son la meta, Los KR son los hechos, verificables, explícitos, medibles y contrastables, que confirman el cumplimiento de dicha meta.
Hemos venido aplicando la metodología, de a poco, experimentando y jugando con ella desde principios de año, hemos aprendido lo obvio (que nos ayudan a medir y a concentrarnos en lo importante más allá de lo urgente) y hemos aprendido colateralmente unas cuántas cosas más:
- Los OKR conectan los esfuerzos individuales con los objetivos de la empresa: los OKRs funcionan en cascada, de los corporativos se desprenden los de las áreas y de ellos se desprenden los de las personas; eso implica que, como en un castillo de naipes, lo que se hace desde “abajo” impacta arriba, yo podría explicar cómo cada tarea de mi día a día tiene una importancia vital para la organización, eso tiene una relevancia doble: mi trabajo cobra una trascendencia colectiva y adquiere un sentido individual.
- Los OKR marcan un avance: todos hemos tenido la sensación de haber trabajado todo el día (o el mes, o el año) y sentir a la vez que no se avanzó nada; los Key Result (y más si son una barra que se actualiza, o un número que incrementa) difuminan esa incertidumbre, hay días en que trabajo menos y hay días en que trabajo más, la sensación de avance no está marcada por el tiempo que estuve sentado frente al computador sino por el desarrollo de las tareas que impactan en mis Resultados Clave.
- Los OKR se ven como un tejido: Aunque los nuestros son pequeñas islas separadas aún, unos OKR fuertes y bien conectados se ven como un tejido, un tejido en donde diferentes áreas trabajan de manera conjunta; ¿cuántas veces se han dado cuenta que están trabajando en un formato que permite facilitar y estandarizar un proceso determinado y tomando un café con otro compañero te das cuenta de que está trabajando exactamente en lo mismo? los OKRs dan visibilidad a las tareas importantes de los demás permitiendo conectar proyectos comunes y hacer confluír esfuerzos, para lograrlo, a nosotros nos sirvió Perdoo una plataforma que no solo permite almacenar OKRs sino que potencia la metodología, brindando pequeños consejos y tutoriales en cada fase.
- Los OKR son un lenguaje común: Cuántas veces te has quedado frío cuando tu jefe te saluda con un inocente “¿Quiubo cómo vamos?”, ante esa la pregunta la mente queda en blanco, por muchos proyectos que hayan en marcha. Los OKR son no solo la respuesta a esa pregunta sino además la forma de dinamizar las interminables reuniones de avance. Si tenemos claro lo importante, la meta y la ruta, las reuniones semanales (y la respuesta al cómo vamos) tiene una respuesta clara. Vamos así y tenemos estos problemas para llegar allá.
Seguiremos jugando con los OKRs; seguiremos contemplando, experimentando, probando y midiendo la manera en cómo trazamos nuestros caminos; nuestro primer año ha sido el de la sorpresa, la sorpresa de encontrar una metodología lo suficientemente flexible para orientar nuestras pasiones y lo suficientemente rigurosa para aterrizarlas al mundo; nuestro segundo año será, luego de la sorpresa, el año del entendimiento.