La bola de cristal

La bola de cristal

Unas pregunticas para arrancar: ¿Por pura casualidad sumercé es tan esotérico que puede "predecir" lo que dicen los demás? ¿Alguna vez ha asumido que sabe lo que otra persona está pensando y, con base en esa suposición, ha evitado poner un límite?

Pues le tengo noticias, la lectura de pensamiento es uno de esos atajos mentales (somos flojos y buscamos economía mental, nada que hacer) que nos llevan a tomar decisiones que, a la larga, pueden perjudicarnos.

¿Qué es la lectura de pensamiento?

Primero lo primero, la lectura de pensamiento es una distorsión cognitiva que consiste en creer que sabemos lo que los demás piensan sin tener pruebas concretas. Mejor dicho, creer tener la razón y enrancharse en que su intuición no le falla. Por ejemplo, digamos que sumercé está comiendo longaniza y chunchullo (salchichas de soya para los vegetarianos) con su algo o casi algo, y esta persona le quiere compartir papita criolla con guacamole, pero a sumercé no le gusta el aguacate, sin embargo, se lo recibe argumentando para sus adentros que "ya sabe el genio que se carga". Entonces se dice cosas como: "Donde le diga que no, quién se l@ aguanta con su cantaleta" o "Me tocará recibirle para evitar un conflicto", por lo que sumercé se termina volviendo Gokú con el ultrainstinto desbloqueado: en silencio, calladito y con cara venenosa, evitando cualquier "ataque" enemigo (para ver a Gokú en acción clic aquí).

¿Por qué esa maña de no poner límites?

La cosa es que sumercé calladit@ esquivando conflictos, también evita plantear un límite que es sano para sí mismo (ojo, poner un límite no implica agresividad u hostilidad, implica contundencia). Las razones detrás de esa evitación son varias. Por ejemplo, el miedo al rechazo, sumercé puede creer que si pone un límite, la otra persona se molestará y entonces no lo aceptará (no se diga mentiras, sí es importante recibir aceptación). Otra razón puede ser la culpa, porque está latente ese sentimiento de "el que no vive para servir, no sirve para vivir" (gracias Rabindranath Tagore por salir con ese apunte), y entonces sumercé piensa que no está cumpliendo tal regla al decir que no o al priorizar sus necesidades. Le queda la tarea de explorar muy en sus adentros y en sus afueras qué es eso que le lleva a evitar poner límites.

Los peligros de evitar los límites

Cuando sumercé depende mucho de la bola de cristal para leerle el pensamiento al otro y habitar cuerpos ajenos, pues su cuerpo se resiente porque no ha podido expresar sus necesidades, y a su vez esto puede afectar su relación con otros. Otro efecto de la bola de cristal es el agotamiento, imagínese estar diciendo que sí todo el tiempo... La energía no da para tanto. Y por último, hay una pérdida de autoestima, que es ese sentimiento bien raro, bien feo, que le dice que sumercé es menos valioso porque cree que no es capaz de defender su terreno (algo de eso dice en esta entrevista).

¿Cómo pinchar la bola de cristal y establecer límites saludables?

Primero que todo, póngase en modo desafiante con usted mism@. Puede decirse cosas como: "¿Qué fue mij@? ¿De dónde sacó esa conclusión? Ojo con eso manit@", o si sumercé es más formal pregúntese: ¿Hay alguna evidencia que confirme esto que creo?. En segundo lugar aprenda a comunicar sus necesidades, por más dichos y proverbios que lo tilden de maleducado, arranque las frases diciendo "yo" para expresar sus sentimientos y necesidades de manera clara y asertiva (véase esto). En tercer lugar, practique la autoafirmación, sumercé vale su peso en rodio dos o más veces (sí, el rodio es más caro que el oro) y reconozca su derecho a tener necesidades y a expresarlas. Por último, busque apoyo, así se crea el más darks, no está solo: hable con un amigo, pana, llave, parcero, familiar o terapeuta sobre sus dificultades para establecer límites.

Recuerde: Establecer límites no es egoísta, es una forma de cuidarse a sí mismo y, por ende, a sus relaciones. Tenga la certeza de que aprendiendo a decir que no y a comunicar sus necesidades, estará construyendo relaciones más sanas y auténticas. Tan auténticas que llegará el momento en que poner límites no se va a sentir maluco.

Claudia Liliana Fajardo Gómez

Abogada Laboralista | Gerencial del Talento Humano|Derecho Procesal|

2 semanas

Excelente Eduar Sánchez Moreno y muy cierto, por qué será que nos cuesta tanto poner límites?. De hecho creo que, a las mujeres tradicionalmente se nos ha impuesto una pesada carga social, moral, familiar y laboral, que nos ha impedido poner límites, quizas por el temor de que los demás piensen que no eres una buena hija, una buena madre o esposa.

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Otros usuarios han visto

Ver temas