Junto a la cama de un enfermo terminal
“Dios es jefe, no un empleado. Nos escucha, pero no obedece.”
-Barbara Bretón-[1]
Estando al pie de tu cama esta noche, viéndote sumergido en un profundo sueño con el fin de aliviar un poco tu dolor, me siento impotente, me siento triste, siento que te estoy traicionando al ver tu agonía y no poder hacer algo que mitigue el fuerte dolor que invade tu cuerpo. Me siento enojado con la enfermedad que consumió tu cuerpo lleno de vitalidad. ¿Dónde quedó tu fuerza? Siempre me pareciste invencible. Es increíble como todo cambia en un momento.
Con lágrimas en los ojos elevo a Dios una oración por ti, pidiéndole que te dé vida, que me conceda más tiempo contigo. Tiempo…Algo que tristemente es imposible recuperar…Si lo hubiera aprovechado mejor…Daría todo por ser yo quien estuviera enfermo y no tú… Dios, toma mi vida en lugar de la suya, dale vida a él, tómame a mí, pero a él no. Estoy conforme con cómo ha sido mi vida hasta ahora, gracias por todo, gracias por tu ayuda, por tu fidelidad, por tu respaldo. A tu cuidado Señor encomiendo todo lo que soy…
Pero mi oración es inútil, el soplo de vida en ti se está apagando y yo estoy más sano que nunca, ¡Que injusta es la vida! Mi clamor a favor de ti es sincero, pero pareciera que el cielo esta cerrado y no escucha mi petición. Quisiera que estuvieras despierto, charlar contigo una vez más, agradecerte de nuevo por compartir tu vida conmigo, agradecerte por ser mi amigo, mi confidente, mi paño de lágrimas, mi consejero, quien siempre me empuja a la vida y logra que haga las cosas a pesar del miedo. Sé que el final llegara, aunque no quiero pensar en ello ahora, sin embargo, es inútil, lo pienso todo el tiempo, es más…De alguna manera el final ya llego, estás bajo una sedación paliativa, lo que significa que tu dolor es incontrolable, lo que es igual a que la muerte está cerca. Si tan solo pudiera cambiar el final de la historia…de nuestra historia.
Mientras el final llega aquí estaré, al pie de tu cama, velando tu sueño, es lo único que puedo hacer, no quiero separarme de ti, quiero estar a tu lado hasta el final, si eso es lo que esta a mi alcance, eso haré, y lo haré con intención, en vida hiciste mucho por mí, más de lo que yo hice por ti. Si la vida me esta otorgando este regalo sin haberlo pedido, lo recibiré.
Aquí estoy Señor, aquí está mi vida, úsala para bendecir, amar y cuidar la vida de mi amigo a quien tanto amo. Enséñame cómo serle útil en este tiempo, que él pueda sentirte a ti a través de mí. Espíritu de Dios guíame, ven conmigo a cuidarle. Él está dormido, quizá ni cuenta se da de que yo estoy aquí, solo te pido a una cosa: Ayúdame a amarle y a cuidarle tal y como tú lo harías…
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Referencias:
Pérez, G. (2019). Convénceme de vivir. México: Diana.
[1] Véase el libro: Convénceme de vivir, por Gaby Pérez Islas, página 21.