La codificación de nuestros sesgos
Los sesgos en las organizaciones suelen ser muros difíciles de brincar, sin embargo, en algunos casos representan tan sólo la mitad del problema. Una conducta repetida e instalada en la cultura de una empresa, es fruto de años de codificación.
Hace un par de semanas publiqué un artículo en mi perfil sobre la igualdad de las mujeres, en donde el autor teorizaba sobre- cómo la sociedad está codificada para que la mujer tenga que abandonar comportamientos propios de su género y es forzada a adoptar los comportamientos esperados de un hombre -y eso es lo que llamamos "igualdad".
Esa lectura me hizo llevar esa reflexión a otros campos de mi vida, en específico el ámbito de la comunicación ¿Cuántas veces me he enfrentado a situaciones que estaban codificadas con reglas, normas y parámetros que a primera vista parecían sesgos? Les comparto un ejemplo fascinante: En los juicios importantes, existe gran dedicación y estudio en la selección del jurado. La religión, descendencia, estatus social, grupo familiar, profesión y reputación son tomadas en cuenta para definir el grupo de personas que impartirán justicia. Es una forma brillante de emparejar individuos similares, basados en la codificación de su conducta y posibles sesgos (acá un ejemplo de una película). Entonces, si no participas en la selección del jurado, partes con desventaja, hay un código que se estableció y del cual no formas parte.
Hay conductas en las organizaciones que aunque parezcan individuales y aisladas, son hijas de normas y reglas que se establecieron en algún momento como acuerdos sociales, y aunque no se divulgaron entre los empleados, hubo un pacto intangible que el modo de trabajar era ese, y así "nació el código"
Debemos tener conciencia de todo lo que rodea al proceso de la comunicación, el contexto, códigos, sesgos, símbolos; la suma de todo y algo más, de lo contrario, partiremos con la misma desventaja que el abogado que no pudo seleccionar a su jurado.