La decisión de no ser madre
Capítulo 9 de Mujeres Sabias y Maravillosas
Simon de Beauvoir nació a principios del siglo XX y fue una de las primeras defensoras de la mujer. Mantuvo una relación sentimental con Jean-Paul Sartre, decidiendo no casarse y no tener hijos, algo inédito en aquella época. Ella dijo “la maternidad es una especie de servidumbre”. En su libro “El segundo sexo”, obra de referencia del feminismo, explica que las mujeres empujadas a ser madres crían hijos infelices.
“Los hijos no son un substituto del amor; no reemplazan un objetivo de vida rota; no son un material destinado a llenar el vacío de nuestra existencia; son una responsabilidad y son un pesado deber. No son el juguete de los padres, ni la realización de su necesidad de vivir, ni sucedáneos de sus ambiciones insatisfechas. Los hijos son la obligación de formar seres dichosos” Simon de Beauvoir, 1949.
La actriz que representa el papel de Samantha en Sexo en Nueva York afirmó que a pesar de tener instinto maternal, no deseaba ser madre. Cameron Diaz postuló que aunque le gustaba proteger a los demás, nunca se sintió atraída por ser madre. Jenifer Aniston, harta de desmentir constantemente un embarazo ante la prensa declaró : “La forma en que la prensa me retrata sólo es un reflejo de cómo la sociedad ve y retrata a las mujeres en general”. Maribel Verdú expresó “Jamás he dudado de mi decisión de no tener hijos. Ni medio minuto. Nunca he sentido eso que llaman instinto maternal.”
La periodista María Fernández-Miranda, escribió ‘No madres. Mujeres sin hijos contra los tópicos’ un libro en el que narra su propia experiencia (estuvo cuatro años sometida a procesos de fecundación fallidos) y recoge el testimonio de diez mujeres (actrices, periodistas, presentadoras, cantantes…) que reivindican la vida sin hijos.
La sociedad nos impulsa a creer que una mujer sin hijos, no es una mujer completa. No ocurre lo mismo con un hombre que decida lo mismo, al contrario. Gloria Steinem dijo que no por tener útero debemos ser madre, como no por no tener cuerdas vocales debemos convertirnos en cantantes de opera.
Una amiga mía siempre ha tenido claro que no quiere tener hijos. A ojos de todos el mundo tiene el perfil de una madre perfecta. Una mujer cariñosa, que cuida de todo el mundo y a la que le encantan los niños. Los pequeños siempre se quedan encandilados con ella y con todas sus gracias, posee capacidad de seducción sobre ellos. Pareja estable, vida tranquila y una profesión libre que le permitiría conciliar vida laboral y familiar. Imagino, que aunque no lo dice, debe haberse sentido presionada muchas veces, pues todo el mundo, durante años le ha estado realizando la típica pregunta ¿por qué no tienes niños?, incluso yo misma. Tal ha sido la presión, que ahora a los 50 años y cuidando de su sobrino bebé, el arrepentimiento pasó un instante por su cabeza y estuvo dos días triste. ¿Hubiera pasado ese amargo momento de no sentirse presionada por “el deber de ser madre? ¿por esas frases hechas que dicen que es la experiencia más maravillosa de la vida y que si no la tienes eres una egoísta? ¿habrán presionado también a su marido?. Si a los hombres no se les juzga por decidir no ser padres, ¿por qué a nosotras sí?
El tema de la maternidad ocupa buena parte de la novela Mujeres Sabias y Maravillosas, enfocado desde distintas ópticas: Mujeres que son felices siendo madres y que lo han escogido libremente, aquellas que no quieren serlo, por muy diversas razones, otras que desean ser madres y no lo consiguen, incluso aquellas que se convierten en madres sin esperarlo.
Hay una edad en la que parece que todas debemos empezar a pensar en ser madres, es el peso del reloj biológico. La realidad es que la natalidad presenta unos ratios bajos desde que la mujer se incorporó al mundo laboral, alcanzó la independencia económica, surgieron los anticonceptivos y pudo tomar decisiones libremente. ¿os dice algo?
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