La era de la distracción

Me llamó poderosamente la atención el artículo publicado por el NY Times y muy acertadamente titulado "El fin de la reflexión" , pues pone de manifiesto un tema que se está volviendo cada vez más crónico como lo es la permanente distracción en la que vivimos.

La falta de reflexión lleva a análisis muy pobres y en consecuencia a realizar un trabajo con una visión miope que deja de lado muchos de los puntos valiosos a tratar y resolver. Ya es parte del paisaje que las personas estén trabajando con una ventana en su asunto de oficina y otras tres en diversos temas, desde la red social hasta las noticias locales, sumado al constante bombardeo de notificaciones del teléfono móvil y la lluvia de correos electrónicos, los cuales en buena parte no son relevantes.

El panorama preocupa porque si hace más de dos mil años ya filósofos y budistas tenían claro que parte de la naturaleza de la mente es su tendencia hacia la distracción, por lo que concentrarse en cualquier cosa es un reto, ahora en éstos tiempos de hyper-estímulo informativo donde hay más cosas en que distraerse que en cualquier época previa de la humanidad, surge el dilema ¿A qué hora se piensa?

Entendiendo que ésto también tiene su lado positivo, pues la dinámica de estímulos también potencia nuevos desarrollos al sumar ideas de muchos, el punto es que queda de lado aspectos fundamentales como la introspección, perdiéndose parte de la esencia humana.

La buena conversación se volvió exótica.

Las consecuencias van desde lo rutinario, donde un documento puede pasar por tres manos y aún así salir con errores de fondo que nadie vio, hasta llegar a estilos de vida en automático en donde las opiniones son ligeras y se tiene una amplia referencia de muchas cosas y un escaso conocimiento de cualquiera de ellas.

Esperemos que los puntos de quiebre no lleguen en el momento en que sea claro que gastamos buena parte de la vida sin darnos cuenta de ello.