La comunicación en prostitución

La comunicación es apasionante, es un mundo que no cambia todos los días, cambia muchas veces durante el día. Ser comunicador es más que escribir noticias, hacer publicaciones o entrevistar. La vida de un comunicador está inmersa en la estrategia, el pensamiento analítico, creatividad, aprendizaje incansable, crear reputación, etc.

En Costa Rica, y muchos países de la región, las carreras relacionadas a comunicación están saturadas y muy cerca de un colapso. La gran cantidad de comunicadores que se gradúan cada año incrementa la demanda de trabajo en un mercado de pocas ofertas laborales.

La necesidad de tener trabajo e ingresos económico impulsa a muchos colegas a prostituir la profesión al mejor postor.

Por ejemplo; planificar, analizar, diseñar y ejecutar un proyecto o una campaña que tiene un valor (ficticio) de $100, comunicadores lo hacen por la mitad o mucho menos. Insisto, por necesidad.

He notado que las empresas buscan comunicadores, en sus ofertas solicitan un perfil con muchos años de experiencia, ser bilingüe, con trayectoria en empresas destacadas y otros valores, pero la oferta económica no cumple en muchas ocasiones el monto mínimo que pacta el Colegio de Periodistas.

En Costa Rica hay muchos profesionales en comunicación con un gran talento, apasionados por su trabajo y con aspiraciones importantes, pero deben aceptar pagos en ocasiones precarios por sus proyectos. Es eso, o trabajar en UBER, Call Center u otros.

Muchos sabemos que la riqueza de ser comunicador no está ser millonarios, está en el aprendizaje y experiencias que se suman cada día.

La comunicación no se puede prostituir, nuestro trabajo tiene valor.