LA EMPATIA EN LA COMUNICACIÓN CREA UN AMBIENTE LABORAL SANO
La comunicación empática no es sólo un componente importante de la relación humana, sino una herramienta valiosa en cualquier ambiente sea de trabajo o ámbito social. La comunicación empática es una actitud que poseemos todos o que se puede adquirir a través de la formación. La palabra “empatía” deriva del griego empátheia (sentir dentro) y se refiere a la capacidad de ver el mundo a través de los ojos de otra persona.
Este aislamiento producto del Covid-19 ha traído consecuencias globales tales como romper los sueños de muchos jóvenes, poner entre paréntesis nuestras formas habituales de encuentro, quebrar proyectos personales, sociales, políticos y económicos, entre otras. En ese escenario, es lógico pensar que para muchas personas se haya perdido el sentido de sus vidas. Por ello debemos practicar los sentimientos de empatía, escucha activa y tolerancia, ya que debemos tener en cuenta que todo ha cambiado acrecentándose los temores y el stress.
Es de suma importancia que la esencia y presencia de la empresa esté alineada con las circunstancias actuales para no dar una mala imagen, evitar problemas y así poder transmitir valores de empatía a nuestros seguidores y hacerlos sentir que estamos y seguimos a pesar de todo, es decir, dar un mensaje de forma honesta, creíble, constante y consistente.
La compresión activa
Cuando nos comunicamos hay dos vías principales:
La comprensión intelectual, propia de aquellos que quieren entender los hechos. El oyente se centra en los acontecimientos que tuvieron lugar y la forma en que se alternan. La atención se centra en lo que el otro está diciendo.
La comprensión empática. Aquí enfocamos la atención en cómo nuestro interlocutor está hablando. El focus se centra, por lo tanto, en los matices emocionales de la narración que proporcionan información sobre el estado de ánimo del narrador.
La escucha activa: instrumento de la comunicación empática
Para generar confianza es necesario demostrar la capacidad de escuchar y esto no significa quedarse quieto y no interrumpir, se trata de un comportamiento proactivo por el cual se llega a ser capaz de entender al otro. La escucha activa evita los bloqueos de comunicación y favorece la empatía.
Estas son las características típicas de los bloqueos:
· Actitud indagadora más atenta a los detalles de lo sucedido.
· Imposición de soluciones basadas en su experiencia. Quien ofrece soluciones fáciles para los problemas de los demás a menudo se ofende si no le hacemos caso.
· Frases consoladoras generalistas que no toman en cuenta la naturaleza específica de la situación.
· Expresión de opiniones personales sobre lo que pasó.
Elementos que debemos tener en cuenta
Estos tres elementos que deben ser considerados para una comunicación clara:
Transparencia: se debe transmitir confianza al colaborador, durante la pandemia nos dimos cuenta que hay que ser claros. Además de evitar información errónea, dar a comunicar las medidas de seguridad adaptadas al momento que estamos viviendo, es decir, aliviar a nuestra comunidad laboral y no fomentar miedo.
Empatía: agradecer, entender y solucionar. El objetivo es comprender la situación por la que estamos pasando y satisfacer las necesidades, al estar viviendo la misma situación podemos lograr que nuestros colaboradores se sientan comprometidos.
Valor: en estos momentos la comunicación debe ser útil, y en todo momento dar a conocer nuestra intención de hacer las cosas bien.
Conclusión
Ahora es tiempo de que sepamos escuchar lo que esta crisis mundial tiene que decirnos. Ni la pandemia ni la post pandemia nos traerán sentidos concretos o específicos, pero sí rumores de que no hemos estado haciendo las cosas bien, por eso los nuevos sentidos deben estar atentos a este rumor.
Quizá debamos pensar en asumir formas de sociabilidad con distanciamiento, al modo de muchos países asiáticos; reinventar nuestra sociabilidad sin que perdamos nuestra humanidad. Es decir, lo importante no es tanto si no nos abrazamos o si no nos damos besos en las mejillas, más importante aún es que no perdamos nuestra humanidad, nuestra benevolencia, compasión y alegría.
Así, las formas de cortesía y saludos podrán cambiar, pero orientados por lo que hemos ganado como humanidad. Si perdemos abrazos, pero ganamos solidaridad, entonces en buena hora el cambio, pues eso nos enriquecerá como personas y como comunidad.