El sesgo de confirmación en la toma de decisiones

Según la Wikipedia "una creencia es el estado de la mente en el que un individuo supone verdadero el conocimiento o la experiencia que tiene acerca de un suceso o cosa. Cuando se objetiva, el contenido de la creencia presenta una proposición lógica, y puede expresarse mediante un enunciado lingüístico como afirmación. Básicamente creer significa dar por cierto algo, sin poseer evidencias de ello."

Las creencias están muy relacionadas con el sesgo de confirmación, -de nuevo recurrimos a la Wikipedia - "que es la tendencia a favorecer, buscar, interpretar, y recordar, la información que confirma las propias creencias o hipótesis, dando desproporcionadamente menos consideración a posibles alternativas."

El sesgo de confirmación tiene un efecto mucho más potente en situaciones con un fuerte contenido emocional y en creencias firmemente enraizadas. Este sesgo nos lleva como dice el refrán a "sostenella y no enmendalla" y nos lleva a interpretar cualquier prueba ambigua como confirmación de nuestra postura pre-existente llevando a encontrar correlaciones ilusorias entre causa y efecto que no sorportarían un análisis reposado.

Las creencias y el sesgo de confirmación son muy utilizadas por nuestro cerebro ya que nuestra capacidad de procesar información es muy limitada y nuestra mente busca "atajos" para poder tomar deciones de una manera económica.

Ambas llevan con frecuencia a directivos, generales o políticos a tomar decisiones desastrosas con el único aval de la "intuición", el problema viene cuando la realidad nos pasa factura y el daño ya está hecho. ¿Cómo evitar caer en las redes del sesgo de confirmación? Es muy complicado, pero hay varias técnicas que nos pueden ayudar a tomar la mejor decisión.

En primer lugar admitir que todos tenemos prejuicios e ideas preconcebidas, nadie se libra, nadie. Cuando antes admitas que tu bagaje vital te está aconsejando todo el tiempo de manera incosciente mejor. Está bien escuchar a tu intuición, pero es de locos fiarse sólo de ella.

En segundo lugar plantéate la alternativa opuesta a la decidida, busca datos que apoyen esta opción y haz de "abogado del diablo", somete a debate interno esa decisión para encontrar argumentos con los que hacer frente a la postura opuesta.

En tercer lugar discute tus ideas con un comité de varias personas de confianza, obviamente no puedes hacer esto con todas las decisiones, pero por lo menos con las importantes sí, comparte tu decisión y los argumentos que la sustentan, si sometes tus ideas geniales a debate en tu entorno de confianza más de una vez te evitarás tropezones.

Por último no tomes decisiones importantes en caliente, las buenas decisiones se toman de manera reposada, midiendo y analizando, si te dejas llevar por los impulsos -salvo que te toque la lotería- te vas a empotrar contra una pared. Por desgracia todos miramos al afortunado ganador de la lotería y no nos fijamos en todos los que han perdido. Y si encima alguna vez hemos acertado con un impulso podemos llegar a creernos que ese sistema siempre funciona.

Nuestro cerebro intenta ayudarnos lo mejor que puede, esa ayuda incluye las mentiras piadosas, queremos creer que la realidad es como la precibimos, pero por suerte o por desgracia la realidad sigue su camino. En este mundo de prisas el sesgo de confirmación tiene siempre las de ganar, intentemos tomar de manera reposada las decisiones importantes en la vida personal y profesional para maximizar los beneficios de estas.