Líderes de cuarta
Durante los últimos seis meses de Covid, han pasado muchas cosas y no ha pasado nada, todo al tiempo. Hemos estado expectantes a ver qué sucede, y a la vez hemos corrido frenéticos a reinventar las cosas, a salvar los muebles, a ponernos en modo crisis, a acaparar el papel higiénico. Lo que sí ha sucedido en el campo del liderazgo mundial, es que se ha consolidado definitivamente la figura de los “líderes de cuarta”.
Me explico. En días pasados asistí (virtualmente) a una presentación de perspectivas económicas, donde se nos hablaba de las tres economías que se están dando en paralelo, acentuadas por esta pandemia: la economía real, la del sector financiero, y la de la cuarta revolución industrial.
Los desempeños de estas tres economías son diametralmente diferentes, con la primera de éstas en crisis total, perspectivas de estancamiento prolongado, e impacto en la mayoría de la población. El sector financiero increíblemente va subiendo, recuperándose de un bajón, pero mejor que cuando todo esto empezó. Y el sector de la cuarta revolución industrial, disparado, mejor que nunca, picando en punta para nunca mirar atrás. Lo que comenzó como un concepto del Foro de Davos acuñado por Klaus Schwab en 2016, la cuarta revolución industrial, se ha convertido en el protagonista absoluto.
Los líderes de la cuarta revolución industrial fueron anticipados en 2017 por Scott Galloway en su libro “The Four”, refiriéndose a Amazon, Apple, Facebook y Google (Alphabet). Efectivamente, 3 años después, y acelerados por la pandemia y la hiperglobalización previa que la exacerbó, hay un selecto grupo de “centimilmillionarios”: los señores Jeff Bezos, Tim Cook (en nombre de Apple), Mark Zuckerberg y el dueto Larry Page/Sergey Brin, mandan la parada y se consolidan como los líderes de la cuarta revolución industrial. Los acompaña el excéntrico señor Elon Musk con Tesla, como para ponerle un poco de sabor a la cosa, y quizás por los lados está el señor Bill Gates como emérito accionista de Microsoft con ínfulas altruistas que no compro del todo todavía. Con su medio trillón de dólares de net worth combinado, estos son los “líderes de cuarta”.
El primer aspecto que llama la atención en el perfil de estos líderes es la combinación de su formación tecnológica con un empuje hacia el emprendimiento, que se está convirtiendo en la norma del éxito de hoy. Su formación e inteligencia (IQ) son sobresalientes, y su instinto agresivo en prácticas empresariales es arrollador. Esto los hace increíblemente capaces en las organizaciones que dirigen, y pueden correrle la silla al que echa código, no le comen a nada. Su estilo de exigir resultados es implacable, y todos vamos a tener que bailar a ese ritmo tarde que temprano.
Sin embargo, este estilo trae un colateral altamente cuestionable: la ética. Los Simón Borrero de Rappi y otros personajes criollos, empiezan a erigirse como modelo de inspiración de liderazgo para los jóvenes que vienen detrás de nosotros. Desafortunadamente, sus prácticas de manejo de gente, prestaciones, sindicatos, horarios, salarios, etc… y su poco compromiso ético es notorio. Historias glamorosas como el famoso “gig economy” o “service economy” (Uber et al) son un doloroso asomo de lo que viene a medida que acumulan poder. No importa qué tan bonito lo pinten, la flexibilidad laboral es una cosa, y evadir responsabilidades es otra. Soy todo menos mamerto, pero no comulgo con estas prácticas.
Por otra parte, al interior de las organizaciones, este estilo tan particular está desplazando las habilidades de inteligencia emocional (EQ) que tan de moda están por estos días como herramienta de liderazgo, y, eventualmente, el “enfant terrible” de camisa negra o camiseta blanca va dejando sangre por los pasillos y la humanización de la gerencia parece estar retrocediendo. Quisiera estar equivocado, pero algunos de mis clientes de coaching están favoreciendo el modelo “pataletas Zuckerberg” o “maltrato Jobs” y me asusta.
El segundo elemento crítico en este “liderazgo de cuarta”, es la nueva postura del líder en la sociedad, la de su papel más allá del cargo que ostenta. Los líderes de cuarta de los que estamos hablando, están influenciando todo en nuestras vidas y a la vez evadiendo las discusiones que importan. Mucho se ha hablado sobre la influencia de Facebook en las elecciones de Estados Unidos en 2016; muy mediático es el llamado del Congreso a deposición a estos personajes, o las multas (simbólicas para estos monstruos) de la Unión Europea pero muy poco es el impacto real de estas discusiones.
Las personas con mayor poder e influencia del planeta no están participando en las conversaciones que importan, no se comprometen en público, pero ciertamente manipulan en privado para lograr consolidar su extraordinario poder: para dar perspectiva, la semana pasada, sólo Apple alcanzó recientemente el valor de 2 trillones de dólares, lo cual es más que el Producto Interno Bruto de España que esta(ba) en 1.4.
Algunos podrían ver como positivo el que los líderes de cuarta no sean tan mediáticos o charlatanes como su generación anterior (Richard Branson); tal vez sea mejor que no haya agendas idealizadas de los barones de industria del siglo XX sólo para su lucro propio (las tristes APP), pero yo los sigo viendo de cuarta en este sentido.
Sin embargo, no todo es malo: algunas de sus prácticas de gerencia son frescas y ágiles, favorecen el “intrapreneurship”, y desafían conceptos tradicionales, en especial en marketing, gestión humana y estrategia. Algunos de sus ejecutivos tienen libros de moda: “Work Rules” de Laszlo Bock/Google, “Option B” de Sheryl Sandberg/Facebook, etc… y tal vez recuerden que Bezos prohibió las presentaciones. Eso es un avance. Además, su genialidad y creatividad son envidiables, su capacidad de trabajo y retención de información algo del otro mundo.
Si pudiéramos tomar lo bueno y dejar lo malo, podríamos tener líderes de la cuarta revolución industrial que sean de primera. Conozco un par que hacen un trabajo estelar y no han permitido que su IQ o su ego los secuestre, insisten en trabajar su inteligencia emocional (EQ) y tienen valores y ética a prueba de balas. Todavía hay gente que participa en discusiones más grandes que su pedacito sin agenda propia alguna, existen líderes que sirven y que no buscan ser servidos. Aunque parezca mentira, hay personas que están satisfechas con el dinero que tienen y no están interesadas en acumular hasta el infinito mientras que el mundo se ahoga.
Estoy convencido que es posible ser un líder de primera a pesar de estar en la cuarta revolución industrial, creo que los modelos de servicio y disciplina con amor nunca pasan de moda, así podremos ser líderes de primera en tiempos de cuarta.
Fundador en Carlos Rodriguez Coach
4 añosGracias Victor por tan aclarador y reflexivo texto. Afortunadamente ya vienen otros líderes de 5ta Dimensión. Más guiados por sus niveles de consciencia y menos por las reglas del mercado. Más por su intuición que por las super estrategias que no dejan de navegar en el mundo de lo dual. Y si podemos combatir estos modelos inequitativos, desiguales y ante todo depredadores, directa o indirectamente. Los podemos combatir pero como lo enseña el aikido, sin resistencia, fluyendo, armonizando en vez de vencer y uniendo en ves de dividir. Ver a estás empresas y sus líderes incluso con compasión, si porque ellos no lo saben pero están perdidos y lo peor sirven a intereses alejados del mundo espiritual. Ellos buscan exito, fama y dinero y otros buscamos paz mental, servir y brindar amor a la mayor cantidad de seres durante el mayor tiempo posible a través de nuestros pensamientos, palabras y acciones. Namasté.
Servicios de consultoría en BIOSEGURIDAD
4 años"existen líderes que sirven y que no buscan ser servidos", la escencia de un lider de primera en una cuarta revolución. De eso estamos convencidos!